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OPINIÓN - VIERNES, 28 DE JULIO DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Me llama un señor muy enfadado, para decirme que no está de acuerdo con lo que he escrito de que me da, exactamente, igual sea quien sea, quien gane las elecciones. Esta es una opinión, por supuesto, personal e intransferible y como todas las opiniones, vengan de donde vengan, son dignas de respeto.

Cada quisqui es libre de opinar lo que le venga en ganas siempre dentro del juego democrático y, sin que nada ni nadie quiera imponerle hacia quién o hacia dónde debe dirigir esa opinión

El hombre, todo acalorado, lógico con el tiempo que está haciendo, que se “acalore”, más que decirme, me grita: ”aquí todos tenemos que votar al Partido Popular que es el mejor para nuestra tierra”. Opinión muy respetable que no tiene porque ser compartida más que por los que estén de acuerdo con ella.

Nunca me ha gustado queme griten porque, yo, jamás, a lo largo de mi vida, le he gritado a nadie.

Me armo de paciencia y pienso otros alfalfa, en buscar la mejor solución para contestarle al señor.

La primera solución, que se me viene a la cabeza, es la demandarlo a hacer puñetas. La rechazo porque, eso, sería ponerme a su altura. Así que me decido por la segunda, escucharlo decir lo que quiera hasta que se le acaben los argumentos que defiende con tanto ardor guerrero. Pues como dijo el Guerra, no Alfonso sino el otro: “hay gente pá tó”.

El hombre me lanza un discurso de tal defensa y de todo lo que han hecho, por éste pueblo los populares, que si le llegan a escuchar, en la sede del partido, con toda seguridad que le proponen, cómo muy poco, para ministro caso de ganar las próximas elecciones generales.

Terminada, en su primera parte, su ardiente perorata en la defensa y los grandes logros de su partido decide, gracias a Dios, tomarse un respiro, lo que me vale para recordarle que estamos en un Estado de Derechos y de Libertades por lo cual, cada quisqui, puede votar al partido que le venga en ganas y que, por supuesto, el voto es secreto, personal e intransferible.

El tío, por lo visto, tiene cuerda para rato e insiste en darme la tarde, largándome todo su rollo macabeo sobre el mismo tema. Ardor guerrero el que pone el muchacho en la defensa de sus creencias.

Como se estába poniendo pesado, decidí decirle, que sí que todo era muy bonito, que le deseaba a él y a su partido, toda la suerte del mundo, en las próximas elecciones, pero que no podía perder más el tiempo y, por tanto, le iba cortar la comunicación.

Oiga, amigo guardia, éste fulano, porque señor no le puedo llamar, entendió que la mejor forma de que le escuchara era lanzándome un par de tacos.

Enormemente peligrosos son todos estos parásitos, cuya línea de actuación está fuera de las mínimas reglas de la educación.

Como ya he escuchado bastante y no tengo porque soportar, a esta clase de personajillo, le corto la comunicación, enviándole a peinar calaveras de camellos viudos al desierto.

No le debió hacer mucha gracia al lugar donde le había enviado y el trabajo a realizar porque, apenas había colgado, sonó de nuevo el teléfono y la voz del personajillo se dejo sentir.

En esta ocasión, me dio la sensación, no extraña, que si le cogen, en ese momento, conduciendo y le hacen soplar el aparatito de marras, pierde todos los puntos de su carné e incluso los de los familiares más cercanos.

Cuelgo el auricular, veo el número marcado en mi teléfono y pienso en llamar al mismo para saber con quién he estado hablando.

Una leve sospecha, recorre mi cerebro, de que la voz me era conocida, que la había escuchado antes. Así que decido armarme de paciencia, echar mano a la guía y buscar el número de marras.

El asunto me llevo cerca de quince minutos y cuando, por fin, lo encontré mis sospechas se convirtieron en realidad. Había acertado de pleno.

Marqué el número y una voz “trapajosa” me contestó. No le dejé seguir. Le llamé por su nombre, al tiempo que le recordaba que era una de aquellas personas que se pasó muchas noches insultándome cuando la aparición del GIl que, nosotros, combatimos con todas nuestras armas.

El hombre no se acordaba o no quería acordarse de aquello, y de cuanto ”largó” del Partido Popular y de sus componentes mientras, junto a sus familiares, repartía videos, del GIL por las casas de Ceuta. ¡Que desmemoriado son algunos!.

Y más desmemoriados se vuelven cuando, el Partido Popular, en agradecimiento a cuanto ”largaron” le colocan a un hijo en un buen puestecito ganando una pasta gansa.

Por cierto, que el chaval se ha convertido, en uno más de los de la gorra y el pito con mando fastidiando, desde ese puestecito, a algunos pequeños empresarios.

No me quiso escuchar, me colgó el teléfono, pero esta historia, la del chaval de la gorra y el pito con mando,se la cuento un siglo de estos. Ahora, como cada quisqui, me voy de feria.
 

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