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OPINIÓN - SÁBADO 11 DE MARZO DE 2006

 
OPINIÓN / EDITORIAL

La irresponsabilidad llevada a la práctica

Ya veníamos diciendo que la situación partía de una base absolutamente falseada, dirigida en contra del presidente de la Ciudad en una estrategia bien marcada, clara y definida al objeto de medir fuerzas tras el conocimiento de los datos del CIS que reflejaba un apoyo del 85% a Juan Vivas. Con la excusa de unas letras satíricas y carnavaleras. A alguien -dolido en su interior y con permiso de su autoridad- se le ocurrió quitar la espoleta del artefacto llamado racismo y lanzado al ruedo de la información. Las consecuencias han sido meridianamente claras. Otros se han aprovechado de la coyuntura y al grito de “Por la Convivencia y contra el Racismo” han montado una marcha de poco éxito y de peor finalización. Si la población musulmana en Ceuta es la que es, el seguimiento oficial según fuentes policiales, ha sido exigüo. Pero aún peor. desde el inicio se lanzaban proclamas a favor de Ben Laden, algo que puso muy nervioso -con razón- a Mohamed Alí quien amenazó incluso con paralizar la marcha. Al lado de los organizadores se coló el personaje ‘Non Grato’ aprovechando que el Pisuerga pasaba por Valladolid.

Sabemos que Mohamed Alí ha intentado por todos los medios que la manifestación transcurriera por cauces pacíficos, cosa que ha sucedido de principio hasta su fin frente al Palacio de la Asamblea. Lo ocurrido después es como consecuencia del vandalismo aprovechado por unos pocos (medio centenar según la Policía, cuyos mandos no previeron custodiar la zona comercial del centro). El caos se apoderó por momentos de la situación. Empresarios que bajaron persianas, otros que recibieron pedradas, roturas de cristales, agresiones físicas, verbales, roturas de mobiliario urbano, kioscos, pedradas a los autobuses, algún herido, cuatro detenidos, coches reventados... Un desastre.

La responsabilidad creía oportuno no convocar manifestación alguna porque un hecho aislado no determina la voluntad de un pueblo que quiere convivir en paz. Del mismo modo que no caeremos en el error de mezclar los actos vandálicos posteriores a la marcha aunque los responsables de los sucesos hayan salido de ella.
 

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