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SOCIEDAD - VIERNES, 18 DE AGOSTO DE 2006


Los alumnos del curso IDEM. reduan.

empleo / iniacitivas
 

Los alumnos del proyecto
IDEM tendrán prácticas,
pero no trabajo directo

Bienestar Social y Procesa apuestan
por una formación en diversos ámbitos
para facilitar el ingreso en asociaciones
 

CEUTA
Laura Fernández
laurafernandez@elpueblodeceuta.com

Las personas que sufren una discapacidad tendrán que demostrar lo que valen. Éste es el propósito con el que los alumnos del proyecto de Integración y Dinamización hacia el Empleo (IDEM) tendrán que responder ante la perspectiva de posibles ofertas laborales. Los cursos, financiados en un 70 por ciento por el Fondo Social Europeo y en un 30 por ciento por el Gobierno de la Ciudad, no ofrecen una garantía de trabajo directo al término de las clases, el próximo verano. A pesar de contar con un período de prácticas, que los alumnos realizarán en diferentes asociaciones de la Ciudad, será necesario demostrar todo lo que aprendieron para lograr quedarse como asalariados. Del mismo modo que cualquier otro estudiante. Procesa, empresa pública que gestiona los fondos europeos en el desarrollo de programas para favorecer la inserción laboral, la formación y la salida de la exclusión de diferentes colectivos ‘en riesgo’, no puede asegurar un puesto de trabajo en una empresa privada. Aunque “vamos a poner en ello todo nuestros esfuerzos”, informaron desde la sociedad de fomento. De hecho, la mayoría de los perfiles profesionales que saldrán del proyecto IDEM podrán desempeñar su labor, sobre todo, en centros y asociaciones públicas. Desde Procesa se insiste en que estos alumnos saldrán con unas competencias fundamentales en asistencia domiciliaria, optimización del ocio y tiempo libre, conocimientos de Braille –lenguaje de las personas invidentes- y capacitación para la asistencia a ancianos, niños y a otras personas con discapacidad. Sin embargo, la labor ulterior queda en manos de los propios alumnos. La consejera de Bienestar Social, Yolanda Bel, aseguró que privilegiar a un colectivo en detrimento de otro –jóvenes recién licenciados, mujeres con problemas de inserción laboral, etc.- sería incurrir en un agravio comparativo en el que ninguna administración desea caer. No obstante, desde la Consejería, recordó, “existen diferentes ayudas que todo el mundo puede solicitar para la creación de proyectos y la constitución de nuevas empresas”.

Bel insistió además en que la integración en el mundo laboral “es complicada para todo el mundo y, en el ámbito de la discapacidad, mucho más difícil”. Por este motivo, manifestó, “hemos querido comenzar la casa por los cimientos, no por el tejado” a través del proyecto IDEM, pionero en España por englobar a grupos que padecen las tres discapacidades: física, psíquica y sensorial.

Unos cursos a los que los alumnos acuden becados –alrededor de 300 euros por persona al mes- y que “les ofrece una formación privilegiada”, sostuvo. No obstante, aseguró, “habrá un período de seguimiento durante las prácticas que realicen en diferentes asociaciones ceutíes”, donde también recibirán su compensación económica. Tanto desde Procesa –dependiente de la Consejería de Economía y Hacienda- como desde los servicios sociales, recordaron que la última palabra la tienen las personas que padecen una discapacidad. Los medios están ahí, pero la labor debe ser de ellos. El trabajo con las asociaciones será continuo, insistió la consejera y portavoz del Gobierno, sin embargo, “la iniciativa propia de los estudiantes será determinante a la hora de incorporarse”. Como Ayuntamiento, aclaró, no podemos hacer más de lo que estamos haciendo. El responsable de Programas en Procesa, Javier Fernández, avanzó que si estas personas demuestran todo lo que han aprendido, las asociaciones no podrán prescindir de ellas.
 

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