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SOCIEDAD - LUNES, 17 DE JULIO DE 2006


vista de la barriada. el pueblo.

reportaje / barriadas
 

'El Príncipe' no quiere ser noticia

La barriada lucha por un futuro
mejor en el que los niños no se
ganen la vida como hombres
 

CEUTA
Raúl Mariscal
raulmariscal@elpueblodeceuta.com

No será ni la primera ni la última vez que se escriba sobre Príncipe Alfonso. La realidad que se vive en las calles de una barriada deprimida por múltiples problemas es información fresca, esa que apela al interés humano, la de manual de carrera.

Pero no solo pobreza hay en Príncipe Alfonso, también hay ganas de salir hacia arriba, de ver la luz y avanzar igual que el resto. Poco a poco lo intentan y cada vez son más los niños, jóvenes y mujeres que acuden a los talleres de alfabetización y de nuevas tecnologías que se imparten en una de las joyas de la barriada: el Polifuncional. Todos ellos saben que el futuro les puede deparar algo bueno y se esfuerzan en quitarle los argumentos a aquellos que piensan que no hay salida.

Estampas

En la entrada del Polifuncional una joven de 17 años le deja claro a un Policía Local que a pesar de su edad tiene una “mentalidad de mujer”. Más allá varios jóvenes sentados en un bordillo miran sin mirar porque nada tienen que hacer. Las mujeres venden frutas y verduras en una calle larga y estrecha que desemboca en una plaza donde los mayores charlan durante horas mientras fuman de sus pipas y toman un café o un té. Las callejuelas, que bien podrían ser de un laberinto sin salida, guardan historias de todo tipo. Bilal de 10 años se acerca a nosotros, bajo la atenta mirada de su tía, y se presenta, luego lo hace con sus primos Sufian y Salma, a los tres les llama la atención la cámara del fotógrafo. Puede que su ingenuidad les haga fiarse de nosotros, algo no muy común cuando hablamos de periodistas. Algo lógico cuando la imagen de esta barriada sólo aparece en los medios para ser maltratada.

Todas estas estampas configuran la realidad de la barriada en la que no se vive a gusto de todos. Así lo hace saber un hombre de mediana edad que imagina que somos periodistas: “aquí viven bien los que tienen una casa ahí arriba, yo solo tengo un barracón en el que dormir con mi familia”. No es lo único que no comprende, también le molesta la edificación incontrolada de “los que pueden”: “con esta manera de crear viviendas estamos desprotegidos ante cualquier catástrofe, ¿qué pasaría si hubiera un incendio en medio de la barriada?; ¿o si existiera una emergencia sanitaria?; ¿porqué un mayor con dificultades no puede acceder hasta la puerta de su casa sin problemas?”. Estas preguntas rondan por la cabeza de muchos vecinos del Príncipe.

Problemas

Los problemas de la barriada son múltiples. El paro es una de las mayores lacras de la Ciudad Autónoma que alberga una de las mayores tasas de España. Pero esta situación se acentúa mucho más en el Príncipe donde la mayoría de sus jóvenes se encuentran en situación de desempleo: “no tenemos trabajo, ¿entonces qué hacemos?”, se pregunta un chaval de la barriada que pasa muchos días en blanco a la espera de que un trabajo pueda ayudar la situación económica familiar. En algunos casos esta situación lleva a algunos jóvenes al ‘menudeo’ de hachís, imagen de la que muchos quieren desprenderse.

La vivienda también es un problema de la barriada que sufre una situación de “ilegalidad”. El pasado mes de junio el gobierno de la Ciudad Autónoma llegó a un acuerdo con UDCE y PDSC para dar los pasos “pertinentes” para que en los próximos Presupuestos de la Ciudad se incluya una partida que permita ejecutar y desarrollar el proyecto de urbanización de la barriada, toda vez que en septiembre de 2002 se aprobó de manera definitiva el Plan Especial de Príncipe Alfonso, que estaba llamado, entre otras cosas, a regularizar las viviendas. Además, el Gobierno se comprometió a establecer “las condiciones pertinentes” que permitieran el acceso a la propiedad sobre los solares construidos en esta barriada que sean susceptibles de ser legalizadas, de acuerdo con el Plan Especial y el proyecto de urbanización. Desde el Príncipe se esperan estas actuaciones como ‘agua de mayo’ porque muchos vecinos carecen de la sensación de propiedad que las personas necesitan para cuidar lo suyo. Además la falta de urbanización que existe en la barriada ha creado un caos que ha convertido a las calles del Príncipe en una maraña de la que cuesta salir si no se es conocedor de ellas.

El improvisado ayudante del cartero comenta que “es imposible que en estas calles trabaje alguien que no conoce la zona”, y así lo reafirma Hassam, un vecino: “sino fuera por ellos las cartas no nos llegarían”. En muchas ocasiones las calles sin nombre se entrelazan con casas sin números que hacen imposible conocer por donde se camina.

Lucha

El presidente de la barriada, Laarbi Mohamed, una de los personajes más públicos y queridos entre la vecindad, espera que pronto se lleve a cabo el Plan Especial de Actuación en Príncipe Alfonso, y de esta forma “paliar muchas de las carencias que sufrimos”. Los principales problemas de la barriada se encuentran en las infraestructuras básicas, “una vez que se mejore esto el Príncipe cambiará. La inversión que desde la Ciudad y Delegación del Gobierno harán es muy importante para nosotros, pero se está retrasando ya que el Plan lleva proyectado desde el pasado mes de noviembre”.

Laarbi también agradece la labor de los voluntarios de la brigada cívica cuya misión es impartir educación

entre los más jóvenes para que no se vuelvan a cometer errores.

“Son chavales del barrio que están cumpliendo una labor excelente entre todos los vecinos de Príncipe Alfonso”.

Laarbi también comenta que el Príncipe no hubiera llegado a esta situación si la Ciudad no hubiera “marginado” durante tanto tiempo a la barriada: “los fondos se gastaban en arreglar el centro o construir el Parque Marítimo del Mediterráneo. Si se hubieran preocupado más de nosotros las cosas serían muy diferentes”.

Y eso es lo que siguen intentando los vecinos, que las cosas cambien, que exista un futuro para los niños del Príncipe. Que la calle solo sea un patio de recreo donde los niños disfrutan como niños y no donde intentan ganarse la vida como hombres. Que las noticias sobre Príncipe Alfonso sean que no hay noticia porque la normalidad sea la tónica en sus calles.
 

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