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OPINIÓN - SÁBADO, 19 DE AGOSTO DE 2006

 
OPINIÓN / El MAESTRO

¿Libros gratis?

Por Andrés Gómez Fernández


La Junta de Andalucía ha estimado conveniente llevar a cabo un programa de gratuidad de libros de textos, que se extenderá el próximo curso a toda la etapa de Primaria y sucesivamente a la ESO.

En primer lugar, los colegios entregarán un cheque-libro a las familias que les permitirán adquirir en librerías o centros comerciales de su elección los libros de texto para el próximo curso.

El alumnado de entre 6 y 12 años, se beneficiará de esta iniciativa para lo que la Consejería ha consignado un presupuesto para tal efecto. Los libros serán propiedad de la administración educativa y permanecerán, una vez concluido el curso, en el Colegio para que pueda ser utilizado en años sucesivos.

Los centros elegirán los libros que estimen más adecuados para el desarrollo de su plan de Centro. Este material será renovado cada cuatro años, salvo para el primer ciclo de Primaria y el alumnado de Educación Especial, que se repondrá cada curso. Además, al final de cada curso, los centros revisarán el estado de los libros que no hayan cumplido el periodo de vigencia para sustituir los que estén en óptimas condiciones.

No se trata de un programa novedoso. A finales de los años 60, al menos en la provincia de Cádiz, se estableció un programa de gratuidad, con la misma intención que el de la Junta de Andalucía. El resultado fue negativo. Al año siguiente no se pudo repetir, ya que los libros estaban inservibles, pese al buen control de los maestros. Y estaba previsto para un par de cursos. La experiencia sólo abarcaba a los dos primeros cursos de la antigua Enseñanza Primaria.

Este proyecto de la Consejería de la Junta de Andalucía, con toda seguridad, también esta condenado al fracaso. Al tiempo. Dicho sea de paso, el cheque no cubre todas las necesidades del alumno: por ejemplo, quedan apartados de la gratuidad la Religión y el Inglés.

En cuanto se refiere a su reutilización durante un período de cuatro años, ¡menuda labor para los maestros tutores! ¿Cómo se va a conseguir que un niño no dibuje algo en el libro? Además, los libros actuales, al menos en los de Matemáticas, incluyen unas actividades que el alumno debe realizar en el propio libro. Claro, si se anulan por parte del maestro, o bien, los libros para el programa no los incluyen, este problema quedará resulto. Lo mismo que si se realizan las actividades a lápiz con suavidad, y después se borran, podrán reutilizarse.

Yo siempre he dicho, y lo mantengo, que el libro es propiedad del niño. De hecho, pese a las recomendaciones de padres y maestros para que pudieran pasar a los hermanos menores, siempre en los libros encontrábamos notas sorprendentes. Algunas impublicables. Cuando al alumno le movía el interés por aprender o superar la materia, invocaba a la virgen con estos bonitos versos: “Virgen Santa, Virgen pura / que no me suspendan esta asignatura. También, para aquellos enamorados, se veían unos corazones con sus iniciales y una flecha atravesada. Del corazón herido partían unas gotitas de sangre. Ahora estará prohibido que les pongan sus nombres, por lo que ya nos podemos imaginar lo que ocurrirá cuando, sin identificar al propietario del libro, el lío que se formará cuando a uno se le deteriore el suyo, pretendiendo, lógicamente buscar la oportunidad para darle el “cambiazo”.

Pero, ¿cuánto le costará a la Junta el programa? Pues, en una primera fase la cantidad de 63’3 millones de euros (1.048 millones de pesetas). Una cantidad excesiva para una autonomía que tiene todavía muchas carencias. En el propio campo educativo nos encontramos con el mayor porcentaje de analfabetos funcionales.

No puede sorprender que en el programa de gratuidad, no se incluyan textos de Religión. Andalucía es la autonomía donde mayores conflictos se han originado con la “guerra de los símbolos religiosos”. Por ejemplo, los crucifijos sólo podrán mostrarse durante las clases de Religión. Pero, más todavía: se ha prohibido la celebración de cualquier tipo de actividad extraescolar relacionada con la Religión, por ejemplo dar charlas sobre Universidades Católicas, o más lejos todavía, montar un Belén por Navidad. Y se advierte a los maestros que, en caso de incumplimiento de la normativa, se incoará el correspondiente expediente disciplinario. Y resulta paradójico con un ochenta por ciento de alumnos de Religión Católica, y tantas manifestaciones de fe en las procesiones de Semana Santa, y otros tipos de “festejos” religiosos, como por ejemplo El Rocío y otros. Un caso de laicismo trasnochado. Es como decir, “el que quiera Religión Católica que se compre un libro”.

Con respecto al Inglés y su exclusión del citado programa, su discriminación, dando la impresión de que no sirve para nada, siendo otra contradicción, ya que en los momentos actuales el estudio de Inglés tiene una gran importancia, sobre todo desde nuestra incorporación a la U.E. No tendría que haber sido excluida.

La Junta “vende” la experiencia de gratuidad como una ocasión inmejorable para estimular el sentido de la responsabilidad, para acrecentar el aprecio y el respeto por los libros y su cuidado.

Por otro lado, la experiencia de compartir, de conservar para que un futuro cercano otros se puedan beneficiar de esos materiales, el valor es la existencia de bienes comunes, el sentido de pertenencia a una comunidad, a un grupo, que usa y disfruta ordenada y armoniosamente de instrumentos y medios propiedad de la colectividad… todo esto configura un horizonte de posibilidades abiertas a la educación en valores.

Por último, añadir que este programa de gratuidad de libros para el curso 2008-09 está previsto su implantación progresiva para aquellos cursos de Enseñanza Obligatoria. Y yo me pregunto ¿se beneficiarán los centros privados concertados? Porque de no ser así se estaría ante una situación claramente discriminatoria. ¿Y los de Educación Infantil? Ya acudirán los padres a reclamar al centro, esta cercana discriminación, ya que en un mismo Colegio conviven alumnos de la Enseñanza Primaria con los de Educación Infantil. ¡Y, el año que viene, elecciones!
 

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