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SOCIEDAD - MIÉRCOLES 29 DE MARZO DE 2006


pedro del corral. MDM

MENORES / ACOGIDA
 

Centro Mediterráneo’, lo
más parecido a una casa

En la actualidad, las instalaciones están completas: acogen a veinte menores, 14 chicos y 6 chicas, ceutíes y de otras nacionales
 

Es quizá el centro de menores menos conocido de la ciudad, lo indican hasta sus responsables. No pueden decir lo mismo en el barrio de La Liberad Grupo Solís; son todos vecinos y residentes en Ceuta. Pedro del Corral asegura que la rutina de la barriada cuenta con ellos. Del Corral es el director del Centro del Mediterráneo, casa para una veintena de menores (14 chicos y seis chicas) en situación de exclusión social o en riesgo de padecerla. Los menores son ceutíes y marroquíes ‘no acompañados’, chavales sin familiares que se hagan cargo de ellos en la Ciudad Autónoma. Algunos de ellos están próximos ya a los 18 años, momento en el que dejarán atrás las instalaciones para andar en solitario o reubicarse en el CETI; en el Mediterráneo ya se conocen el trayecto y procuran una formación laboral (cursos de garantía social, por ejemplo) para ofrecer cualificación a partir de cierta edad. Antes, casi todos acuden al colegio Rosalía de Castro donde cumplen con la enseñanza obligatoria; aquellos niños que, al ingresar, presentan alguna dificultad especial reciben clases de apoyo individuales. Ayer, dos menores de nacionalidad marroquí practicaban su caligrafía en la sala de la biblioteca, entre otras cosas, a causa de la huelga-no huelga desconvocada por los sindicatos del sistema público de Enseñanza. A mediodía, salían corriendo hacia la escuela.

Reformas

Pedro del Corral recorre el centro y señala todas los espacios que han ido reformándose. Muchas ‘obras’ las han puesto en marcha los jóvenes residentes. La huerta es un ejemplo y donde antes había un pequeño terreno lleno de brozas, ahora hay espacio de cultivo, con calabacines dignos de entrar en libro Guinness de los Records. Tanto es así que las fotografías de la cosecha del pasado año empapelan las paredes del Mediterráneo. Incluso el presidente local, Juan Jesús Vivas, se mostró sorprendido en su última visita a la barriada de la Libertad: habas, lechugas, coles, nísperos, cebollas, un cerezo, higueras, hierba luisa, romero, jazmín chino... Y justo al lado, la pajarera; otro de los proyectos que la dirección del centro presentó a la Ciudad Autónoma y que ésta aprobó y financió como parte del plan complementario educativo del Mediterráneo. Curiosamente, es la Consejería de Presidencia la que gestiona los centros para menores en esta legislatura, ya que antes era Sanidad y Bienestar Social quien lo hacía. Del Corral explica que es una mera anécdota que puede seguir variando.

Chavales de la ciudad con problemas y menores marroquíes no acompañados conviven en el Mediterráneo, chicas por un lado y chicos por otro. Ahora hay más varones, pero no es una situación inamovible: a principios de 2004, las mujeres prácticamente doblaban a los hombres. Tampoco es igual el perfil del menor que ingresa en el Mediterráneo: en algunos casos pesan más los problemas sociales; en otros, hay carencias afectivas muy profundos; otros, simplemente se quedan solos. Cuando ingresan, lo primero es buscar, según explica Del Corral, “la normalización del tiempo”. Es decir, tratar de crear un horario al que el menor no está acostumbrado: horas de colegio, de estudio y de tiempo libre. El centro rediseña sus jornadas e impide que pase mucho tiempo sin hacer nada, aunque conforme crecen, el control es menor. Los residentes de 17 años pueden abandonar el centro unas horas los fines de semana “como los chicos de su edad”, explica Del Corral. El resto también sale de excursión o va al cine, gracias a un acuerdo con las salas de La Marina. “Se trata de integrar en sociedad”, subraya el director y no de que las instalaciones les proporcionen todo lo necesario: “tienen que salir a por ello”. Justo lo contrario su origen, cuando era el internado Cristo Rey: 150 niños, dormitorios muy amplios, cero individualización.

El año 92 fue el de la renovación arquitectónica y se intentó construir conforme al concepto de unidades familiares: o lo más parecido a una casa. A partir de la asunción de competencias por parte de la Ciudad Autónoma en 2001, el centro ha seguido con remodelaciones pero, sobre todo, consolidando su programa educativo. La normalización inicial pasa por intervenir en el tiempo de ocio, en los estudios, los recursos comunitarios, y en la vida cotidiana en general. “Todos los niños son igualles pero tratamos de individualizar los casos al máximo, respetar cada caso”. Algunos ingresan prácticamente a punto de cumplir la mayoría de edad; es la

Pasos burocráticos

Tampoco es igual la situación de ahora, si la comparamos con la de 2003, cuando la Fiscalía General consideró que los menores de 16 años eran lo suficientemente autónomas como para abandonar su internamiento. La normativa rigió un tiempo, pero volvió a derogarse y el centro volvió a llenarse, por encima de su capacidad. Ahora está con completo, con la capacidad justa.

La puesta en marcha del Plan de Repatriación de Menores, la propuesta realizada en noviembre por la Secretaría General de Inmigración, está paralizada o, como puntualiza Miguel Fábrega, el director general del área, “no se sabe nada sobre él”. ¿Incidiría en la vida del centro Mediterráneo? Con toda probabilidad, se reduciría el número de internos de origen marroquí, ya que el Plan contempla la construcción de centros para menores en el norte de Marruecos.

¿Cómo llegan al Mediterráneo? La mayoría lo hacen “en grupo”, explica Del Corral, mezclados con los adultos que también tratan de llegar a Europa; es el caso de menores nigerianos o malíes. Los chavales marroquíes pueden llegar a Ceuta en un primer momento, esperando para saltar a la Península, y la Policía los remite al centro si los encuentra deambulando por la ciudad. Otros siguen en la calle o pasan por el Mediterráneo de forma intermitente, lo que impide su escolarización y seguimiento continuado. Pero también hay quien se queda unos años y manda una carta desde Asturias donde ha encontrado un trabajo.

Por lo pronto, hoy se despide un chico que cumple los 18. Se va al CETI de momento. Compañeros y plantilla (aunque a veces es lo mismo) han salido a despedirlo.
 

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