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SOCIEDAD - LUNES 13 DE MARZO DE 2006


CABO DE LA LEGIÓN BRITO. EL PUEBLO

sociedad / mujer
 

“Ésta no es una empresa
únicamente para hombres,
todos tenemos un sitio”

La cabo Brito asegura que en el Ejército “tienen cabida todos los que tengan ganas
de trabajar y espíritu de sacrificio”
 

eira Virginia Brito nació hace 30 años en la isla de Gran Canaria. Nunca tuvo vocación militar pero hace cuatro años y medio, después de ver un anuncio en la televisión, decidió cambiar su trabajo como camarera por una locura: probar cómo era la vida en el Ejército “sin saber si me gustaba o no”, asegura.

Comenzó con los ‘paracas’ en Madrid, pero antes de jurar bandera, decidió regresar a Gran Canaria y unirse al Regimiento Canarias 50 de Infantería Ligera: “en aquellos primeros tres meses en Madrid me gustó el compañerismo, la gimnasia y la disciplina de la vida militar y decidí quedarme”, recuerda esta joven cabo que ahora pertenece a la V Bandera ‘Gonzalo de Córdoba’ del Tercio Duque de Alba, 2º de La Legión.

Tras los primeros minutos de charla con ella, uno se da cuenta de que lo que dice lo dice tal como lo siente, con un entusiasmo que haría que muchos decidieran alistarse en el Ejército de inmediato porque como ella dice, “cuando uno hace las cosas que le gustan, no importan los sacrificios que haya que hacer”. Precisamente uno de los que ella llevó a cabo fue el de venirse a Ceuta, en este caso no por elección de destino sino por algo mucho más fuerte: el amor.

En el transcurso de los cuatro años y medio que lleva en el Ejército conoció al que hoy es su marido, un suboficial de La Legión destinado en la Ciudad Autónoma, y un año y medio después de que éste viniera a Ceuta, ella hizo el petate y eligió el mismo destino.

Contrario a lo que se pueda pensar, la cabo Brito asegura que es más difícil llevar una vida militar cuando tu pareja también lo es porque “yo soy cabo y él es un suboficial y vemos las cosas de diferente manera así que en casa tenemos prohibido hablar de trabajo”, explica entre risas. Pero no todo son desventajas: “indudablemente, él es el primero que me da más motivación para esforzarme, para superarme cada día en mi trabajo, pero también es el primero que me regaña si hago algo mal”.

Mujer y Ejército

Es una de las pocas mujeres que hay en el acuartelamiento de ‘Recarga’ pero, a pesar de ello, advierte que el caso de Ceuta es singular y que en las filas del Ejército español ya hay muchas mujeres: “éste no es un destino por el que las chicas se sientan atraídas pero en sitios como Ronda o Gran Canaria hay muchas más mujeres en las unidades”.

La cabo Brito reconoce que la vida militar es dura aunque “en esta empresa, si trabajas no tienes problemas de nada”. Asegura que no hay diferencias entre hombres y mujeres en el día a día del acuartelamiento “aunque yo tampoco dejo que las haya, no me gusta dejar que mis compañeros hagan mi trabajo”.

“¿Qué es duro? Sí, claro que es duro, pero es una cosa que se puede llevar si te gusta tu trabajo” y a Neira Virginia Brito, sin duda le gusta. No hay más que verla hablar de su “empresa”, ella es un claro ejemplo de que la mujer no sólo puede formar parte del Ejército “a pesar de que, físicamente, por naturaleza, estamos menos dotadas que los hombres” sino que, además, puede conciliar perfectamente su vocación profesional con una vida privada: “mi marido también es legionario y tengo un hijo de nueve años, somos una familia normal aunque es verdad que ser militar es una forma de vida”.

Aparte de su pasión por la vida militar y de haber llegado a Ceuta por amor, “porque si no nunca hubiera elegido este destino”, la cabo Brito es una mujer orgullosa de sí misma y con un gran afán de superación: “todo lo que soy me lo he ganado por mí misma, no porque mi marido sea legionario, en esta vida hay que trabajar mucho y duro y si lo haces, consigues lo que quieres”.

No quiere quedarse estancada sino ir superándose poco a poco y en cuanto pasen los dos años que tiene que estar como cabo “me presentaré a cabo 1ª y luego, seguiré estudiando para meterme en la academia de suboficiales”, explica con entusiasmo.

Uno de los aspectos que más destaca de la vida militar es el estímulo que el Ejército ejerce sobre todos aquellos que lo componen: “ésta es una vida para el que quiera sacrificarse, el que quiera prosperar, porque éste es uno de los pocos trabajos donde no es que puedas si no que te obligan a ascender”.
 


Ilusión y capacidad de sacrificio, claves

La principal conclusión que uno extrae tras la charla con la cabo Brito de La Legión es que la vida militar exige muchos sacrificios que, para quienes tienen verdadera vocación, se llevan con alegría y satisfacción.

Ella lo dice bien claro: “en el Ejército los únicos que no tienen cabida son aquellos que no son competentes ni tienen afán de superación, los demás, sean hombres o mujeres, tienen siempre las puertas abiertas, yo misma lo he comprobado”. Los que no tienen intención de mejorar y prosperar pronto son descartados: “el Ejército es una empresa que anima a sus empleados a mejorar constantemente, ascender es una obligación”.
 

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