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OPINIÓN - SÁBADO, 01 DE JULIO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Como a Fernando VII
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Gracias al Mundial he podido sacar adelante varias columnas y, de paso, olvidarme de los comentarios políticos. De ahí que la eliminación de España haya supuesto un duro golpe para mí: que escribo para comer y detesto las apariencias y los lucimientos públicos en escenarios oficiales. No en vano, me he quedado sin temas sobre una selección que había despertado pasiones.

A mí me gusta charlar con los políticos y con quien se encarte en la plazuela o sentado a la mesa donde se sirvan unas cañas y se intercambien opiniones. Es así como la columna cobra vida: estando entre la gente sin presumir de cargo ni alardeando de viajar por Europa a costa de una FEF que está, desde hace mucho tiempo, en entredicho porque alguien ha denunciado que en ella se han venido haciendo las cuentas del Gran Capitán. En fin, ello es algo que será aclarado por los jueces cuando corresponda.

Cuando escribía en El Faro, hubo un tiempo en el cual se me pedía, insistentemente, que lo hiciera reclamando las cuentas que nunca presentaba el presidente de la Asociación Deportiva Ceuta. Y a mí me daba por responder siempre de la misma manera: el ICD avala que las cuentas están presentadas, auditadas y en toda regla. Por lo tanto, jamás entraré al trapo de algo que no tiene sentido.

Recuerdo que, en aquel verano, los periódicos, es decir, El Faro y El Pueblo andaban a la gresca y a mí me tocó, como era habitual, defender el honor de un editor a quien el entonces director de El Pueblo trataba de ridiculizar todos los días y fiestas de guardar. Algo que sucede entre los periódicos más reputados. Lo hice estando en período de vacaciones y, por tanto, me quedé sin disfrutar de la mitad de los días. Aunque entendí perfectamente el tratamiento que había que darle al rifirrafe y, por tal motivo, en su momento pude aceptar la colaboración que me fue pedida por José Antonio Muñoz.

Tampoco cobré ningún dinero extra por la defensa que hice del editor de El Faro. Puesto que la asumí como una obligación más por mi pertenencia a la Casa. Sobre todo sabiendo que las personas que estaban en la redacción ni querían ni estaban capacitadas para intervenir en un asunto que podía terminar como el rosario de la aurora.

Y qué decir de los colaboradores del periódico y de esos asesores del propietario, que sólo les vale para rellenar páginas, para adularlo y luego, en cuanto se ha dado la vuelta, ponerlo como chupa de dómine. Todos se escondían detrás de la mata y mientras unos dejaban de escribir, otros nos contaban historias de la plaza de los Reyes. Uno de esos colaboradores, sordo, según dice él; es decir, que se entera de lo que le conviene, se violenta cada vez que se le anima, desde aquí, a que presente las cuentas de la Federación de Fútbol de Ceuta. Vamos, que se pone hecho un basilisco, unas veces, y otras se hace el lipendi.

Quien tantas veces animaba a las autoridades a que el presidente de la ADC, José Antonio Muñoz, hiciera pública las cuentas del equipo, se revuelve ahora con ira de sepulcro blanqueado contra quien le recuerda lo que debe ser una obligación de su cargo. Digo yo. Porque los dineros federativos, manejados durante más de dos décadas, tendrán que estar asentados en algunos libros. Por todo ello, y porque el que escribe no se lo ha llevado calentito nunca, ni ha pedido que le coloquen a dedo a ningún familiar, y es capaz de decir no los editores de los medios, cuando se hace necesario, es por lo cual anuncia que seguirá insistiendo en que se nos diga si el presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta está obligado a hacer una auditoría pública.

Más fácil, imposible. O sea, como a Fernando VII le ponían las carambolas.
 

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