En el día de ayer se perpetró la
bajeza analfabeta y castroja de retirar de la Academia
Militar de Zaragoza la estatua del personaje histórico
Francisco Franco. Natural. Reacción normal para quienes
pueden alardear como todo mérito el haber llegado al poder
sobre la sangre de los inocentes del 11M. ¿De donde y de
como sin los muertos a manos del terrorismo islámico iban a
haber, ni tan siquiera olido la victoria los insulsos y
rencorosos socialistas? Y así les va. Y así nos va. Siendo
testigos estupefactos, cuando no asqueados, de la
materialización de su lista de rencores y represalias, en un
claro ejemplo de que, para estos ex marxistas que, no
obstante su renegamiento del padrecito Karl Marx siguen
cantando en sus congresos la lúgubre Internacional con el
puñillo en alto, el estado natural de las heridas, nuevas o
viejas, es de estar sangrantes, purulentas y gangrenosas,
con una eterna patología de hemofilia política. Pues por mi,
que se sigan amargando y de paso que les jodan.
Pero, no obstante mis buenos y caritativos propósitos con
respecto a estos rogelios nuestros, tan cutres y tan de
andar por casa, sus bajezas morales me afectan. Dicen que la
estatua ecuestre del Caudillo (una obra de arte) que se
retiró en Madrid, fue retirada coincidiendo con el
cumpleaños del carnicerito de Paracuellos, el genocida
Santiago Carrillo y en su exclusivo honor. De hecho cuentan
en los mentideros de la Villa y Corte que, los socialistas
estaban de festejos y que se fueron abracilletados al
asesino Santiago Carrillo y pasados de bebidas espiritosas y
saciaditos por la comilona, a presenciar como las gruas
retiraban la historia de España, ante la satisfacción de
Carrillo y el silencio pétreo de los familiares de los cien
mil cristianos muertos por su religión en manos de las
hordas marxistas.
Hordas muy hordas y muy catetas. Porque, en 1931 se llevó a
cabo, ante la pasividad de los inmundos gobernantes, la
quema de iglesias y conventos y el mayor atentado jamás
cometido en Europa contra el patrimonio cultural. Ardieron
maravillas arquitectónicas, expoliaron, destrozaron y
achicharraron tallas de todas las épocas de valor
incalculable, retablos que para si hubiera querido el
Metropolitan Museo de Nueva York, obras de imaginería por
las que hubiera suspirado cualquier subasta de arte del
planeta, colecciones de cuadros valiosos, rapiñaron la
orfebrería y de paso asesinaron a curas, monjas,
seminaristas, novicias, miembros de la Acción Católica y a
cualquiera al que se pudiera presumir católico. Un mérito:
El que, las famosas hordas aparecieran en el libro Guiness
de los records como las causantes de la mayor masacre de
cristianos de la Historia desde el psicópata emperador
Nerón.
Ministro Alonso: ¿Padeces hemofilia política y Franquillo
aún os escuece a ti y a los descendientes políticos de las
hordas? Vale. Pues eso de la hemofilia política parece algo
vírico y “muy” contagioso, igualito que la tuberculosis que
vuelve a asomar los cuernecillos en este país UE. ¿Vírico o
bacteriano? No me toquen las pelotas, porque no soy galeno y
ustedes lo saben, aunque yo, a la Amoxicilina le tengo mucha
fe y de hecho, cuando he oído en las noticias que, la
estatua de la Academia Militar de Zaragoza recordando al
cadete Francisco Franco, el general más joven de España y el
más condecorado, era retirada me ha dado como una especie de
repelús hemofílico. ¿Qué si soy franquista? No, que va. Yo
cuando el franquismo estaba viviendo en Marruecos y cuando
retorné, al año siguiente murió el Generalísimo, muy
agustamente y en su camita del hospital. Yo no soy
franquista, yo soy culta y antes que culta, cultureta y
respeto y no renuncio a ni un segundo de la Historia de mi
España. Con excepción de los años de terror de los hijoputas
de las hordas y del criminal Carrillo al que, cuando tenga
tiempo, denunciaré por el asesinato en Paracuellos de mi tío
materno el estudiante de derecho Lorenzo Iniesta. Estoy a
ver si nos reunimos los familiares de los de Paracuellos del
Jarama para meterle a ese viejo truhán de Santiago Carrillo
la internacional, pero no el siniestro canto eslavo, sino la
mundial de años de cárcel por sus crímenes.
Aquí, si se padece hemofilia política, todos tenemos derecho
a padecerla y no solo los descendientes políticos de las
hordas de 1931, por mucho que ahora practiquen el victimismo
cobarde y pamplinero, como son ellos: Unos pamplinas. De ahí
que hayan retirado la estatua de Franco sin permitir la
entrada de las cámaras, furtivamente, en plan expolio
cultural, de tapadillo, sin cojones, sin bravura ¡Qué
increíbles mierdas! ¡Cuan miserables y abyectas criaturas!
Las tropelías en España, si se hacen, hay que hacerlas con
testiculina de la fina, en plan chulo y provocador, a plena
luz, llevando la estatua a la fundición para tratar de
fundir con ella los recuerdos de cuarenta años, tratando de
arrancar del alma el recuerdo de un buen cacho de nuestras
vidas y dando la cara. Servidora, al ministro Alonso, le
tenía cierto aprecio como ministro de Interior. Ahora me
parece un miserable, Y con fecha de caducidad muy cercana.
Porque no hace falta ser analista político para saber que,
los monstruosos errores que está cometiendo el PSOE donde,
el nombramiento del inteligente García Arreciado, que me
parece un hombre de Dios, como Delegado del Gobierno en
Ceuta es uno de los pocos aciertos que confirman la regla de
que, el resto, lo están haciendo mal por prepotencia e
ignorancia supina. Sus rencores y su hemofilia política que
trata impregnar de flujo sanguinoliento nuestra Patria,
tendrá un coste político y los Populares arrasarán en las
próximas, siempre que se acerquen a nosotros, a los pepitos
y a las marujas y larguen a los pijines, a los agitadores
del botafumeiro, a los señoritingos y a los mindundis. El PP
con gente del pueblo y para el pueblo ocupará el parlamento
y baldeará con toneladas de reconciliación, respeto a la
Historia y a sus personajes, amor por nuestra cultura,
nuestras raíces y nuestro patrimonio, las espuertas de
inmundicia que estos nos están dejando.
¿Qué si yo soy una calorrilla-rifeña por que me duele tanto
el que ataquen nuestra Historia? Pues precisamente por eso:
porque tengo menos raíces que un clavel de plástico “Y me he
agarrado a España con uñas y dientes y no me quitan a mi
Patria ni echándome agua caliente”. ¡No vean el poema tan
emotivo y tan propio! ¿Qué que haremos cuando ganemos?
Recuperar las estatuas, rescatar la Historia y vacunar a
todo el pueblo español contra rencores y hemofilias
políticas. Y otra cosa fundamental : Como los que ganarán se
llaman Reformistas y ganarán con nuestros votos, obligarles
a que reformen la Constitución y reconozcan en ella como
derecho Constitucional de los españoles el derecho a ser
felices y a vivir sin rencor.
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