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ACTUALIDAD - LUNES 23 DE ENERO DE 2006


SANTIAGO PÉREZ. NICOL'S

INMIGRACIÓN / SANTIAGO PÉREZ
 

“Ponerle rostro al fenómeno migratorio lo hace más humano”

El director del Centro de Estancia Temporal apuesta por continuar con las tareas de sensibilización e integración n Después de las reformas, llega el año de la consolidación
 

A la una y cuarto todavía hay una larga fila rodeando el edificio principal. El turno de comida se prolongará hasta las dos. El despacho de Santiago Pérez se emplaza en una construcción más pequeña, junto a parte de los servicios administrativos del Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes de Ceuta. Pérez comerá más tarde. Desde que en 2001 ocupó el puesto en la dirección del CETI, un trabajo “que no cambiaría por nada”, ha visto crecer las instalaciones del Centro: nuevas aulas de formación, entretenimiento, y salas de ocio. El número de residentes también ha ido incrementándose, aunque de forma escalonada: la llegada a la valla en septiembre de un gran grupo de subsaharianos trajo de golpe al CETI a unas doscientas personas. “A principios de octubre habría setecientas”, explica, “a partir de ahí, hemos ido bajando”. La estabilidad es, a juicio de Pérez, lo que ha caracterizado la cotidianidad en un centro que “nunca ha estado saturado, ni ahora ni en el mes de octubre; se acogió a los inmigrantes en menos de 24 horas y no usamos tiendas de campaña. Ese mismo lunes las clases ya se desarrollaban con normalidad”. Para ello, el CETI puso en marcha parte del plan de emergencia diseñado desde la Delegación de Gobierno para situaciones especiales en zonas fronterizas. ¿Funcionó? “La valoración es buena, hubo rapidez y eficacia en la acogida”, indica Pérez, que añade que hubo una coordinación y comunicación fluida entre los departamentos que tuvieron que intervenir: la Sanidad pública, Policía, Guardia Civil o la Oficina de Extranjería. “Las cosas rodaron muy bien”.

Dejando a un lado lo ocurrido en el mes de septiembre, el origen subsahariano (Mali, Congo, República de Guinea) no es el mayoritario, ni siquiera el argelino, un colectivo que está entre el diez y el veinte por ciento de la población residente y que, según explica Pérez, varía mucho en número. Los inmigrantes asiáticos han copado el año 2005; procedentes de India o Bangladesh, toman vuelos que les llevan hasta Marruecos y desde allí, cruzan a Ceuta. Una vez en el CETI, reciben “un tratamiento global que tiende a cubrir todas las esferas. Hay un equilibro profesional entre los psicólogos, trabajadores sociales, el departamento sanitario y el jurídico”. A lo largo de la primera semana asisten a una charla informativa con cada departamento, incluido el de formación. “Es la primera toma de contacto”, explica el director. Tras conocer los servicios del centro, se realiza una valoración del estado mental del inmigrante. Los psicólogos del CETI suelen encontrarse con problemas emocionales tipo, como la depresión o los estados de tristeza e inactividad prolongados, fruto de una situación extraña, del alejamiento familiar o a causa del ‘simple’ shock de la llegada. Una vez inician las rutinas del centro, el residente vive en régimen de libertad; sus datos se plasman en una tarjeta que le sirve para entrar y salir de las instalaciones cuando quiera, con un único límite de horario entre las once de la noche y las siete de la tarde. También son obligatorios los tiempos para las comidas. “El resto del día pueden hacer lo que quieran”, explica Santiago Pérez a quien le gustaría que subiera la participación en las actividades formativas y de ocio que oferta el CETI: charlas sobre las enfermedades de transmisión sexual, clases de informática y de castellano, juegos o lectura en la biblioteca. “Cada uno decide lo que le conviene”. Pérez considera que la existencia de alternativas en el tiempo de descanso es enormemente positivo para estimular a los residentes, pero se respetan las elecciones personales. También es importante manejar personalmente la relativa libertad en la que se mueven los inmigrantes, que esperan en el CETI la resolución de sus peticiones de asilo, residencia, o cartas de sus familias.

