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OPINIÓN - JUEVES, 14 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

Preludio de Navidad en la Tertulia Flamenca
 


Domingo Ramos
domingoramos@elpueblodeceuta.com

 

Llegado este tiempo en que se encienden las luces (¡qué bonita está Ceuta todos los días del año pero más en Navidad!), los escaparates de los comercios preparados para las mejorar las ventas (esta temporada ceutíes y melillenses con mejores perspectivas por la coincidencia de festividades cristiana y musulmana), se oyen villancicos a través de equipos musicales instalados principalmente en bares y establecimientos similares, se hacen visitas por los niños acompañados de mayores a SS.MM. Los Reyes Magos que a este efecto vienen de Oriente, se instalan tiendas en que, principalmente sudamericanos, nos ofrecen toda clase de artículos y que sirven para darse un paseo por tan original mercado, o sea, con todo ello, se va creando el ambiente que propicia e impulsa la alegría de pequeños y mayores. Es el preludio, diríamos, de las Fiestas Navideñas.

Y cuando esta alegría se manifiesta cantando, entonces se exaltan los ánimos y se aprecia, en todo su contenido, el sentimiento de camaradería y amor que, olvidando otras situaciones o hechos, se dan entre los humanos como la velada que, improvisadamente, se produjo el pasado sábado en la sede social de la Tertulia Flamenca, entre cuantos allí se encontraban con sus novias, esposas e hijos, cuando, de pronto, algunos de los componentes del Coro Navideño “La Estrella”, empezaron a entonar, por bajini, aquello de Ande, Ande, Ande la Marimorena…., y Pepe Escobedo anima con su portentosa voz al coro formado; y le acompaña El Lolo, que tampoco se queda atrás en lo que a voz se refiere; y salen a relucir, no se sabe de donde, panderetas y sonajeras; y se ve en el escenario a Juan “Manos Blancas”, con sus timbales y caja dando son y compás al ritmo de las composiciones; surgiendo, también, Borrego (el de la Imprenta Olimpia), Luis Sánchez Rocabert, Antonio (antiguo Barman del Restaurant Rejano), Lancha, Pepe Rodríguez Chacón, Ricardo Cívico, Cuqui Terriza, y otros muchos, con sus clásicos y añejos villancicos de sabor ceutí: “cual será aquel barquito, que va traspasando la Almina, es el barco de Los Lobos, cargaíto de sardinas”, y otros conocidos como el de Golondrina, Los Peces en el Río, Campana sobre Campana, La Virgen va Caminando, Arre Borriquito y cuantos puedan encontrarse en el catálogo de canciones navideñas, todo ello con el carácter particular y modo de expresión andaluz de tan rancio abolengo que caracteriza a la entidad.

Por todo ello, en estos tiempos de constantes atrocidades, de guerras, de siniestros, de accidentes y otras calamidades, no tenemos más remedio que reconocer que actos como el referido, al que se sumaron cuantas personas se encontraban en el salón de la Sociedad (inclusive hasta participamos activamente aunque por nuestra poca voz y a la vez desagradable nos limitamos a acompañar con palmas al improvisado coro) hacen falta para desterrar, siquiera en estas fechas de Navidad, envidias y horrores humanos, desechando, como nos legó el Niño Dios, menosprecios, humillaciones, malas intenciones y agravios, porque a fin de cuentas, como dice el famoso villancico, ”nosotros nos iremos y no volveremos más”…
 

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