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OPINIÓN - LUNES, 17 DE JULIO DE 2006

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Ceuta da la bienvenida al turista accidental

A lo largo de los últimos meses, todas las estadísticas relacionadas con la presencia de turistas en Ceuta son muy positivas. O llega una nueva expedición de viajeros portugueses, o se cierra la celebración de un congreso de cirugía maxilofacial, o bien vuelven los portugueses. Pero hay un dato que sobresale por su valor intrínseco: según se desprende de los datos recabados por la Viceconsejería de Turismo, se incrementa el número de turistas que llegan porque sí, porque les atrae Ceuta sin más, porque quieren descubrirla sin necesidad de apuntarse a una excursión organizada. Sin desmerecer en modo alguno a los viajes que concretan las agencias, el hecho de que un sueco sienta un interés repentino (o meditado, quién sabe) por conocer a la ‘gran desconocida’ es un mérito atribuible a las campañas de la Ciudad Autónoma, por supuesto, pero también a la imagen que Ceuta proyecta en el exterior. Una ciudad de contrastes, en un enclave a medio camino entre el Magreb y Europa, un espacio de cuatricultural en cuyas calles es factible presenciar una boda musulmana por todo lo alto (con claxons que no paran de sonar y ricos vestidos de pedrería), una procesión marinera (como la que se vive estos días) o los vistosos bailes del ‘diwali’ hindú. Y más allá del folclore, una ciudad viva, lejos ya de los estereotipos de la mili o del aspecto de pueblo en medio de la nada. Ceuta atrae, como espacio de descanso, como lugar de paso antes de conocer Marruecos o como ciudad enigmática, singular, cautivadora, y sin tiempo para dejar de sorprenderse. Toda ella, todas sus calles, sus barriadas y sus gentes deben participar de los ojos, del objetivo y del cuaderno del viajero. En feria lo tenemos fácil: siete días de actividad nocturna y diurna que no dejan indiferente a nadie, ni siquiera al caballa de toda la vida que religiosamente vuelve cada año a echar un baile en el recinto ferial. Al próximo belga que se encuentren por la calle no le dejen escapar y hagan que discurra por todas las venas de Ceuta.
 

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