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OPINIÓN - JUEVES, 20 DE JULIO DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Oiga, amigo guardia, se lo tengo que decir porque es una verdad como un templo, el verano tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.

Buenas, porque es un recreo para la vista, el ver a tantas mujeres guapas pasear por nuestras calles luciendo sus palmitos. Y es que, Ceuta, este peazo de paraíso puede presumir de tener un mujerío de aquí te quiero ver.

He recorrido, a lo largo de mi vida, sobre todo esa parte de ella que me llevaba en la tercerola, de aquellos trenes que cuando llegabas a tu destino no se sabía si eras blanco o negro y con las tablas de los asientos pegadas al culo, y a pesar de ello, de conocer tantos y tantos puntos de España, tengo que decir, porque es justo reconocerlo, que aquí en esta tierra nuestra, tenemos el mejor mujerío de toda España.

Y es en el verano, cuando muestran todo su poderío, cuando nuestro mujerío pasea por sus calles y a, usted, le faltan ojos para poder dirigirlos hacia tantas bellezas repartidas a lo largo y a lo ancho de nuestras calles.

No me vayan a decir que, en este asunto, en ver tantas bellezas juntas, el verano no es algo digno de tenerse en cuenta.

Sí, ya sé lo que me va a decir, que suben las temperaturas y arrecían los calores. Le entiendo, perfectamente, lo de la subida de la temperatura porque es de lo más lógico en verano, a igual que los sudores y más en tiempo de levante que, incluso te duchas y parece cómo si no te hubiése duchado, ¡Benditos calores y bendita sea la subida de la temperatura, porque es algo que no podemos remediar, todos aquellos, a los que nuestra madre nos apuntó en el sindicato macho tal antes de nacer! .

Me imagino, lo mal que lo estará pasando el “salido”, ese que estará pasando más calores que nadie viendo todo lo que hay que ver y que, es mucho.

hay que comprenderlo, el pobre mío tuvo una infancia perdida y ni te cuento, serrana del alma, su juventud. De pena en el asunto del mujerío, donde no se comía una “rosca” ni por recomendación.

Nada me extraña, por tanto, que el hombre esté tratando de recuperar el tiempo perdido aunque, para ello, en ocasiones se valga de métodos de viejos tiempos, haciéndole promesas a los posibles amores, como aquellos viejos ricos que iban a los teatros a hacerles promesas a las vedet y que, en la mayoría de las ocasiones, servían de diversión a toda la compañía.

A las mujeres se les conquista de otra forma y no por ese burdo procedimiento que, suele dejar a quienes lo practican, según las propias mujeres, a la más baja de las alturas.

Le podíamos dar un par de clases, muy diferentes a las que él práctica, de cómo se conquista a una mujer, pero desistimos de hacerlo por falta de tiempo y por tener, la completa seguridad, de que nunca aprendería.

Esto de que nos falten ojos para poder ver a todas las bellezas que pasean por nuestra tierra es, sin duda alguna, una parte buena del verano ¡Ele las mujeres de mi tierra y las mare que las parió!.

Pero, con la llegada del verano y los calores también llegan sus partes malas.

Las neuronas del cerebro, no sé por qué razón sufren tal alteración que hacen irracibles al personal.

En esto, naturalmente, me estoy refiriendo a los que aún les quedan algunas neuronas en el cerebro. Ni te cuento, serrana del alma mía, todos aquellos, que las escasas que tienen les patinan más que el embrague de un cuatro latas. Eso pobres están más perdidos que un pingüino, en el mes de agosto, en Écija.

Volviendo a los normales, a los que aún tienen neuronas en el cerebro, los efectos del calor deben atacar, fuertemente, a las neuronas y les descentran del tal forma, que cambian de forma radical su forma de ser, en tiempo de ausencia de calores.

Con la ausencia de calores, son personas normales incapaces de “acalorarse” por nada de cuanto les pueda ocurrir. Pero oiga, amigo guardia, en cuanto llegan los calores, les pegan a las neuronas con fuerzas, se cambian de forma de ser como los camaleones cambian de color.

Lo que antes era todo educación y buenas palabras, se vuelvewn gritos y tacos a la menor de cambio. Es tan brusco el cambio experimentado, por el personal que, en ocasiones, usted llega a pensar que ésta persona no es aquella que conoció en el mes de febrero.

Es una de las partes malas que tienen los calores que, el personal tiene el convencimiento que todo se consigue pegando gritos e insultando al resto del personal cuando las cosas no transcurren, con los afectados por los calores, como ellos desean.

Servidor, las cosas como son, no es muy dado al grito y al lanzamiento de “tacos”. Quizás, por ese motivo, sólo me afectan los “calores”, tanto en cuanto, me faltan ojos para poder ver a todas las bellezas ceutíes que se cruzan por mi camino.

O sea, pensándolo bien, almendan le sientan los “calores” una jartá de bien. ¡Viva el verano y vivan los calores!.
 

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