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OPINIÓN - JUEVES, 13 DE JULIO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Carcas y carcundas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Carmen Rigalt, la periodista catalana que llegó a Madrid colando en sus artículos morcillas familiares y teniendo por santo y seña innumerables muletillas, terminó aprendiendo y hoy es una grande del periodismo nacional. Los lectores de la Rigalt sabemos que es de pitones afilados y cortos y, por tanto, certera cuando prende la femoral de sus víctimas. Entiéndase cuando hace de toro. Si se pone en torera, entonces nos demuestra también que es muy buena rehiletera: coloca los palos en todo lo alto y haciendo la suerte a la perfección.

Pues bien, le leía yo hace pocos días a la amiga de Raúl del Pozo que el periodismo de adivinanza ya no cuela. Que es un periodismo cobarde, anticuado, facilón, cutre. O sea que ya no se lleva lo de “apuntar sin decir, decir sin señalar, señalar sin nombrar”.

Es decir, que escribir basándose en indicios, conjeturas, cábalas, etc, es un ejercicio extenuante para los lectores y pertenece ya al paleolítico. Y es que a los lectores actuales, hay que facilitarles la labor. Dárselo todo muy bien masticado, muy claro y lo que tenga que ser cuanto antes: como bien dicen los taurinos en relación con las faenas de muleta.

Pues bien antier, cuando caminaba hacia la zapatería donde me calzan desde casi que llegué a esta tierra, me pararon para contarme las maniobras que están haciendo varias personas, muy de derechas ellas, con el fin de darle vida a una formación política que sea capaz de arrebatarle votos al Partido Popular.

Mi confidente fue enumerándome nombres, como si tal cosa, sin dejar de mirarme a la cara a ver si en algún momento yo daba muestras de asombro. Pero viendo que en mí no se producía la menor alteración, creyó que yo sabía tela marinera del asunto y terminó su relato con el consiguiente tópico: Bueno, que te voy a contar yo a ti que tú no sepas...

Y allá que se fue hacia donde fuera mientras yo me introducía en Cutillas: establecimiento de zapatos. Sin que me diera por contestarle que yo sí conocía a esa gente que trata de agruparse bajo unas siglas para ver si suena la flauta en las urnas y sus componentes se convierten en un círculo de presión contra Juan Vivas. De quien por cierto hablan muy mal por detrás y, en cambio, lo adulan en cuanto se lo echan a la cara.

No obstante, y en vista de que el contador de la situación dejó entrever con celeridad que su deseo era que yo publicara en este papel, con pelos y señales, quienes están dispuestos a pertenecer a esa agrupación política, por sentirse víctimas de las decisiones del Gobierno de la Ciudad, he decidido volver al paleolítico. Hasta nueva orden. En cuanto concierne a este caso.

Lo que sí les adelantaré es que los urdidores de ese posible partido son algunos empresarios que se lo pasaron en grande con la llegada del GIL y vivieron sus mejores tiempos disfrutando de las decisiones de Antonio Sampietro y hasta no dudaron en hacerle la cucamona al ya archifamoso Juan Antonio Roca. Y a ellos se les pueden unir los despechados del propio PP y otros partidos. Sólo falta que, en un momento determinado, Juan Luis Aróstegui, defensor a ultranza de los intereses de algunos empresarios locales que ven con muy malos ojos la llegada de empresas foráneas, se alíe con ellos, si no lo está ya, y nos salga diciendo que la derecha más recalcitrante de este pueblo es la que mejor puede defender los intereses de Ceuta en Madrid. Cosas peores hemos visto.

Entretanto, Juan Vivas sigue rodeado de carcas y carcundas. Menos mal que su tirón electoral, no es como uno sea sino como la gente lo quiera ver, terminará pudiendo con todo lo que se le ponga enfrente. Pero debería tomar nota. Ojo: no caben venganzas. Pero sí apuntar nombres...
 

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