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OPINIÓN - MARTES, 18 DE JULIO DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Hoy, pase lo que pase y lo diga quien lo diga, voy a escribir sobre las fiestas patronales, que como quien dicen están a la vuelta de la esquina.

Las peticiones para montar casetas en el recinto ferial superan, con mucho, las que pueden ser concedidas, y todo por culpa de que el terreno no es de chicle y , por tanto, no se puede estirar.

A la hora de conceder las casetas, hay que tener en cuenta que deben tener prioridad, sin duda alguna, todas aquellas casetas que, durante años y más años, han estado presentes en las fiestas patronales. Esas casetas tienen adquiridos todos los derechos del mundo, mientras no decidan lo contrario, para seguir montándolas y en los mismos lugares que siempre han tenido.

Sólo el abandono de algunas de ellas, por las razones que sean, dejarán su plaza libre para ser ocupada por una de nueva fundación entre todas las peticiones solicitadas.

Si servidor fuese algo, en el asunto de la adjudicación de una nueva caseta, siempre tendrían prioridad las casetas familiares que son las que, realmente, deberían instalarse en los recintos feriales.

Las casetas en las ferias, que se precien de serlo, por ejemplo Sevilla, no son más que la continuidad de las viviendas durante esos días. A ellas, se trasladan la cocina, el comedor e incluso los servicios y, en ellas, menos dormir se realizan todas las actuaciones que, cada día, se llevan a cabo en una vivienda.

También existen pero en menor escala, todo hay que decirlo las que se montan en plan particular de puertas abiertas pero esas son, simplemente, unos negocios más dentro del recinto ferial que nada, en absoluto, tienen que ver con las auténticas casetas familiares donde, por supuesto, el negocio entendido como tal no existe. Me explico.

En las auténticas casetas familiares, donde no existe el negocio, los socios de la misma van pagando, mensualmente una cuota con la que al llegar la feria, pagan el terreno, la instalación y el adorno de la caseta.

Una vez conseguido eso, se saca a subasta la explotación del bar y de total acuerdo con el señor que se ha quedado con el bar, se ponen los precios que han de regir por las bebidas o las comidas, totalmente de acuerdo con la disponibilidad económica de los socios. Por tanto cualquier rasgo de negocio privado o particular está fuera de lugar en estas casetas familiares que , realmente son, las casetas de feria.

Cuando se dejan de montar casetas del tipo familiar del que les estamos hablando aumentando, con ello, las de los negocios privados y particulares, sólo se está consiguiendo, el traslado de esos negocios al recinto ferial durante los días de duración de las fiestas patronales y ello conlleva, en algunos de esos negocios particulares, un aumento importante en los precios .

Todos sabemos que, en la feria, no pueden regir los mismos precios que en los días normales en todos los establecimiento habituales, pero ese aumento, a veces, abusivo va contra la propia economía de los propietarios.

En fin, esto es sólo una opinión muy personal de los cambios que ha experimentado la feria, en varios años, desde que nosotros montábamos “Los Abanicos” y varios particulares montaban sus casetas, a igual que nosotros, en plan familiar sin buscar lucro alguno. Es más, en la mayoría de las ocasiones, todos los socios, teníamos que poner, al final de la feria, más dinero para paliar el déficit creado.

Con esto pasa a igual que con la música. La música del dale que te pego, cuya principal característica es el enorme ruido que hacen, sin que nadie consiga enterarse de qué es lo qué quieren decir el que se supone que canta. Esa clase de música, muy de la juventud si se quiere, no sonaba en las casetas familiares porque se consideraba, con toda la razón del mundo que, en feria, eso pegaba tanto como ver un santo con dos pistola.

En las casetas familiares se ponía música de auténtica feria, dejando todas esas del ruido que tanto se llevan ahora, y que tanto gustan a la juventud, para las discotecas, en las que podían bailar todo el año, mientras en la feria, que dura nueve días, no había porque soportarlas porque, en definitiva, esa música no pega para nada en la feria. Cada cosa en su momento y a su debido tiempo.

La cosas de nuestra feria, debe de ir a toda marcha, porque ya han llegado puestos de turrón, a falta de casi quince días para el inicio de las fiestas patronales. El que no coma turrón es porque no quiere, no por falta de puestos para adquirirlos.

Otra de las cosas que, a igual que esa música del dale tela del telón, pega en la feria como a un santo con dos pistolas, es ese mercadillo que se monta durante los días de las fiestas patronales

Pero en fin, insisto, son unas opiniones muy particulares y muy personales y como todas las opiniones, las digan quienes las digan, deben ser respetadas a aunque no compartidas. Cada quisqui puede hacer lo que le venga en ganas, tanto en la música, como con las casetas o con la puesta en marcha de ese mercadillo.
 

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