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SOCIEDAD - LUNES, 5 DE JUNIO DE 2006


VIAJEROS DISPUESTOS A COGER EL BARCO. E.P.

INMIGRACIÓN / PERMISOS TRANSFRONTERIZOS
 

Fronterizos: trabajadores
con billete de ida y vuelta

Algunas personas utilizan este
permiso detrabajo para viajar a la
Península, aprovechando su
parecido con el de residencia
 

CEUTA
Mada M.
madamartinez@elpueblodeceuta.com

Transfronterizo, el que opera por encima de las fronteras. Trabajadores transfronterizos: durante el día en Ceuta y de noche en Marruecos. No existen cifras concretas sobre el número de personas que trajina con este permiso en la Ciudad Autónoma, aunque pasan de las dos mil; la Oficina de Extranjería sí determina que alrededor de 300 personas alcanzaron este estatus en el último proceso de regularización, que emprendió el Gobierno el pasado año 2005.

Son trabajadores de ida y vuelta: ciudadanos marroquíes (de la zona periférica de Ceuta) que pueden desempeñar una tarea en la ciudad pero no residir en ella (ni siquiera pernoctar). Cruzan a diario la frontera para trabajar en la construcción, como mecánicos y, en el caso de las mujeres, para ejercer como empleadas del hogar. Para ello han de seguir un proceso burocrático y de verificación bastante extenso, a pesar de que los técnicos de la Oficina de Extranjería se empeñan en facilitar los trámites cuanto pueden.

La obtención del permiso implica la existencia de un contratante ceutí que deberá acreditar a qué se dedica y por qué necesita a un trabajador extranjero. Porque si cualquier nacional o residente apuntado en las listas del INEM puede desempeñar esa tarea tiene preferencia sobre el transfronterizo; proceso que sólo se rompe si la actividad está dentro del Catálogo de Difícil Cobertura. El contratado, tiene obligación de justificar su cualificación profesional, sus antecedentes, su estado de salud, y su empadronamiento en la zona fronteriza: la provincia de Tetuán, y zonas de Tangrán y tangerinas. Si todo es correcto, el ciudadano marroquí recibe su tarjeta de trabajador transfronterizo de manos de la Policía.

Tarjeta: pasaporte a la Península

Algunos de los trabajadores que han obtenido este permiso de empleo no han dudado en utilizarlo para cruzar hacia la Península en barco, aprovechando su similitud con la tarjeta de residencia en España que sí permitiría salir de la Ciudad Autónoma. Ambos documentos son muy parecidos y sólo en la parte superior se indica su carácter. La Policía, por otro lado, es muy meticulosa en la comprobación de los datos personales, en compararlos con los del pasaporte y en verificar la autenticidad de la fotografía. Así, alrededor de 2.000 personas fueron detenidas, a lo largo de 2005, en el puerto de Ceuta cuando se disponían a embarcar hacia Algeciras. Falsificación de los documentos o manipulación de la imagen. Hechos detectados por los agentes de Policía que trabajan en la misma puerta de embarque.

En el caso de los trabajadores transfronterizos que han intentado cruzar el Estrecho (y que lo han conseguido) la cuestión es simple: sus datos coinciden en todo momento, porque la tarjeta está en regla; la ilegalidad: el permiso transfronterizo no permite salir de Ceuta y sólo sirve para trabajar, no para residir. Mientras están en Ceuta, se manejan por sí solos; una vez en la Península cuentan con familiares u otro tipo de contactos que les ayudan a establecerse de manera ilegal. Está claro que su destino no es el puerto gaditano de Algeciras, sino ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, por citar algunas. El objetivo vuelve a ser el trabajo, aunque está vez, incrementando las cifras de la ya amplia economía sumergida española.

Trabajo al fin y al cabo

Pero la mayoría ejerce para lo que se le habilita administrativamente, es decir, para ganar un sueldo. El caso más llamativo y numeroso: las asistentas del hogar que inundan los domicilios ceutíes. Para ellas, el reglamento de Extranjería permite una salvedad: no necesitan una oferta de trabajo. La directora de la Oficina, Salvadora Mateos, explica que así se agilizan los trámites y que se juega con la “confianza” que se establece entre contratantes y contratadas. Muchas de ellas permanecen en un hogar concreto durante muchos años; el vínculo se convierte, a veces, en un lazo familiar.

El resto de trabajadores transfronterizos se dedican a ocupaciones diversas con mayor o menor grado de cualificación. Desde profesores hasta reponedores en supermercados, pasando por camareros o técnicos del servicio de reparación de los calefactores. Juan Jesús Vivas, presidente de la Ciudad Autónoma, pedía recientemente la contratación de ceutíes en para ejecutar las obras que se llevan a cabo en la ciudad. Pero es una realidad, ni buena ni mala, que en muchas de las subcontratas locales se emplea a trabajadores transfronterizos, que pasan a formar parte de la marcha de la economía de la Ciudad Autónoma como afiliado a la Seguridad Social. Las autoridades previenen el fraude en este sentido obligando a que el contrato sea a tiempo completo y con una duración mínima de un año; y siempre atendiendo a la cualificación del trabajador. Como cualquier ciudadano de derecho y como no podía ser de otra forma.

Finalmente, hay que destacar la cantidad de personas que, con permiso transfronterizo, hacen de porteadores entre Ceuta y Marruecos a través del paso comercial del Biutz (en pleno polígono del Tarajal). Según las estadísticas, se ‘pierden’ de 1.000 a 1.500 millones con las mercancía alegales que circulan por la frontera.
 

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