PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

SUCESOS - JUEVES, 27 DE ABRIL DE 2006


declaración en el juicio. nicol's.

tribunales / audiencia
 

El testimonio de unos niños se opone al del testigo principal

Varios Policías Nacionales coincidieron
en relatar que unos niños “se acercaron
para hablarnos de seis pistoleros
que iban tapados”. A.A.D. afirmó
haberles visto las caras
 

CEUTA
Verónica Fernández
veronicafernandez@elpueblodeceuta.com

La declaración de varios agentes de la Policía Nacional que en la noche de los hechos acudieron a la plaza de San Daniel tras el tiroteo ha aportado nuevos datos hasta ahora no mencionados por los anteriores testigos. El jefe de la UDYCO en aquellos momentos relató a la sala cómo, al llegar al lugar del tiroteo, obtuvieron el testimonio de unos niños que aseguraban haber visto a dos grupos de tres personas tapadas y armadas ubicadas en unas escaleras unos y junto a la parada del autobús los otros.

Los niños, media docena de entre 8 y 10 años, comenzaron a seguir a los agentes por el lugar de los hechos y uno de ellos comenzó a decirles que había visto a “tres personas en unas escaleras -hasta las que nos llevaron- y a otras tres en la parada del autobús” en ese momento, los demás corroboraron al unísono este hecho y les explicaron que se habían asustado mucho pero “no dijeron nada de los coches”. Justo en el momento en que iban a preguntarles más cosas: “un grupo de gente les gritó algo en árabe y los niños salieron corriendo, fue imposible seguirlos”, explicó.

Esta declaración contradice la versión aportada por el principal testigo de la acusación particular y víctima del atentado, A.A.D., que aseguró en su comparecencia que “a pesar de hacerme el muerto pude ver bien la cara de quienes disparaban al coche en el que estaba con ‘Kimbi’”.

Todos los agentes que declararon ayer y que acudieron al lugar de los hechos nada más producirse el aviso coincidieron en la existencia y en la declaración de estos niños que luego no fueron localizados. Uno de los policías declaró que “el testimonio de los niños me parece veraz porque fue espontáneo, sin preguntarles, nosotros estábamos realizando nuestro trabajo y ellos vinieron a decirnos lo que habían visto, incluso nos llevaron hasta las escaleras en las que, supuestamente, habían estado los pistoleros apostados”.

Pero no ha sido ésta la única contradicción que ayer quedó manifiesta en la sala de la Audiencia Provincial ya que el testimonio de otro agente puso en duda la versión ofrecida por el conductor del autobús, testigo aportado por la defensa, que aseguraba que escuchó “como una traca de petardos” cuando estaba detenido en la parada pero que “con las condiciones de ese día era imposible ver la cara de los pistoleros y tampoco el color de un coche”. Sin embargo, uno de los Policías Nacionales que declaró ayer señaló que “a pesar de ser de noche, podía leer una placa de matrícula a 8 metros sin dificultad porque había una buena iluminación artificial”.

La defensa, por su parte, insistió mucho en el hecho de que no cabían tres coches alineados en la cuesta que da a la plaza y que, por lo tanto, “no era posible que estuviesen taponando la salida tal y como relataba el testigo de cargo”. Sin embargo, en la reconstrucción de los hechos quedó patente que sí era posible estacionar tres coches en dicha calle.

Otro punto conflictivo fue el referente a la prueba de la pólvora que le fue practicada a A.M.A., supuestamente sin permiso, y que resultó positiva. El jefe de la UDYCO, al que acusaba de haber hecho la prueba sin consentimiento, declaró que “si hubiera sido así hubiera quedado reflejado en la declaración y no se le hubiera realizado porque no podemos obligar a nadie”.

Escenario

Otro de los agentes relató cómo al llegar al Príncipe “nos encontramos un ambiente muy hostil con nosotros cuando no habíamos tenido nada que ver con el suceso”. Todos coincidieron en señalar las dificultades que tuvieron para obtener declaraciones de lo sucedido porque todo el mundo decía que no había visto nada a pesar de que eran muchas las decenas de curiosos que estaban en la plaza cuando la Policía Nacional llegó “apenas quince minutos después de que hubiera sucedido todo, sobre las 19.45 horas del 31 de diciembre”.

A pesar de que los primeros agentes llegaron al Príncipe apenas un cuarto de hora después del tiroteo, no encontraron allí ni herido ni cadáver “en realidad no sabíamos a qué nos enfrentábamos, sabíamos que había habido un tiroteo y que era posible que hubiera algún herido e incluso muertos pero cuando llegamos no estaban; había muchos curiosos, estaba el coche empotrado, ensangrentado y tiroteado y la escena del crimen muy manipulada”, explicó uno de ellos.

Todos los agentes coinciden en señalar que se hallaron “cuatro casquillos de bala en el interior del coche” y más de una quincena en el suelo de la calle aunque, dicen, “mucha gente recogió vainas que nunca llegaron a nuestras manos”.

Los abogados de la defensa le plantearon al jefe de la UDYCO la posibilidad de que A.A.D., acompañante de ‘Kimbi’ el día de autos, “acordara con los pistoleros llevarlo hasta allí y se diera un par de tiros para no levantar sospechas” a lo que éste respondió que al principio de la investigación se plantearon todas las hipótesis posibles y “los indicios me llevaron hasta donde estamos ahora”.

El jefe relató también que este tiroteo era uno más de los que había en Ceuta por aquella época, a mediados de los años 90: “aquí todo iba por bandas: los de Hadú, los del Príncipe... todo empezó porque ‘Kimbi’ quiso hacerse con Los Rosales”. A pesar de que, aparentemente, las bandas eran rivales “de vez en cuando se aliaban cuando tenían objetivos comunes: hoy somos enemigos, mañana lo arreglamos porque te conozco de toda la vida y al día siguiente te mato, era así como funcionaba esto hace unos años en Ceuta”.

Hospital

El inspector jefe que tomó declaración a A.A.D. en el hospital la noche de los hechos explicó que la víctima estaba “muy nerviosa” pero que, a pesar de ello, “fue capaz de dar los nombres de los pistoleros y los identificó entre todas las fotografías que le llevamos aquella noche al hospital”. Según su testimonio, al principio, la víctima no se atrevió a dar nombres pero que una vez dichos “los mantuvo” y que su declaración: “desencadenó todas las detenciones”.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto