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OPINIÓN - SÁBADO, 4 DE FEBRERO DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

El turismo, que gran invento. Esa frase la he escuchado en alguna película pero, la verdad, no me acuerdo de su título. Quizás, un siglo de estos, me acuerde y les pueda decir en que película fue donde escuché la frase.

De todas formas , mientras me acuerdo, hay que reconocer que la frase encierra una verdad como un templo.

De lo que si estoy seguro es de que, la mencionada frase, no se debe a ninguna de las películas de los años actuales, donde los actores u lo que sean, que tampoco hay que exagerar, tienen una total falta de dicción y, en ocasiones, escasas dotes interpretativas.

La frase tiene que pertenecer, por pura obligación, a una de esas películas que tanto nos han divertido, y que a los “intelectuales” les dio por llamarlas, despectivamente, “españoladas”.

Pocas, por decir algunas, de esas películas rodadas en estos tiempos que tanto defienden estos “intelectuales” de pacotillas, se pueden igualar a esas despectivamente llamadas, españoladas.

¿Hay algunas de esas películas, rodadas en estos momentos, qué tanto defienden estos “intelectuales” de pacotilla, qué se puedan igualar a “La Vaquilla” o “Bienvenido Mister Marshall”?.

Hoy día el tema que, al parecer, es el que creen estos “genios” que son de una actualidad impresionante, son los que acaparan los temas de las películas actuales, drogas, sexo y homosexualidad.

Y, naturalmente, pasa lo que pase, con el cine español, que duran en cartelera menos que un cigarrillo a un funcionario fumador cuando se tiene que salir a la calle a pegarle seis caladas seguidas que le dejan sin tabaco en un periquete.

El público no responde, porque las película, todas rodadas sobre el mismo tema, los anteriormente expuestos, carecen del más mínimo interés al personal y, además, son malas con avaricia.

A esa falta de interés del público, que le cuesta trabajo entender que todo sea droga, sexo o homosexualidad, se le añade la falta de dicción de los que dicen ser actores, hablando en un lenguaje, muy moderno, pero que no hay un dios que se entere, se consigue el coctel perfecto, para que las películas españolas, al par de semanas de su estreno sean retiradas de la Gran Vía madrileña, porque no hay quien las quiera ver.

Sin embargo, y en contra de todos estos “genios” e “intelectuales”, las denominadas, despectivamente, por ellos “españoladas”, llenan los cines se siguen manteniendo en cartelera, dándole a su productor o a sus productores, unas buenas ganancias, caso de “Torrente” o “El oro de Moscú”.

Cuáles son, pues, las razones que alegan todos estos “intelectuales” del fracaso del cine español.

Muy sencillo, no hay que darle muchas vueltas a la cabeza para averiguarlo, la gran competencia que tienen del cine americano, que es preferido por el público a la hora de elegir ir a ver una buena película.

Con estos razonamientos, más políticos que profesionales, pretenden ocultar el mal cine que se hace, en estos momentos, en España y recibir la mayor subvención posible para una industria en decadencia.

Servidor piensa, con el permiso de las grandes lumbreras de este mi pueblo que son los únicos con capacidad suficiente para poder pensar, que el que quiera cine que lo pague.

O sea con claridad meridiana, que salgan los productores y que sean los que apechuguen con las perdidas o las posibles ganancias, que ya está bien de que, con el dinero de todos los españoles, se les pague a ciertos personaje para que se dediquen a hacer un cine que no dura ni par de semanas de estrenos en las carteleras de Madrid, de mala que son las películas.

Siempre hay excepciones, pero dan la casualidad de que esas excepciones son, precisamente, las que no reciben subvenciones a la hora de realizar sus películas, Almodovar o Segura, por un suponer.

Esto viene a demostrar, que si fuese un productor el que se jugase su dinero, a la hora de contratar un guión lo sabría elegir, así como al elenco de actores y actrices que tienen que hacer la película con el mejor director para llevarla a cabo.

Las razones expuestas son de sobra suficientes como para acabar con las subvenciones, que demostrado está no aportan nada, al cine español, las películas subvencionadas que son retiradas de las carteleras a las dos semanas de su estreno.

Oiga, amigo guardia, hay muchos oficios donde hay que ser verdaderos artistas y sin recibir subvenciones, como puede ser estar poniendo ladrillos en una obra, en el séptimo piso, amarrado por la cintura y con el casco puesto, bajando a una mina a arrancarle parte de su riqueza para que otros vivan mejor que el minero o cogiendo remolachas, fresas o tomates.

Para hacer todo esto, hay que ser unos verdaderos artistas y sin subvención alguna, sólo por un sueldo que apenas da para llegar a final de mes .

Y todos estos trabajadores, sin subvenciones, están más de un par de semanas en ese duro trabajo, sin ponerse cartelito alguno. ¿O no?
 

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