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OPINIÓN - SÁBADO, 10 DE JUNIO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

El respeto
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Fernando González de la Mora, según he leído en un libro de Umbral, se manifestaba en los cuarenta rasgando carteles de la película Gilda, que Franco había autorizado, porque era un estudiante católico y patriota. González de la Mora era un escritor reaccionario, perteneciente a la derecha, y que escribía muy bien.

Copio: Un día va a ver a Azorín y le cuenta, acalorado, que él escribe por salvar y cantar la patria, regenerar España, explicar a Dios y otros misterios. El maestro le responde, tranquilo:

-Yo escribo para comer.

¡Qué arte el de Azorín! Faena, pues, de máximos trofeos y salida a hombross por la puerta grande de un maestro que tenía muy claro por qué lidiaba en el albero de los papeles, diariamente, exponiéndose por la calle a que algún toro suelto lo mandara a la enfermería con la femoral destrozada. Algo que muchos de los que escribimos hemos sufrido. Mientras había personajes que se reían a mandíbula batiente.

Conté esta anécdota hace ya varios meses, pero no me he resistido a repetirme en vista de que me viene que ni pintiparada, como preámbulo, para responder a quien no ceja en su empeño de airear que escribe para que lo respeten y no para que le teman. Habráse visto tamaña falta de sentido común.

No me digan ustedes que no es una sandez, como la catedral de Burgos de grande, creerse que el mero hecho de opinar concede al opinante el derecho a que la gente le deba obediencia y se dirija a él con la cautela necesaria para que nunca se sienta herido porque le pierdan ese respeto que piensa le deben todos los ciudadanos. O bien para ser temido.

Que bien le vendría a quien dice cosas así, leer la carta familiar que el Padre José Francisco de Isla, allá en 1703, le envía a s u hermana. Donde le dice que no se puede perder a nadie el respeto que nunca se le ha tenido.

Uno escribe, desde hace ya muchos años, para poder comer. Y si estuviera al frente de la Federación Territorial de Fútbol de Ceuta, procuraría ganarme el respeto de las gentes exhibiendo las cuentas de una federación que no ha hecho una auditoría desde que Ceuta era ciudad portuguesa.

De ser yo el presidente de la Federación Territorial de Fútbol de Ceuta -algo que nunca ha entrado en mis planes, porque abomino de los cargos-, lo primero que habría hecho para ganarme ese respeto que tanto le preocupa a su presidente es haber estado en el sitio justo, y a la hora justa, viendo a la Asociación Deportiva Ceuta jugarse varios ascensos a la Segunda División A. ¿Dónde estaba Emilio Cózar el día del partido contra el equipo ferrolano?, como bien le recuerda el escrito publicado por la redacción deportiva de este periódico, el viernes pasado. Aunque la redacción deportiva debería haber escrito el nombre de Cózar cual persona que ahora acude, incluso, a las conferencias de prensa para intimidar a la concurrencia con ese respeto que se ha creído le tienen por hacer garabatos en un periódico donde antes se dedicaba a perseguir a los redactores deportivos, que criticaban su labor como presidente de la federación.

¿O no recuerda el piadosísimo presidente de la federación las muchas veces que ha entrado en el despacho del editor de El Faro para pedirle a éste que metiera en cintura a los chavales que se habían atrevido a publicar lo que a él no le gustaba que saliera escrito en los papeles?

Uno escribe en los periódicos para comer. Como primer argumento. Porque de no ser así, trataría de emplear ese tiempo en otros menesteres, relacionados con la escritura y, sobre todo, leyendo hasta el fin de los días que me hayan asignado. El respeto se gana, y no siempre, siendo justo y dando muestras de que no se le teme a ninguna auditoría.
 

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