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SOCIEDAD - SÁBADO 7 DE ENERO DE 2006


INMIGRANTE EN EL CETI. reduan.

inmigración / proceso 2005
 

Más de 2.600 regularizaciones en Ceuta hasta septiembre

La llegada masiva, además de considerarse el hecho más trascendental del año, levanta las quejas en Italia por la ‘sobreprotección’ europea de las fronteras españolas
 

CEUTA
Mada M.
madamartinez@elpueblodeceuta.com

De los cerca de 2,6 millones de extranjeros que han regularizado su situación en España hasta el mes de septiembre, 2.672 han seguido este proceso en Ceuta. Son datos que recientemente ha remitido el Ministerio de Presidencia a petición de una diputada popular en el Congreso. Se trata de la cifra más baja del territorio nacional, por debajo de Melilla, cuyas regularizaciones alcanzan las 4.356 personas. Los pasos burocráticos se han seguido en la Oficina de Extranjería de la Ciudad Autónoma, que gestiona todos los expedientes de regularización.

Al otro lado están los 650 inmigrantes que se estima que viven de forma irregular en la ciudad. La mayoría, unos 550, se encuentran en el Centro de Estancia Temporal (CETI); algunos inmersos en el proceso de petición de asilo; y la Policía estima que alrededor de un centenar lo hacen en el barracón abandonado del Sardinero, lugar en el que desde hace unos años se refugian los extranjeros que entran en España desde Marruecos de forma irregular. En la nave abandonada conviven magrebíes; a juicio de las autoridades, la mayoría serían marroquíes que se hacen pasar por argelinos para no ser devueltos de manera inmediata. En el CETI, los subsaharianos serían los más numerosos: 250. El resto, procedentes de países como India o Bangladesh.

Los inmigrantes del sureste asiático han establecido rutas de entrada a España a través de Ceuta. Según informaba la Policía recientemente, el viaje comienza con un vuelo hasta Casablanca, en Marruecos, o al aeropuerto de Mali; cruzan el país y a unos diez kilómetros de la Ciudad Autónoma, se embarcan en pateras para llegar hasta las costas españolas. El paso comercial del Biutz, en el polígono del Tarajal, también es utilizado con el mismo fin, aprovechando el tumulto y los paquetes que circulan por allí. En los últimos meses, dos de ellos fueron interceptados por la Policía cuando pretendían cruzar escondidos en sillas de ruedas.

De lo que no tienen constancia las autoridades, es de la presencia de grandes grupos, cerca de la frontera con Marruecos, que estén a la espera de llegar a España. La Delegación de Gobierno señalaba hace unos días, concretamente, que no existen núcleos importantes. Sólo pequeños asentamientos de personas de origen subsahariano al otro lado de la valla o cerca de localidades como Tetuán, pero no comparables a los que llegaron a Ceuta y Melilla hace más de tres meses.

La Ciudad Autónoma vivió a finales de septiembre una llegada masiva de inmigrantes hasta el perímetro fronterizo. Alrededor de 200 consiguieron cruzar a España; cinco de ellos murieron tratando de saltar el vallado, que ha sido reforzado desde entonces. Los sucesos también se dieron en Melilla y volvieron a poner de relieve ‘mediático’ el drama migratorio.

Marruecos colaboró en la detención de los inmigrantes (con la presencia de unos 2.000 gendarmes reales) aunque el abandono de muchos de ellos en el desierto, en la zona fronteriza con el África subsahariana, hizo que se exigiese la intervención de la Unión Europea, que a través del envío de dos comisiones de funcionarios y parlamentarios, va a elaborar un informe de situación que presentará a principios de año. Las visitas de las delegaciones arrojaron como conclusión que las condiciones del CETI eran las correctas y que la UE debía participar con inversiones y medios en materia de inmigración. Muchos políticos nacionales han manifestado que los más positivo de los sucesos de septiembre ha sido la participación activa de la UE. Que no se considere a España como única responsable de la gestión de una ‘frontera europea’. Recientemente, Juan Jesús Vivas indicaba que la llegada masiva fue el hecho más trascendente del pasado 2005 en la ciudad, precisamente porque Europa había centrado su atención en Ceuta y Melilla. Una de las consecuencias inimaginadas para los más de 700 inmigrantes que treparon por el vallado el 29 de septiembre de 2005. Pero esta atención europea sobre los perímetros ceutí y melillense ha traído consigo las quejas de Italia, que considera que, desde que se reforzó la vigilancia en estos enclaves españoles, la entrada de personas ha crecido en sus costas, sobre todo en la isla de Sicilia. El Gobierno italiano pedía la colaboración de España y Marruecos. El aumento de la seguridad en las Ciudades Autónomas ha hecho que las redes migratorias varíen sus rutas: dejando Marruecos a un lado, muchos inmigrantes han decidido pasar desde Argelia a Libia o Túnez, y desde ahí saltar a Italia. Las políticas en torno a los flujos migratorios siguen siendo un rompecabezas institucional donde las competencias entre los estados y las instituciones de la Unión Europea se superponen. Los sucesos de septiembre hicieron que los agentes sociales movilizaran el verbo y las actuaciones legales. Desde las denuncias por la vulneración de los derechos humanos en las fronteras (muertes en los perímetros, repatriaciones que no siguen los procedimientos legales establecidos, abandono de personas en condiciones infrahumanas, etcétera). Y un 60% de los españoles que, según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) , realizada en el mes de noviembre, hacían ver que hay demasiados inmigrantes en el país, aunque solicitan más derechos para ellos. Sólo el paro es un problema más importante que la presencia de extranjeros. Pero la encuesta del CIS también arroja una impresión: los ciudadanos sobrevalúan la cantidad de inmigrantes. La confusión sigue siendo una de las características frente a este drama.
 

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