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OPINIÓN - MARTES 3 DE ENERO DE 2006

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Día 2, algunos comercios abrieron

La Ceuta del comercio en horas de oficina, porque así es como lo han encorsetado al supuesto sector que debe ofrecer dinamismo al ipsi ceutí, se atrevió a abrir con los propios empresarios al frente y los autónomos.

Al principio las tímidas miradas de los propios empresarios entre unos y otros, con dudas a primeras horas de la mañana, se tornó en seguridad cuando más de uno ‘osó’ levantar las persianas, encender las luces y disponerse a vender para paliar, mínimamente hay que decir, la gran crisis del sector e intentar recaudar mediante las ventas directas, el dinero que problamente deba abonar en concepto de seguridad social o el salario del personal a fin de mes. Así es como piensa el pequeño comerciante. Aún así comprobó como también levantó las persianas, en un día festivo, la inspección de Trabajo para levantar las actas que tuviera que levantar en función del incumplimiento o no del convenio colectivo del sector.

Una ciudad como Ceuta y con la tan brutal competencia existente debe plantearse una revisión total de su futuro en cuanto al comercio se refiere. No puede ser que grandísimas superficies como el Corte Inglés abra en festivo y no haya sindicato que pueda si quiera toserle. El Corte Inglés es un gigante y el tradicional pequeño y mediano ceutí no lo es. Ahí es donde radica el verdadero problema del acongojamiento que provocan los sindicatos a los que arriesgan el capital personal o familiar. Suelen no complicarse la vida ante el amedrentamiento oportuno a base de comunicados y notas de prensa y ven casi impotentes como se les viene abajo el kiosco.

El Corte Inglés, sin embargo, abrirá o no abrirá, en función de sus expectativas empresariales y no por el amedrentamiento oportuno. Esa es la batalla perdida de los empresarios ceutíes.

Habrán más comercios que cierren, más empresarios que se vayan... y más paro en el INEM.
 

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