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ACTUALIDAD - JUEVES 2 DE FEBRERO DE 2006


Zapatero firmó en el libro de oro. EP

POLÍTICA / VIAJE OFICIAL
 

Llegó, vio y venció

Rodríguez Zapatero recorrió la ciudad
en un día histórico para los ceutíes
 

Llegó, vio y venció. Así se puede resumir el paso del presidente del Gobierno central, José Luis Rodríguez Zapatero, por Ceuta. Eran las nueve y media de la mañana cuando, con puntualidad británica, el presidente salía del Hotel Parador La Muralla en dirección al Palacio Autonómico. Pocos eran los que a esa hora esperaban al presidente para acompañarle durante su corto trayecto pero, aún así, la presencia de medios y de algunas mujeres que querían acercarse a “su presidente” hizo que el recorrido fuera más ameno. Mujeres que se saltan el protocolo, guardaespaldas que intentan mantener el control, fotógrafos y cámaras que intentan tomar la mejor imagen, redactores que corren, los simpáticos compañeros del ‘Caiga Quien Caiga’ que hacen de las suyas... una curiosa estampa que convirtió a Ceuta en el centro de la información nacional por un día. Antes de saludar al presidente de la Ciudad, Juan Vivas, Rodríguez Zapatero se vio obligado a saludar a un espontáneo que se saltó el control de seguridad y logró interceptar el paso del presidente nacional. Saludos, paseíllo por la alfombra roja que cubría las escaleras de la antigua Asamblea y reunión previa. Tres cuartos de hora después Vivas y Rodríguez Zapatero hacían su entrada en el Salón del Trono donde les esperaban los diputados y los medios de comunicación. Antes del discurso institucional, el presidente del Gobierno central saludó a todos los diputados y frenó su ritmo al encontrarse con el del Partido Democrático y Social de Ceuta, Mustafa Mizzian, que le entregó un dossier de peticiones de carácter social para la ciudad. El líder de la UDCE, Mohamed Alí, también compartió palabras con Rodríguez Zapatero, al igual que lo hizo la secretaria general del PSOE ceutí, María Antonia Palomo, con quien bromeó el presidente.

“Para la ciudad de Ceuta, sus ciudadanos y sus culturas. Con cariño y lealtad”. Con estas palabras dejaba Zapatero constancia de su paso por Ceuta en una visita que Juan Vivas calificó de “histórica y necesaria”. Una reproducción en miniatura del Áleo, o Bastón de Mando, que portó el primer presidente de la Ciudad, Pedro de Meneses, fue el regalo que Ceuta le entregó al máximo representante español, “como muestra de agradecimiento y en respuesta a esta visita”.

La salida del Ayuntamiento no fue tan multitudinaria como en Melilla pero la comitiva supo ganarse al público conforme fue avanzando por el paseo del Revellín. Los más de quince agentes que rodeaban al presidente y al delegado del Gobierno en Ceuta, Jerónimo Nieto, fueron incapaces de contener el entusiasmo de los ceutíes que quisieron acercarse a tocar al presidente. Besos, abrazos, empujones, nervios, gente que salía de las tiendas, ventanas abarrotadas, aplausos, vítores...

Una vez llegados al edificio de Telefónica el presidente subió a su vehículo y los medios a los microbuses destinados para dar un recorrido turístico y divertido hasta llegar a las instalaciones del nuevo hospital. Bajar, ver y subir. Apenas durante unos minutos pudimos disfrutar del interés que el presidente mostró en las obras de construcción. Conoció de primera mano el proyecto y los planos de la obra y charló con los responsables de la misma en compañía del ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, la ministra de Sanidad, Elena Salgado y la secretaria de Estado para políticas de Inmigración, Consuelo Rumí.

Tomamos nuevamente el microbús con destino al IES Luis de Camoens, situado en la zona centro de la ciudad. Allí, numeroso público esperaba ansioso la llegada de Zapatero que se iba a reunir con los alumnos del centro. De aquí, más de cien metros de recorrido a pie hasta llegar a la Delegación del Gobierno donde lo esperaban los líderes de la cuatro Confesiones existentes en Ceuta. Tras el breve encuentro, nuevamente al microbús para visitar las instalaciones del CETI. En esta ocasión, la llegada fue digna de Hollywood. Un coche abriendo la marcha, el vehículo del presidente y tres coches más detrás con todos los escoltas a bordo. Antes de que Zapatero pusiera un pie fuera del coche, todos sus acompañantes de seguridad ya se habían bajado para evitar lo inevitable: que, al primer descuido, unos eufóricos inmigrantes, trataran de acercarse a tocar al presidente al que agradecieron la visita con gritos de: “presidente bienvenido al CETI” o “queremos papeles para vivir legalmente en España”. Sin duda, una emotiva recepción en este centro que alberga a casi quinientos subsaharianos, asiáticos y argelinos y que mostraron sin tapujos la alegría fruto de tan distinguida visita.
 

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