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OPINIÓN - LUNES 27 DE MARZO DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Los pobres del veintiséis
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

¿Ustedes saben en lo que consiste la llamada “cooperación internacional”? Pues es muy sencillo, consiste en quitarles el dinero a los pobres de los países ricos, para dárselo a los ricos de los países pobres. Y no hay más vuelta de hoja.

¿Qué están murmurando en tono sarcástico? ¿Qué no existen países pobres sino naciones pésimamente gestionadas por sátrapas corruptos, dictadorzuelos golferas y degenerados y presidentes sinvergüenzas? Eso lo sabemos todos y además lo manifestó en la Grecia Clásica el Oráculo de Delfos que no solía errar en sus apreciaciones. Y es, porque no me gusta eternizar a un auténtico hijo de puta en ningún poder a fuerza de malalimentar a su pueblo a base de cooperación internacional, para que , con el pescado en la boca, se conforme y no se revolique contra el cabrón condecorado de turno, por lo que aborrezco cuando nuestros Gobernantes y Poderosos se ponen lastimeros y en plan Damas de la Caridad de San Vicente de Paul, a regalar los dineros de los españoles, enviándolo a un incierto destino tercermundista para que lo atrinquen y afanen los mandamases de allí y al pueblo no le llegue ni un yogur desnatado.

Por ser de la ciberderecha neocom, que es cosa muy coherente ,detesto las virtudes lacrimosas como son la compasión y la caridad , por el contrario admiro y respeto la justicia. No me gustan las limosnas, sino que se haga justicia y, a ser posible, que no se repita el sangrante caso del anterior Gobierno, que según me confirman mis fuentes, no dudó en costearle un aeropuerto al Arafat, para que aterrizara cómodamente con su avión privado, mientras sus ciudades están sin alcantarillado y sus ciudadanos comiéndose los mocos. ¿Dónde las toneladas de millones de la Unión Europea? Pues en cuentas en Suiza, lógico. Y lógico también que, los judíos, pusieran las pelotas encima de la mesa y destruyeran el aeropuerto, porque ellos son así, que no se puede aguantar, tienen esa retranca, ese tipo de humor fino heredado de nuestros primos sefarditas…

Pero yo no estoy para humores, ni para permitir que desbaraten los dineros de los paganinis, nuestros pobres dineros que nos cuestan sudores. Eso es una sinvergonzonería y lo digo porque les conozco, conozco a los pobres del veintiséis y después de hablar con ellos, de sentir sus sentires y de vivir sus penas, no quedan ánimos para costearle los vicios, los palacios y las cuentas suizas a ningún listillo aupado al poder. ¿Qué les explique? Si, con un ejemplo concreto de una ciudad concreta, nada de divagaciones ni de generalidades. Vengan conmigo a Madrid y vívanlo, como yo lo viví en el barrio de Salamanca, en calle Ayala, en el corazón de la carísima Milla de Oro madrileña.

Se me acercó una anciana, sencillamente vestida, pulcrísima y bien peinada, yo me paré creyendo que la dama, porque era una dama, me iba a preguntar la hora pero, ante mi horror, la señora, al llegar a mi lado, tendió la mano y se ruborizó “Señora ¿Me puede dar una limosna? Es que soy pobre del veintiséis…” Me quedé helada, tanto que no dudé en arrastrar a la anciana hasta una cafetería, porque “necesitaba” saber. Y supe. Supe de la historia de miles de dignísimos ciudadanos empobrecidos, pensionistas que malviven con pensiones de mierda en esta España nuestra, que Aznar definía, el muy bellaco, como “Estado del Bienestar”. Pensiones que alcanzan justo a subsistir hasta el día veintiséis de cada mes y a partir de ahí, las jubiladas y los jubilados salen a mendigar para poder comer la última semana del mes. Mendigan y se apostan en las barras de las cafeterías, con las carnes comidas de vergüenza y cuando ven a una señora o a un señor con buena pinta, se le acercan y les piden que les invite a un café y a un poco de pan con manteca, porque eso va a ser seguramente lo que coman en todo el día “Por favor, soy pobre del veintiséis…”

¿Qué por que no van a comedores sociales? Porque son escasos, están lejos y absolutamente ocupados por los inmigrantes, como el de calle Doctor Cortezo de Madrid, una casa de caridad donde se forman colas interminables de personas para acceder a un plato de puchero. ¿Sabes que les digo? Pues que malditos sean, malditos sean esos Gobernantes fardones y fanfarrones que malgastan el sudor de los españoles en caridades ajenas para salir en la foto y hacerse los “solidarios”. Una mierda para todos ellos, no una, dos mierdas para los asquerosos que permiten que en España, existan “pobres del veintiséis”, que existan esos y otros ocho millones de pobres censados por Cáritas. Pero claro, desde los despachazos y los cochazos oficiales esos desgraciados son invisibles y fotografiarse con ellos no mola, mola más lo étnico y resulta más colorista y más lucido. Mi mensaje es claro: a quienes permiten que existan esos ocho millones de pobres españoles y en nombre de mis abuelos que son todos los abuelos y abuelas “pobres del veintiséis” ¡Váyanse a la mierda!.
 

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