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OPINIÓN - MIÉRCOLES 15 DE FEBRERO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

La fogosidad de Calderé
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Pocas veces suelo yo usar este espacio para escribir de cuestiones futbolísticas y, mucho menos, si éstas corresponden a la Asociación Deportiva Ceuta. En este caso, cuando he creído conveniente opinar sobre el primer equipo de la ciudad, lo he hecho en la sección que hay a mi izquierda. Y que me reservo para futuras ediciones. Es decir, para cuando crea apropiado recordar nuevamente, lo que dije el verano pasado de sus directivos y que se ha ido cumpliendo inexorablemente.

Por si alguien no leyó lo que escribí, entonces, o bien se le ha olvidado, no tengo el menor inconveniente en repetirlo: “los directivos de la Asociación Deportiva Ceuta son unos indocumentados”. Indocumentado es un vocablo que en su segunda acepción del diccionario de Manuel Seco es tajante: Falto de documentación o información. Lo cual es requisito indispensable para salir al mercado a fichar jugadores y no dejarse llevar por los consejos de quienes suelen mirar por sus intereses y les importa un bledo el caminar del equipo.

Vuelvo a insistir, una vez más, que reunir una plantilla de jugadores eficaces y cuyo rendimiento sea el apropiado para defender las aspiraciones del equipo ceutí, no es tarea fácil. Lo dice alguien que asumió ese reto en los años ochenta, cuando faltaban veintitantos días para comenzar la Liga y en el empeño partió un coche y no recibió ningún tipo de compensación económica.

Y aquella plantilla, hecha de prisa y corriendo, mandó mucho tiempo en la clasificación y sólo al final, o sea, cuando faltaba menos de un tercio para acabar la competición, se vino abajo físicamente y no pudo aguantar el despegue del Alcira: equipo que consiguió el ascenso directo a superior categoría. Pues bien, actualmente a mí no se me ocurriría meterme en semejante berenjenal. Por una razón muy clara: saber de fútbol no concede el derecho a conocer los entresijos de un mercado donde fallar es sinónimo de ruina económica y de desastre deportivo.

Por consiguiente, bien harían los directivos ceutíes en asumir sus culpas y afrontarlas con el mejor de los estilos que han de tener las personas que, acuciadas por la ambición, se hicieron cargo de un club que sí estaba regido por una persona que lo mejor que poseía y posee, aparte de adelantar su dinero en ocasiones, es un conocimiento muy amplio de cómo se hace un equipo para estar entre los cuatro primeros del grupo. No obstante, y como ya he dicho antes que tiempo habrá de escribir a mi izquierda en relación con algunos directivos, ahora lo que sí quiero es terminar hablando de Calderé. Lo cual no me gusta. Pues hasta ahora jamás lo he mencionado, debido a que yo nunca he criticado la labor de los entrenadores del equipo ceutí. Así, nunca tuvieron éstos razones para alegar que un hombre de fútbol, que escribe en periódicos, los maltrataba con sus criticas.

Mas Calderé, con esa fogosa actitud que tan bien le iba para luchar denodadamente en los terrenos de juego y ganarse un respeto como futbolista, ha equivocado su papel como entrenador del Ceuta. Y lo que es más grave: no tiene la menor idea de cómo es esta ciudad. Si lo supiera -cierto que ya han tenido tiempo de informarle al respecto-, seguro que no haría declaraciones tan absurdas como las que ha venido haciendo. Y que han necesitado de la respuesta rápida de este medio. Un periódico, por cierto, que si por algo se ha distinguido es por respetar su trabajo. Al que yo tampoco he aludido ni siquiera cuando he estado yendo al Murube. Lo que si le voy a recordar es lo siguiente: de aquí se han despedido entrenadores cuando el equipo encabezaba la tabla. Y en otra época, no muy lejana, usted habría tenido que salir escoltado del campo. Medite.
 

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