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OPINIÓN - DOMINGO, 16 DE JULIO DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Me dice una señora, que me habían hecho caso y que ya estában poniendo los palos de la feria.

La verdad, me llevo una alegría de aquí te quiero ver porque a servidor, todo sea dicho con el debido respeto, no hay quien le haga caso. Con lo bien que les hubiése venido, a algunos, el haberme hecho un poco de caso, no dejándose llevar por el cuento de la buena pipita narrado por un embustero compulsivo y timador profesional.

Claro que en el pecado llevas la penitencia y lo que pudo ser, como dicen en la película Casablanca, ”el principio de una buena amistad”, se quedó sólo “en si te vi no me acuerdo”.Y es que cuando dos embusteros compulsivos se reúnen, no dicen una verdad ni a su padre.

La soberbia y el creerse el cuento de la buena pipita, porque así le interesaba le hicieron pensar, al pobre diablo, que ya tenía cogido por los cataplinez a alguien importante que por ese motivo, por el del cuento, no tendría más remedio que bailar al son que le ordenase.

Después de inútil, analfabeto y tonto con balcón a la calle que diría mi amigo, Manolo de la Torre. Servidor diría que no es más tonto porque no entrena un par de horas a la semana.

Tratar de conseguir, para beneficio propio, alguna cosa que pueda perjudicar a quien nada tiene que ocultar, además de ser una giglipollez en grado sumo, es la cobardía usada por todos los chantagistas.

No es bueno para la salud querer hacer chantaje, queriendo ver la paja en el ojo ajeno, sin querer ver la viga que tiene en el suyo. Sobre todo porque se le remueven todas las bilis del odio que atesoran todos los chantagistas.Y eso de que se remuevan las bilis del odio, al no encontrar nada, porque nada pueden encontrar, es muy perjudicial para la salud.

Nada, colega, a cuidarse y a disfrutar de la vida porque son simplemente, como decía aquel, tres días los que se han de vivir.

El odio, no es más que una de las grandes virtudes que atesoran todos los ineptos, dictatorcillos del tres al cuarto que no ven más allá de sus narices.

Odio y envidia, dos palabras que, siempre, aparté de mi particular diccionario, por considerarlas de demasiada bajeza para ser utilizadas, por todos aquellos que cuando se acuesta, duermen como unos benditos y hasta sueñan con los angelitos, sin necesidad de ir, cada día, a misa a pegarse golpes de pecho. Pena grade de todos esos sepulcros blanqueados.

La partida de ajedrez aún no ha terminado. Te podría dar jaque mate en un par de jugadas. Me niego a hacerlo, porque le iba a quitar emoción a la cosa y, eso, el personal no me lo iba a perdonar nunca.

Como no me va a perdonar que empiece hablando de los palos de la feria, y cambie de tercio para contar otras cosas.

Así que criaturita de mis entretelas, me largo con viento fresco a hablar de la feria, no sin antes desearte que te pases una felices fiestas patronales y, de vez en cuando, no es por nada, te metas la mano en el bolsillo y pagues alguna ronda para, de esa forma, quitartela fama de “gorrón” que tienes.

Oye, que conste en acta, que eso de “gorrón” no lo digo yo, sino algunos de esos que te suelen acompañar. ¡Ditan sean las cazuelas de papas en amarillo con fideos gordos y jureles fritos del día anterior!..

Bueno, pues ya están colocados, o casi colocados, los palos del recinto ferial que soportarán, un año más, el alumbrado extraordinario de nuestras fiestas patronales.

En nada empezarán a levantarse las casetas tipo sevillanas y no aquellas blancas, más propia de un campo de refugiados, que de un recinto ferial. Para rematar aquella genialidad de las casetas blancas, sólo le hubiésen faltado, ponerle en el techo la cruz roja.

Por cierto, hablando de Cruz Roja, que unas chicas muy amables me colocaron dos cositas con la cruz roja. A ver si tienen mano y nos toca algo de ese oro que rifan. Como está la cosa, por culpa del euro de nuestras culpas, le quedaríamos eternamente agradecidos.

Nada que no hay forma de que hable de la feria. Me voy por los cerros de Ubeda y,. al final, no cuento nada de las fiestas patronales con tanto como me gustan.

Dicen, no me hagan mucho caso, que se quiere cambiar la portada del recinto ferial. Servidor cree que la portada actual es magnifica y si me apuran hasta emblemática. El que la lleva la entiende y donde hay patrón no manda marinero. Vamos, esto que le cuento son sólo rumores, y los rumores no son la antesala de la noticia, son sólo rumores y, por culpa de esos rumores, un diario tuvo que cerrar sus puertas.

Nada, que no hay forma, otra vez me he desviado del asunto que quiero tratar, que no es otro que hablarles de nuestras fiestas patronales.

Pues, bien, a falta de pocos días las peticiones de casetas superan, en mucho, las que se pueden conceder. Así que no será de extrañar quienes, antela imposibilidad de montar una caseta, larguen del viceconsejero.

El negocio, es el negocio y la pela es la pela. El asunto de las casetas va a traer cola.
 

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