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OPINIÓN - VIERNES, 2 DE JUNIO DE 2006

 
OPINIÓN / ENTRE LÍNEAS

La música del azar

Por Javier Sakona


Hace ya seis meses esperaba en la cola de la Biblioteca Municipal de Bidebarrieta hojeando un manoseado ejemplar de ‘La música del azar’, un curioso ensayo de Paul Auster sobre la maravillosa importancia de lo azaroso en la literatura y por ende en la vida. En aquellos días ahogaba la abulía del desempleado entre libros y paseos. Es bien sabido que bares y bibliotecas son el mejor refugio de los parados. En esas estaba cuando, rompiendo la quietud reinante, sonó mi móvil. Un extraño prefijo, 956, aparecía en la pantalla del teléfono. Llamaban desde Ceuta. Tenían un trabajo para mí. Y aquí estoy. El azar se esconde en casi cualquier sitio y su melodía siempre sorprende.

Seis meses después, mi camino vuelve a cruzarse con el de Paul Auster. El jurado del Premio Príncipe de Asturias ha decidio otorgar el galardón de este año al escritor neoyorquino por su exploración de los nuevos ámbitos de la realidad en una literatura amante del detalle y las historias. Minuciosa, estética, moderna y valiente. Y siempre provocadora. La literatura de Auster, compleja y fluida como la vida misma, se construye piedra a piedra por entre las calles de Brooklyn, rebusca en las historias y se deja llevar por los quiebros del destino detallando cada paso, cada esquina de ese Nueva York que es ya un personaje más de sus novelas. La literatura de Auster embriaga y enseña a vivir con uno mismo. Desde aquel ‘Ciudad de Cristal’, maravillosa y sorprendente primera parte de la conocida ‘Trilogía de Nueva York’ hasta su reciente ‘Brooklyn Follies’ (su novela más luminosa, dice el propio autor), pasando por la oscura e inquietante ‘El país de las últimas cosas’, o la biografía de su amigo Benjamin Sachs, ‘Leviatán’, una estupenda radiografía de las obsesiones de los estadounidenses, sin olvidar ‘El libro de las ilusiones’, probablemente una de sus mejores y más emocionantes obras que, precisamente, lleva al cine el mismo Paul Auster bajo el título de ‘La vida interior de Martin Frost’, No es la primera vez que Auster se pone tras las cámaras. Ya lo hizo, de la mano de su amigo Wayne Wang, con ‘Smoke’, basado en un relato corto del escritor neoyorquino, ‘Blue in the face’, ejercicio de improvisación con el metraje de película sobrante de ‘Smoke’ y la fallida ‘Lulu on the Bridge’.

Paul Auster detalla la vida al minuto, paso a paso, en una tradición literaria estrechamente unida a un periodismo perdido, el que atrapa las sustancias intangibles, el que hace visibles los hilos invisibles, el que se agarra alos detalles de la vida. Una literatura que pasea a paso lento, conun cuaderno bajo el brazo, anotando cada esquina de su Brooklyn del alma, “el ombligo del mundo” literario de Paul Auster, habitat de personajes abandonados al azar, vapuleados por la vida. Cuatro personajes principales habitan el mundo de Paul Auster: Nueva York, el azar, el antihéroe que se reinventa desde las cenizas y la literatura. Admirador y gran conocedor de Cervantes (al que cita frecuentemente en ‘La Ciudad de Cristal’),la magia del azar y su Nueva York natal, los personajes de Auster -el Martin Frost del ‘Libro de las Ilusiones’ es un buen ejemplo) salen del pozo de sus infiernos personales y reiventan su futuro desde las cenizas del pasado. Una sabia lección que debemos interiorizar y que el Premio Príncipe de Asturias, sabiamente, ha querido premiar. Felicidades. Y gracias.
 

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