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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 28 DE JUNIO DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Fiestas, festejos y fiestones
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Aunque, en general, tengo más ruinas que Mérida, hoy me he levantado con ánimo verbenero, dispuesta a lanzar los beneficios de mi mente, concisa y taladradora, hacia el tema de las festividades y sus distintas acepciones. ¿Qué si he ido a alguna celebración últimamente? Si, el pasado domingo y con mi compadre calorro el Chusco y su primo Juan de de Dios el Chihuahua, gurrumino pero matón, sesenta kilos proclama él mismo, de dinamita kung fu.

No se trataba de un fiestón, de esos que chalan a la juventud y que ahora están tan de moda. Los que se dedican en las grandes ciudades a organizar los fiestarrones sacan un auténtico perraje, alquilan un pueblo o una aldea deshabitada, de esas tan exquisitamente mágicas que pueblan nuestra geografía, ansiosas por ser descubiertas para el turismo rural y volver a latir de vida. Y a veces ni lo alquilan, sino que piden los oportunos permisos a las autoridades de las que depende el lugar, luego hay que invertir en llevar a buenos DJs de la capital y a un ramillete de gogós que bailen como posesas durante, al menos, veinticuatro horas que es la duración mínima de los eventos. Se lleva bebida, se hace o no se hace botellón dependiendo de si es fiesta bakaladera, es decir, de pastillas y botellines de agua a tres euros, los camellos acuden o no acuden dependiendo de la seriedad de los organizadores y los jóvenes se lo pasan pipa y disfrutan de la vida campestre, mientras hacen latir la aldehuela a fuerza de kilowatios. Pero si hay alguna organizada a lo bestia, como la última de Santander, a mi no me llamen, porque se me ha pasado el arroz, la música moderna pachanguera o de la otra me hace enfermar de ansiedad y lo más actual que tolero es un buen pasodoble, no en vano abogo por la actualidad sin parangón de mi España Cañí.

Pues a ese tipo de acto lúdico festivo no acudí el domingo, ni jamás hubiera llevado a mi compadre el Chusco, porque el está de los nervios y entre las luces y los watios desencadenados le puede dar “lo suyo” que es una especie de jamacuco que le transforma en alguien poco educado y muy desagradable para la colectividad. Cada vez que ha estado en la cárcel ha sido por un jamacuco de los de él, así que mejor no arriesgarse y acudir a lugares donde se pueda disfrutar por lo sano en amor y compaña. ¿Qué dicen? ¿Qué si voy a acudir a la Fiesta Grande de Ceuta el día 5 de Agosto? Me encantaría y también al Chusco y a la Payi que es su legítima esposa, aunque se han casado rompiendo la olla por el rito gitano porque ella iba preñá de uno de mis ahijados. Lo mismo vamos, porque a los gitanos y a los medio gitanos nos gusta mucho el menéo. Pero las fiestas ceutíes son como la feria de Málaga: fiestas finas y con su miajita de señorío, donde van hasta las Autoridades. Donde fuimos el domingo era una convocatoria algo más popular, en el pueblo de Humilladero, se va por la A-45 hasta Antequera y desde allí en dirección Sevilla se encuentra el pueblo que celebraba su San Juan, para lo que, la consejería de cultura, ha recuperado este año una tradicionalísima e idiosincrásica festividad : la Fiesta del “guarrillo engrasáo”. Al olor del guarro fuimos la peña de Málaga, porque amen de mi compadre y su primo el Chihuahua, venían más familiares, algo muy variopinto y antropológico ¿Qué parecíamos los descendientes directos de Atapuerca por el nivel? ¡Hagan el favor de no faltar! Es cierto que, en grupo, resultamos populares, de extrema sencillez y miente quien dice que vamos con pinta de gentuza, lo que sucede es que vestimos con descuidada elegancia y los caballeros se pasan un poco con las cadenas de oro, pero por lo demás, canela fina. Es más, resultábamos, ante los participantes en el concurso, que iban atados por las piernas corriendo detrás de los guarrillos resbaladizos, se nos veía hasta con un toque de cosmopolitismo, de venir de la ciudad con ganas de sana diversión, sin malos rollos y sin broncas.

Y eso de atrapar al guarro y que te lo regalen como premio es algo de mucho mérito y de ser muy talentoso. Es más, el campo de fútbol de Humilladero rebosaba de personal animando y jaleando a los participantes, pechá de reír y es que los guarrillos eran mayormente porculerillos y se escamoteaban ante el regocijo de mis acompañantes que ofrecían con sensatez la alternativa de parar a los chanchitos pegándoles un tiro. ¿A que es una brillante idea para las fiestas ceutíes? Apuesto a que los ciudadanos de la perla del Mediterráneo disfrutarían con el guarrillo engrasáo y se partirían el pecho de risa. ¿Qué dicen? ¿Qué como es crisol de culturas hay etnias que rechazarían atrapar a guarros grasientos? Vale, pues a esos se les ofrece la alternativa de vestirse de neopreno y hacer una cacería de caballas por el puerto o se pueden engrasar cabritos, gatos no, porque los felinos tienen mucho malaje y se lanzan a sacarte los ojos. Y encima de disfrutar con la cacería del chanchito me contaron la historia de los tres deseos: Va un mago y le dice a una gitanita:”Pídeme los tres deseos que quieras, los recibirás, pero tu marido los recibirá también multiplicados por diez.” La gitana suspiró “Quiero ser guapa”y el mago: “Vale, pero tu marido será diez veces más guapo que tu” La gitana tenía un viejo en la barriga “No me importa porque yo le tengo a mi marío mucha fé” “Bueno, el segundo deseo” “Quiero ser millonaria” “Concedido, pero tu hombre será diez veces más millonario que tu” La calé suspiró “Me da igual, de seguro que no me abandona” El mago tenía maldad “¿Ni siendo diez veces más guapo y más millonario que tu? Bueno, tu te arriesgas, ahora pídeme el tercer deseo” “Pues mi tercer deseo es que me de un pequeño infarto”. La Payi se meaba ¡Gitanica había de ser! ¡No véa el arte de la tía!. Y a todo esto los cinco guarros que soltaron fueron el trofeo de otras tantas parejas, mi Payi se ponía regalona “Vení a estas fiesta está bien, pero el personal me paice cateto, vamos, que son manúos” Y es que, mi parentela romaní es, en cierta medida, muy urbanita y miajita altiva. ¿Qué nos esperan en Ceuta? Allí iremos todo el cotarro, de seguro y si Dios quiere, porque el hombre propone y Dios dispone. Pero iremos si hay guarrillos, o por lo menos cabritos, es conditio sine qua non para asistir.
 

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