Cerca y en perspectiva

Santiago Pérez, tras cinco años al frente de la institución, ha ido acercándose a un fenómeno “que se va normalizando y entendiendo a pesar de su rapidez; por eso hay que seguir trabajando en sensibilización y en integración”. El director del Centro de Estancia Temporal considera que la generalización persigue a los inmigrantes: “la sociedad tiende a hacerlo, y es un colectivo que engloba a mucha gente”. El giro está en “salir de esa generalización, que dramatiza mucho la situación, y mirar al de al lado. Persona a persona el fenómeno no es tan dramático”, explica Pérez. El de al lado es el vecino, el compañero de trabajo o el tendero de la tienda de ultramarinos de la esquina; personas con las que se establece un lazo más o menos continuado y con las que uno comparte, al menos, unas pocas palabras a diario. “Hay que humanizar el fenómeno, darle una cara. Ponerle rostro lo normaliza y lo humaniza”. Pintar los rasgos de personas que comparten, a juicio de Santiago Pérez, “la huida”. “Más que la búsqueda de algo concreto, el inmigrante huye de un país en el que no hay expectativas de futuro”. Así “llegan a la Unión Europea en la que tratan de mejorar su situación personal”.

Ceuta es una de las puertas de entrada pero si les resulta más fácil hacerlo a través de Italia, esa es la vía elegida. Además, para muchos, España es sólo un lugar de paso antes de seguir subiendo. Europa, y no sólo España, sería el destino. Y como tal, la UE (sobremanera, tras los hechos de septiembre) visitó la ciudad, y el CETI, en dos ocasiones. A juicio de Santiago Pérez, el Centro ofreció y ofrece una imagen buena y “transparente”. La llegada masiva a la valla y las labores posteriores de acogida se “estaban sobredimensionando fuera. En Ceuta sabíamos lo que pasaba, pero fuera quizá no”. Por eso, “esas visitas nos dieron la sensación de no estar solos”, y apoyaron el trabajo de normalización de las actividades. Santiago Pérez se refiere ya a todas ellas: desde De la Vega, pasando por Mariano Rajoy, y llegando hasta las Comisiones de la UE. Eran importante, además de por su sola presencia, porque “traían proyectos, ideas y todos los medios que hiciera falta para realizarlas”.

La mediatización de los hechos de septiembre llevó a la ciudad y al CETI a las primeras páginas de los diarios nacionales e internacionales. Y si Ceuta dio la talla mediática, el país fue de la mano con ella. “Los españoles fueron bien valorados en la UE”, concluye Santiago Pérez que se dispone a posar para las fotografías con una leve sonrisa.
 


‘Director-coordinador’: “Si el CETI va bien es bueno para la ciudad”

“La complejidad del centro radica en que aquí no somos homogéneos; hay personal de administración, oenegés como Cruz Roja o CEAR, y empresas privadas que se dedican a la limpieza, seguridad, mantenimiento de las instalaciones o a la distribución y elaboración de las comidas”. ¿Y qué hace entonces a diario el director del Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes?. “Coordinar el trabajo de todos los profesionales”, responde Santiago Pérez, “valorar las necesidades, ver en qué fallamos; más que el día a día es la planificación de los organismos”. Este madrileño de 37 primaveras dice que “no cambiaría este trabajo, con todo lo que tiene, por nada”. ¿Por qué? “Porque te da mucha satisfacción, con efectos muy inmediatos. Lo que haces da sus frutos”. Pero Santiago Pérez no va a ningún lado sin su equipo, ya que “un grupo tan profesional como éste es muy difícil de encontrar”.

Y lo encontró en 2001 (el CETI abrió sus puertas en 2000), año en el que aceptó el cargo de director de la institución, “una de las mejores decisiones de mi vida”. Pero Santiago Pérez desembarcó en la ciudad unos años antes, procedente de Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social de la capital española. Y llegó, según explica, sensibilizado con el ámbito de la inmigración, “un reto al que nos íbamos a enfrentar”, no sólo en Ceuta sino en todo el país. A raíz de una conversación con integrantes del Imserso,”vimos que yo podría encajar en la dirección del Centro”, explica Pérez, quien asegura que dio el paso convencido aunque “con cierto grado de preocupación”. Pero la profesionalidad del equipo del CETI “es lo que nos permite seguir trabajando; no hay palabras para definirlos”.

“Si el CETI va bien es bueno para la ciudad”, y por consiguiente, para todos los ceutíes. Su hijo, nacido en Ceuta, es ya caballa, y se lo merece.
 

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