PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 30 DE ABRIL DE 2006

 
OPINIÓN / EL MAESTRO

El matemático Sergio

Por Andrés Gómez Fernández


En mis habituales visitas a los que ya considero como míos, espacios verdes naturales, siempre me encuentro con alguna sorpresa. En otros tiempos, ya lejanos, era raro no encontrarme con animales, lamentablemente desaparecidos en estos lugares, como pequeñas culebras, saltamontes, ranas comunes, ranas verdes, erizos, tortugas, y hasta, cucarachas negras… Mi sorpresa gratísima, en esta ocasión ha sido encontrarme con Sergio, un niño de diez años, de fácil palabra, que asombra, pese a corta edad. Enseguida iniciamos una interesante conversación. Se interesa por mis datados, cuál es mi nombre, a qué me dedico, dónde vivo, etc. Le digo que me llamo Andrés, que ya me dedico a nada, que fui maestro de escuela, hoy jubilado, que vivo en la Colonia…. Por su parte, me dice que su nombre es Sergio, que tiene diez años, que asiste a clase en un colegio próximo a su vivienda, que está muy contento, que su maestrea es muy buena, que le gusta mucho las Matemáticas, que estudia 4º de Primaria.En este momento me detengo, haciendo una reflexión. ¿Cómo a Sergio le gusta tanto las Matemáticas? Sabemos que para que un alumno se sienta interesado por esta materia, es de gran importancia que el maestro esté bien formado y motivado, con actitud cooperativa y de coordinación, para que no se produzcan expresiones como ¡Las Matemáticas no se me dan, son odiosas! Bien cierto es que por mucha voluntad que tenga un alumno, si no le gusta, difícilmente podrá aprenderlas. Por eso, si a Sergio le gusta las Matemáticas, pienso que su maestra tiene que motivar mucho a sus alumnos para que las vean muy atractivas.

De pronto, alguien desvía la atención de Sergio. Un hombre, con aspecto de mendigo y andares lentos, dirigiéndose a él, le transmite un consejo: “Si quieres vivir muchos años, come patatas, queso y pollo”. Sergio sonríe, y yo también. El hombre continúa su camino. Mi reciente amigo -hemos firmado un buen pacto de amistad-, me dice que se trata de un hombre que “está mal de los nervios”, que suele dar muchos “consejos”, que tiene determinadas manías, como por ejemplo, recoger papales del suelo y trocearlos, que suele dormir en los portones, que cada semana aparecen en barrios distintos…. Sergio continúa diciendo que es un hombre “que no está bien”.

Mientras yo sigo inspeccionando el espacio verde natural con la intención de “capturar” algunos moluscos gasterópodos terrestres –mala campaña, porque aunque en los últimos días ha llovido con suficiencia, nos ha tardado en venir- Sergio sigue contándome cosas de su colegio, de sus compañeros, de su maestra. Se siente muy feliz en el grupo, siendo muy querido y respetado por sus compañeros y maestros, en especial por su tutora. Pero tiene una “espinita clavada” con sus compañeros: no reconocen que es el mejor de la clase en las Matemáticas. Y me dice: “¿Cómo pueden dudar que soy el mejor, cuando mis notas son de sobresalientes? ¿Qué otros testimonios puedo yo aportar?”. Yo le digo, “que siempre habrá una mayoría que lo reconozcan, aunque existan aquellos que sienten envidia de tu capacidad para las Matemáticas. Pero no les haga mucho caso, porque se trata de la llamada “envidia sana”, es decir, que a ellos les gustarían estar en tu lugar. Terminarán por reconocerlo”.

Hay en Sergio, algo que en cierta medida, le acompleja. Me cuenta que cuando empezó el primer curso de Primaria, su salud no era muy buena: “Me resfriaba con mucha frecuencia, con problemas en la garganta, que me producía fiebres muy altas, de formas continuas. Ello impedía asistir a clase con regularidad, lo que me obligó a repetir el 1º curso. Yo tenía que estar a hora en 5º Curso, pero me encuentro en 4º. Ahora tengo una buena racha, aunque no sé si en algún momento me operarán”.

Continuamos con otros temas. Me cuenta que él tenía una burrita, “La Chata”, que convivía con un grupo de burritos. Estos fueron trasladados a la Península, no consiguiendo que su burrita se quedara con él. Dice, que él la montaba, que estaba identificado con ella. Iba a la feria utilizándola como montura. Ahora tiene noticias de ella: “Está embarazada, y pronto tendrá su cría”.

En el aspecto deportivo, le gusta el fútbol. Se siente seguidor de tres equipos importantes: Barcelona, Arsenal, Milán, por este orden. Claro, que ante el interesante encuentro Barcelona-Milán, del blue saldrá el finalista de la Copa de Europa, él prefiere que gane el equipo español. Lógico. También me cuenta que en su casa, en el negocio de su padre –viveros de plantas- hay muchos perros: “No sé exactamente cuántos son. Pero me molesta mucho sus ladridos. Hay uno que le está ladrando continuamente a un empleado de nuestro negocio. Él ya está acostumbrado, y se lo toma a broma, pero a mi me “pone de los nervios”. Pero no vaya a pensar que meda miedo”.

Ya llegaba la hora de la despedida. Había merecido la pena la visita a “mis” espacios verdes naturales. La “cosecha” de los moluscos citados no había sido rentable, pero repito, el encuentro con Sergio, muy positivo. Por un momento me sentí trasladado al aula del Colegio, donde permanecí tantas horas, dialogando con mis alumnos. En este caso, Sergio, ha representado a todo el grupo. Quedamos en que otro viernes/sábado, nos volveríamos a ver. Sergio me acompaña unos metros, pero todavía quedaba algo por decir, “lo que él quería ser de mayor”. De nuevo la problemática del tema vocacional, ¿Cómo, con diez años, iba a definir su ocupación futura? ¿Iría en la misma línea que el negocio familiar ¿O, sabiendo su inclinación por las Matemáticas, ser un profesor de esta materia en un Instituto? Pues nada de estas posibles hipótesis, aunque, de algún modo relacionado con las dos últimas. Probablemente buen conocedor de los entresijos del negocio familiar, en estos momentos echara algo de menos en el funcionamiento del negocio: un contable. Sergio, que también me comunicó que era un enamorado del ordenador, se sentía delante de él, registrando todas las entradas y salidas, las nóminas de los operarios, los pagos a realizar…. Quizás sea un sueño, pero realizable, y no dudo que puede ser el futuro administrador del negocio familiar. Pero, no olvida que sus compañeros de clase dudan de que en Matemáticas, él es el mejor….
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto