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OPINIÓN - DOMINGO, 30 DE ABRIL DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

“Guerra Santa”: ¿Educación o intoxicación?
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

¿Qué es lo que pretenden los pamplinas de la Editorial Anaya en su libro dirigido a alumnos de segundo de la ESO? Si, a ese me refiero, al que ha sido denunciado por los propios padres por su visión arcaica del Corán y sus referencias, nada menos que, “a la guerra santa contra los infieles”. Eso, así expuesto, así escrito y así enseñado es pura intoxicación.

Y para intoxicación educativa bastante hemos lanzado nuestras fulminaciones contra los repulsivos lavaderos de cerebro que son y han sido las ikastolas financiadas por el Gobierno Vasco y donde los libros de texto, también paridos por la Consejería Vasca eran más libelos y distorsiones históricas plagadas de mentiras e inexactitudes que herramientas para que el alumno aprenda desde la objetividad, la razón y la verdad. Las siniestras ikastolas han adoctrinado a generaciones de pobres niños y en pleno predominio del PP éramos muchos los periodistas que rabíabamos ante tamaña barbaridad, encontrando escaso eco en las alturas ya que, las posturas seculares de la democracia en cuanto a vascos y catalanes han sido de genuino Síndrome de Estocolmo y de tener a los nacionalistas contentos a cualquier precio.

Pero, afortunadamente Ceuta ni es nacionalidad histórica, ni nación , ni pertenece a una nación de naciones ni es tan siquiera una realidad nacional. Ceuta es una honrada Autonomía española cuyos ciudadanos no tienen afanes demenciales, sino ganas de evolucionar y prosperar, de alcanzar una buena calidad de vida y de que sus hijos se culturicen adecuadamente y con los parámetros adecuados, éticos y estéticos de una población europea y occidental. ¿Y como se puede aludir en Europa a que, el Islam, preconiza la guerra santa contra los infieles, es decir, contra los europeos? O es una provocación artera, mezquina e interesada para que prolifere y se expanda la islamofobia que ya ha despuntado en países como Holanda con hechos como el asesinato del cineasta Theo Van Gohg, es decir, un ataque frontal a la línea de flotación de los musulmanes y en ese caso sería tema a debatir en los Juzgados de Guardia por incitación a la violencia racial. O es que, los de Anaya son mentecatos e ignorantes, ignoran y ningunean las sensibilidades de los adolescentes y su incultura choca de frente con el grado de erudición que se requiere para elaborar, redactar y presentar un libro de texto, que es algo fundamental en su vertiente de manual de formación intelectual y moral.

No estamos en Cataluña donde se discrimina ferozmente a los niños que hablan español y se impone su lengua de ellos, lengua que no idioma, porque el catalán no tiene proyección universal y esa intoxicación lingüística. Cateta y provinciana, es aplaudida o al menos tolerada por Madrid, para no molestar a los nacionalistas.

Pues bien, los adolescentes de Ceuta y sus padres, aunque no sea independentistas, tienen todo el derecho a ser respetados y bien mirados, a que no se trate de ikastolizar su aprendizaje y distorsionar ideas, mensajes y realidades éticas a base de mentiras y cretineces. ¿Qué quiere Anaya? ¿Incitar al enfrentamiento entre culturas?. El libro tiene que ser retirado y mejor si lo queman en una plaza pública porque el fuego es elemento purificador del mal, pero no basta tan solo con una retirada a hurtadillas del texto de la polémica, sino que, a la vista de los sénecas de las editoriales, habría de formarse e integrarse en la Ciudad Autónoma un organismo de control educativo para estudiar, analizar y sopesar el contenido de los manuales dedicados a la enseñanza, ya que, al parecer el MEC no sabe ni por donde le da el aire y a la vista de sus distorsiones, capaces son los de Anaya de interpretar las Navas de Tolosa como una batalla ganada con apoyo logístico de la Cía y del Mossad.

El libro de texto ha ofendido a los padres, les ha intranquilizado y les ha hecho desconfiar de los futuros contenidos de los textos que vayan encaminados a la formación de niños y jóvenes. Todos los mecanismos de control han fallado en este supuesto, han fallado editores, correctores y autores, han fallado las autoridades educativas que no parecen considerar demasiado ameno revisar línea a línea los contenidos de cada libro, por si salta algún gazapo, que puede saltar y que, en esta ocasión, ha saltado.

Ahora es el momento de las torpes excusas y el cruce de acusaciones buscando al culpable de la pífia. Pero no hay problema, se le devuelve el dinero a los niños y se contrata el texto en cuestión con otra Editorial que tenga mejor vagío y sea más talentosa y sobre todo más respetuosa con el hecho evidente de que, los padres, lo único que podemos dejar realmente válido a nuestros hijos, es aquello que un naufragio no les pueda arrebatar: la mejor educación y la mejor formación en valores.

Si naufragas con maletas de euros, el mar te arrebata la maleta y te quita las joyas de oro y los títulos de propiedad, pero una carrera universitario o una buena formación profesional, un par de idiomas y ser una gran persona, eso el mar no te lo podrá jamás arrebatar, porque forma parte de ti.

Que los libros proporcionen a nuestros hijos aquello que nunca pueda arrebatarles el mar. Esa es nuestra exigencia y esa es su responsabilidad.
 

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