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OPINIÓN - DOMINGO, 18 DE JUNIO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

El ‘caso Piniers’
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Acabo de llegar de Ibiza y lo primero que me encuentro es con que Antonia María Palomo le ha dado trabajo a la Fiscalía Anticorrupción al denunciar al Gobierno de Juan Vivas por su proceder en cuanto concierne a la construcción de un vertedero en el barranco de Piniers. ¿Qué sabes tu de ello, Manolo?

-Mira, metijón, yo sé lo mismo que tú. Es decir, lo que he leído en los periódicos.

-¿No oíste, por la radio, las aclaraciones de Carolina Pérez sobre el caso?

-No. Pero me han contado que la consejera de Medio Ambiente pasó un mal trago para defender lo que piensa el Gobierno al respecto.

-Y tanto que las pasó canutas. Porque Carolina, que lleva muchos años en la política activa y desempeñando cargos, podrá ser eficaz en muchas cosas, pero nunca será una lumbrera para defender al Gobierno de ataques tan envenenados.

-Bien, Metijón, bien; pero de entrada se expresó con rotundidad: “Respetamos la justicia y además no la tememos porque tenemos las manos limpias y la conciencia tranquila”.

-Sin embargo, Manolo, cuando tuvo que referirse a las relaciones familiares existentes, según Antonia María Palomo, entre Moisés Wahnon Wahnon, representante de la empresa Makerel Medioambiental, S.L., y alguna persona con peso específico en el Partido Popular, dijo desconocer tal cosa.

-A mí me parece que la respuesta fue la única que podía dar, ¿no?

-Pues no. ¿O es que tú crees que la gente se chupa el dedo y se va a creer que Carolina no sabe que el apellido Wahnon está estrechamente ligado al Partido Popular?

-De acuerdo, metijón: ¿me puedes decir cuál habría sido tu contestación a esa pregunta, de haber estado en el sitio de la Consejera de Medio Ambiente?

-Muy fácil: díganme ustedes dónde está escrito que alguien no tenga derecho a representar una empresa que concursa para adjudicarse unas obras, por el mero hecho de llamarse Whanon y ser pariente de alguien que manda mucho en el seno del partido.

-Metijón, no tienes arreglo; créeme que tus deseos de perfección se pasan ya de castaño oscuro. Carolina Pérez, poco acostumbrada a resolver papeletas así, hizo cuanto pudo para salir bien de un trance difícil. Y a fe que no estuvo mal.

-¿No echas de menos, en estas situaciones, a Emilio Carreira?

-No. Porque si el presidente de la Ciudad está convencido de que no lo necesita, para tales menesteres, tendrá sus buenas razones. Pues yo no conozco a nadie, que a propósito, tire piedras contra su propio tejado. Pero hazme un favor: procura no preguntarme más por Carreira y sus cualidades.

-¿Por qué razón?

-Por una tan simple como la que sigue: si nosotros hablamos de Carreira, lo que estamos dando pie es a que algunos le cojan más inquina al Consejero de Economía y Hacienda. Y aquí procuramos no perjudicar a nadie, a sabiendas de que lo estamos haciendo.

-¡Uy que prudente estás tú! Tal vez sea porque la semana pasada le diste la del pulpo al tío del tambor.

-Metijón, no se puede estar siempre guerreando, como dice el sepulcro blanqueado, que viaja de baracalofi y, además, va presumiendo de algo que se ha ganado poniéndose incondicionalmente a las órdenes del jefe que necesita oír, aunque sea en Alemania, lo de “a mandar que para eso estamos”.

-Joder, joder, joder... Si lo sé, no te digo nada. Pues acabas de soltar un mano capaz de tumbar sobre la lona a un elefante.

-No es para tanto. Se nota mucho, metijón, que no sólo te gusta lo bien hecho, sino que también eres muy exagerado.
 

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