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OPINIÓN - JUEVES, 06 DE JULIO DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Si hay algo que no soporto, porque es superior a mis fuerzas, son la falsedad y la hipocresía. Desgraciadamente, para el personal, son muchos los personajillos de medio pelo y politiquillos del tres al cuarto los que antes su más que demostrada inutilidad, utilizan ambas cosas como escudo protector.

El próximo día quince, el grupo de amigos que decidimos crear la peña de “El Ladrillo”, vamos a celebrar el primer aniversario de su creación y, como es natural y lógico, tendremos un recuerdo para nuestra inolvidable presidenta de honor, Elena Sánchez.

Al traer a colación a nuestra presidenta de honor, no tengo más remedio que echar la vista atrás y recordar algunas de las cosas que, ciertos personajillos dijeron, de ella, el día de su fallecimiento.

Recordando aquellos momentos y algunas de esa declaraciones puedo decir que, me costó un trabajo ímprobo poder digerir tanta falsedad y tanta hipocresía.

Elena, casi con toda seguridad, de haber vivido, ojalá continúase entre nosotros, no hubiese ido en la lista que conformarán los veinticinco camino de alcanzar un puestecito en la Ciudad Autónoma.

A veces, en política ser inteligente es un gran handicap.Y si esa inteligencia, encima, se pone al servicio de hacer las cosas a la perfección, tiene menos porvenir en política que un mono con vértigo.

Servidor que, por cierto, jamás le pidió nada a esta extraordinaria mujer, sentía por ella un gran afecto y admiraba su gran inteligencia, su saber estar en cada momento y su enorme capacidad de trabajo a la que unía tal grado de honradez, que se podía permitir haber puesto en el aérea que ella gobernaba, la misma frase que puso el Ché Guevara, cuando era ministro de Hacienda: “Aquí se puede meter la pata pero nunca la mano”.

Inteligencia y honradez, rara avis que no se encuentran, todo los días, puestas al servicio de los demás.

Elena recibió muchas presiones, cosa lógica desde el puesto que ocupaba. Incluso recibió presiones el día antes de marcharse a Madrid para su reunión con la ministra.

Vamos a dejarlo aquí porque, a ella, seguro que no le hubiese gustado que servidor siguiese adelante, haciendo una alabanza de su persona,al mismo tiempo que tratásemos de poner, en el sitio que les corresponde, a todos aquellos falsos e hipócritas que tanto daño le hicieron.

Por respeto a su memoria y al enorme afecto que le tuve, voy a callar ciertas cosas que ella me comentó, incluso una de esas cosas en la que la culparon de algo, enfrentándola a alguien cuando, en ese asunto, era totalmente inocente.

Los errores en política se pagan a muy alto precio y con ella se cometió un grave error pero, por supuesto, no es el único que han cometido las grandes “lumbreras” del partido más dividido que hay en esta tierra.

Aunque lo quieran negar y den la sensación que están más unidos que unos hermanos siameses, la verdad es que hay tantas facciones que parecen legiones romanas bajo el mando de distintos generales. Cinco, de momento, que nosotros sepamos.

Y ni te cuento, serrana del alma, de aquí a las elecciones, si aparecen otras más. Esto se puede llegar a convertir en una caja de grillos cada uno, de ellos, cantando su canción, por supuesto, diferente a la del otro.

La cosa se ha complicado, más si ello es posible, desde la llegada de la canción de moda: “olivareros de Jaén...”. No aceptada, por supuesto, por otros, entre ellos los que siempre tuvieron la misma canción incluso en las épocas más difíciles del partido y que, desde hace tiempo, les ha enviado con su canción al ostracismo.

Nunca mejor aplicada la frase, en estos momentos, esa que dice: “de la calle vendrá quien de tu casa te echará”

Porque todos aquellos que eligieron aquello como casa y que la defendieron hasta en los momentos más difíciles, ya no son más que un simple recuerdo de algo que fue, pero que dejo de ser. Con la llegada de nuevos personajes, a los que le faltó tiempo para irlos eliminando mandándolos, a todos ellos, a esos que lucharon durante todos los momentos por mantener la nave a flote, incluso ante los más fuertes temporales, al ostracismo total y absoluto, dejándolos hundidos para que nunca jamás puedan levantar cabeza.

A veces, aún sintiéndolo por ellos, pienso que les está bien empleado por no haberse revelado, a su debido tiempo, contra aquello advenedizos que les lanzaron al pozo del olvido, al mismo tiempo que eran sustituidos por todos aquellos que al grito de “si bwana”, inclinaban las espaldas ejecutando todas las ordenes recibidas, sin osar levantar la mirada.

No sé qué pensará, Arenas, de todos esto y, sobre todo, del nuevo fichaje realizado por su partido y puesto al lado de Juan Vivas.

Y que conste que a, servidor, todo esto, le importa tres pepinos pero me gustaría que, Javier Arenas, me diece una explicación de cómo se puede hacer ese fichaje.

Igual tampoco lo entiende.
 

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