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OPINIÓN - SÁBADO 8 DE ABRIL DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Cuando por algunas causas se levantaba la polvareda en una calle de cualquier ciudad, en un barrio o en un país siempre, como si fuese ley no escrita, aparece otra cosa, que acalla aquella que durante quince días ha sido noticia de actualidad.

Y es lo que decía mí abuela, que ya saben ustedes que era sabia cuando en mi calle, por un suponer, alguna chica salía algo adelantada a su tiempo y se tenía que casar de forma rápida. En ese momento, mí abuela solía decir, que nada de preocuparse porque dentro de quince días saldría algo que nos llevaría a olvidar eso, que en aquella época era el no va más, para tener que preocuparnos de lo que era noticia del momento. Y como siempre, llevaba toda la razón del mundo.

Hoy, por supuesto, no es noticia, eso de que una chica se tenga que casar de prisa y corriendo ante la mala digestión que le hace engordar la barriga. Eso ya está pasado de moda, como debe ser. Servidor no entendía, en aquella época, por qué se armaba tanto revuelo por un asunto como ese y el sufrimiento de los padres, ante lo que ellos consideraban una gran vergüenza para la familia

. Quizás porque, sin tirarme ningún farol, era un adelantado a mis tiempos y aquello, por lo que todo el mundo se echaba las manos a la cabeza, me parecía lo más normal del mundo, igual que me parecía normal que una señorita o una señora encendieran un cigarrillo y se lo fumasen, cuando eso de fumarse un cigarrillo, en aquella época tan atrasada, sólo era cosa de aquellas criaturas que se dedicaban al trabajo más antigüo de la humanidad.

Una soberana gilipollez, propia de aquella atrasada época, donde las mujeres llevaban unos velos de luto que les cubría la cara y se nos castigaba , con todas las penas del infierno, a quien se parase a mirar, simplemente, la propagan de la película Gilda. Y ni te cuento, serrana del alma, si pasabas ante un cura y no ibas a besarle la mano. Servidor, lo jura, por todo lo jurable y doy mi palabra de honor, que vale más que cualquier escrito que, jamás, le besé la mano a ningún cura, a los que consideraba, ni más ni menos, como a un señor igual que otro que tenía esa profesión, como mi padre tenía la suya y no había razón por la que se le tuviese que dar un beso en la mano.

Todo aquello de esa atrasada época no lo entendía por más vueltas que le daba a cada asunto. No es que fuese un incrédulo, pero es que me parecía ridículo ver a mi madre, una mujer joven, que tuvo la desgracia de perder a un hermano y poco tiempo después a su padre, estar sin salir de casa, con aquel maldito traje negro, y cuando por auténtica necesidad tenía que ir a la calle, colocarse un velo que le tapa la cara. Aquello, viendo a mí madre tan joven, me llevaba a pensar que a mí madre, toda esa ridiculez, la había enterrado en vida y mi carácter rebelde me llevó a luchar contra aquellas costumbres ancestrales de unos pueblos que no avanzaban, que se habían quedado parados en la historia.

Lo único claro que tenía, es lo que me repetía en muchas ocasiones mi adoraba abuela, cuando le sucedía algo a alguna mujer joven del barrio que tenía que casarse de prisa y corriendo para evitar, según decían, la gran vergüenza a la familia. Que esa historia, que todas las vencinas del barrio criticaban en reuniones y en las compras que iban a realizar a la tienda del barrio, se acabaría en quince días porque, sin duda alguna, otra historia vendría a relegarla a un segundo plano.

De todas aquellas historias, para no dormir, la única cierta es la que me contaba mí adorada abuela, de lo que iba a ocurrir, en cuanto pasasen quince días.

Y es una verdad como un templo. Trasladando esos quince días, a la política actual y a los acontecimientos que esa política nos lleva a vivir, en el día a día, nos encontramos que durante mucho tiempo, la noticia de la actualidad ha sido, sin duda alguna, el Estatut catalán y todo cuanto se ha opinado de él, por una y otra parte de los defensores del mismo y de los contrarios, incluidas las declaración de Alfonso Guerra, que eso merece un artículo aparte porque, una vez más, alguien importante dentro del mundo de la política, me viene a dar la razón, en algo que escribimos, en esta misma página, con motivo del asunto del Estatut. A igual que un gran analista político me da la razón, al decir que esto lleva camino de convertirse en un conjunto de repúblicas bananeras.

Pero, volviendo a lo nuestro, cuando más estábamos metidos en el asunto del Estatut, con sus dimes y diretes entre los máximos representantes de los dos grandes partidos políticos de España, incluso recogiendo firmas, el Partido Popular por toda España, para protestar por la cosa, saltó el comunicado de ETA y todo quisqui se olvidó del Estatut y de los catalanes para centrarnos en en el comunicado de la banda terrorista.

Y, ahora, en estos momentos, toda la actualidad está centrada en Marbella, que ha relegado a un segundo y tercer plano, el Estatut y el comunicado de ETA. Mi abuela llevaba razón, todo es cuestión de que pasen quince días.
 

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