PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - LUNES, 01 DE MAYO DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Paseos de mayo
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Existen muchas ciudades en nuestra geografía que son para pasearlas y vivirlas con los sentidos, siempre que la mendicidad y la delincuencia lo permitan, por supuesto. Y siempre también que los lugares mágicos no hayan caído en las fauces de los que, para mi al menos son, los enemigos públicos número uno de la calidad de vida, es decir, los especuladores y promotores inmobiliario. ¿Ven? En Córdoba por ejemplo, eso no es un problema porque aunque la alcaldesa sea comunista y por lo tanto diametralmente opuesta a mi filosofía de vida cristiana, el respeto de estos comunistas por el patrimonio es tal, que cada vez que van a desbrozar un solar para construir un bloque, antes que los técnicos y los arquitectos, llegan los arqueólogos y con que encuentren la fundilla manida del condón de un centurión, paralizan la obra y se ponen a excavar como los locos para rescatar su pasado.

En Granada respetan, la ciudad de los dos ríos “El río Guadalquivir va entre naranjos y olivos. Los dos ríos de Granada pasan de la nieve al trigo” es belleza en estado puro, pero hay demasiados turistas, los tropeles de guiris con las cámaras en ristre el calcetín blanco con sandalias y el botellín de agua a rellenar en los servicios de los bares, parece descafeinar el encanto y las muchedumbres diluyen lo mágico porque se cargan el ambiente. El Generalife, paseado en solitario, es un paraíso del buen Dios en la tierra. Esos mismos jardines a empujones, con las conversaciones rompiendo la melodía acompasada del agua de las fuentes, son tan solo unos jardines, sin más. Por mucho que florezcan los arrayanes y los cipreses centenarios se hinquen en el azul del cielo, el calcetín blanco, la botella rellenable y los paquetes de apestosos doritos o gusanitos que engullen para ahorrarse parte del almuerzo, quiebran el espíritu.

Me hagan caso. Las masas de turistas conllevan el riesgo de convertir cualquier lugar en un cutre Benidorm donde, la más elemental estética brilla por su ausencia. En Ceuta, hoy por hoy, se pasea bien, no tiene el síndrome del cemento de la Costa Levantina, las playas no me parecen charcos de meados de turistas, sino limpias y bravías y el paseo marítimo es para disfrutarlo a paso lento y si es al atardecer, mejor. Y también por ahora parece bastante incontaminada como ciudad de las espantosas tiendezuchas de souvenirs catetos. Ya saben, las postales en los expositores en la calle, las banderillas falsas de torero, los delantales de lunares, las litografías de Picasso y toda la parafernalia que compran a los chinos de los polígonos industriales que han copado totalmente el souvenir baratero y el artículo de los veinte duros.

En Málaga, por ejemplo, hay que pasear la calle San Agustín para llegar al Museo Picasso, un bellísimo palacio víctima de una pésima restauración y feroz modernización interior. Todo idílico, hasta topar, justo enfrente a las puertas del museo con unas tiendas Torremolinos años setenta que venden macanas y han ocupado el espacio urbano con sus chabacanos artículos. Las autoridades malagueñas tienen muy poca sensibilidad para determinados asuntos. Peatonalizan todo lo peatonizable, a Dios gracias, pero no son capaces de erradicar a la mafia rumana de la mendicidad que sale a diario en comandita, costrosos y con ruidosos acordeones en ristre a hacer “música” pero, como no saben tocar lo único que generan es una feroz contaminación acústica que hace huir a la gente de las terrazas de las cafeterías. Seguramente esos tipos son ilegales y practican en exclusiva la mendicidad, han entrado por Hendaya y resulta muy fácil hacerles salir por donde han venido. Málaga está tomada por la mendicidad rumana y Madrid y Barcelona están en situaciones tales que, los ladrones y mendigos extranjeros ya son considerados como riesgo número uno para el turismo.

Se sabe de la existencia de esas mafias rumanas, se sabe de cómo envían a los niños a delinquir, de cómo a alguno de los menores les constan hasta trescientas detenciones, pero no se por que oscura razón no se erradica de un plumazo expulsandoles a Francia que es por donde han entrado y entran como falsos turistas.

Pasear en mayo. Un lujo para los sentidos. Transitar por lugares poco concurridos sin miedo a ser atracados, por la abrumadora presencia policial. No es en absoluto una entelequia, aún existen momentos mágicos y lugares mágicos que vivir en Primavera y esas vivencias estacionales forman parte integrante de la calidad de vida a la que, todo ciudadano tiene derecho y cuya consecución debería ser objetivo prioritario para los Gobernantes.

Les digo, les comento, que hay ciudades que parecen definitivamente perdidas para los ciudadanos, las centrales privadas de alarmas centuplican sus beneficios, la delincuencia es cada vez más violenta y se necesitarían el doble de efectivos policiales y el doble de medios para atajar esta epidemia de inseguridad que nos invade. Se frivoliza en mi caso hablando del guiri con el botellín y de los bazares tipo Torremolinos, pero lo cierto es que añoro mucho aquella España de los ochenta que aún no había sido del todo descubierta por las mafias internacionales, llámense de mendigos, atracadores, cogoteros o butroneros. ¿Ustedes creen que, algún día, pasear en Mayo sea un objetivo imposible?
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto