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OPINIÓN - JUEVES, 13 DE JULIO DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Decía Raúl del Pozo: que todos los periodistas somos unos mercenarios. Y uno pensándolo, detenidamente, llega a la conclusión de que el maestro lleva razón.

La misma razón que llevaba la sabia de mí abuela, cuando decía aquello de: ”para ser puta y no ganar ná, mejor ser mujer honrá”.

Teniendo en cuenta que mercenario, según mi pequeño diccionario, ese con el que duermo debajo de la almohada, es “aquel soldado que sirve a una patria que no es la suya por ganancia o beneficio personal” o “todo aquel que sirve por el beneficio que obtiene”. No tengo más remedio que darle la razón, a ambos dos, al maestro Raúl del Pozo y a la sabia de mí abuela pues, todos aquellos que trabajamos, lo hacemos por conseguir un beneficio personal.

Sin embargo, uno cree, hay circunstancias en la vida que muchos se convierten en mercenarios, impulsados por la falta de trabajo y el menos precio de todos aquellos, a los que habían dedicado todos sus esfuerzos en defensa de sus intereses.

Y son, precisamente, los más inútiles de los componentes, a los que dedicaron su trabajo, los que les empujan a ser mercenarios y vender su trabajo al mejor postor, hastiados del menosprecio al que se ven sometidos, por toda esa panda de analfabetos e inútiles a los que, un día, le gastaron la broma de darles un pito y una gorra con mando.

Todos esos inútiles decidieron, dentro de su inutilidad más que constatada, que había que acabar con todos aquellos que se mostrasen superiores, a ellos, en cultura e inteligencia. Y por contra se debería prestar todo el apoyo, del mundo mundial, a quienes estuviesen a su altura cultural e intelectual.

Y así, de esa forma, menospreciando a quienes podían demostrar su total inutilidad para los cargo que les habían proporcionados, la broma de la gorra y el pito y apoyando al resto de inútiles que conocían, sería muy difícil quitarles el poder que se les había otorgado con la entrega del pito y la gorra. Manda...la cosa.

Cuando la panda de analfabetos recibe el pito y la gorra que le dan un puestecito con mando cuidan, muy mucho, de ir escogiendo, para que les acompañen a todos los más inútiles que se encuentran en su camino para, de esa forma, tener cubiertas las espaldas en su puestecito de mando a sabienda que, todos los elegidos a los que se les ha dado un puestecito ganando una pasta gansa, jamás, .les causará ningún problema al ser, por principio, unos estómagos agradecidos a los que se le une su falta de capacidad intelectual.

Esa panda se convierte en grupitos de pequeños dictadores, donde el ordeno y mando es su única seña de identidad aplicando, a rajatablas, lo del que se mueva no sale en la foto. Y en el hipotético caso de que algunos de los estómagos agradecidos, intenten decir lo más mínimo sobre su persona o sobre su forma de mandar, estos dictadores de pacotillas, aplican lo de los clinex, usar y tirar.

Ni te cuento, serrana del alma, si alguno de los de su cuerda, no pertenecientes a los inútiles de los estómagos agradecidos, se le ocurre poner en duda su capacidad de mando y decide intentar quitarle el puestecito que ocupan, ese será condenado a todas las penas del infierno, a pesar de demostrarles, a todos, que es muy superior intelectualmente al que le gastaron la broma de concederle la gorra y el pito con mando. Ese pasará a engrosar la lista de personas non gratas y caerá en desgracia “per secular, seculorum”. O sea, para no darle muchas vueltas, será incluido, con un buen número, en la lista negra que tenemos el orgullo de encabezar.

Lo que me cuesta un enorme trabajo entender,si es qué se puede entender algo, es contra a personas cultas e inteligentes que son manejadas por algún personaje de esa panda pertenecientes a la gorra y el pito.

Sólo tiene una explicación, su falta total y absoluta de personalidad, que les hace ser manejados por algunos de estos personajes, cual muñecos parlanchines pertenecientes a algún ventrílocuo que les hacen decir, en cada momento, lo que ellos quieren que digan aunque esa frases pronunciada, por el muñeco parlanchín y falto de personalidad, puedan causarle algún daño.

Por toda esta serie de razonamientos que voy acumulando, viendo el comportamiento de unos y de otros. De los de la gorra y el pito y de aquellos muchos más inteligentes que ellos, pero que su falta de personalidad les hace convertirse en un muñeco de fácil manejo para esa panda de inútiles es por lo que, pensando en la realidad que me rodea y lo que puedo esperar tanto de unos como de otros, no merece la pena salir en defensa de ninguno de eso muñecos, de enorme parecido a los que tiene en su cajón, bien guardados mi gran amigo, José Luis Moreno.

Cada día, mi cerebro me lleva con más fuerzas a hacer realidad lo que dice el maestro Raúl del Pozo o la frase de mi adorada viejecita, aquella que dice: “para ser puta y no ganar ná, mejor ser mujer honrá” .

Nada merece la pena.
 

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