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OPINIÓN - LUNES, 08 DE MAYO DE 2006

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Hermandad y cargos de la Junta de Gobierno (I)

Por Josefa Chapela Casado


Soy cofrade y rociera, y le tengo un cariño muy especial a mi Hermandad, por lazos personales y porque llevo vinculada a ella desde su fundación.

Hermandad.- Palabra clara, sencilla y al mismo tiempo rotunda. Ella sola lo dice todo. Si está tan claro ¿por qué nos complicamos tanto la vida dentro de las Hermandades?. Pues porque todos, y digo todos, nos falta más humildad, más sencillez, y se cabe más caridad. No nos contagiamos de la frívola sociedad que nos rodea actualmente. Ante estos tiempos, la mejor forma de trabajar por la Hermandad, es haciendo ‘catequesis cofrade’ ¡Si! es verdad, suena raro pero es muy efectiva. Las hermandades siempre perduran a través de los siglos, pero nosotros no. ¡Hagamos un esfuerzo para tener claro, que tenemos que servir a la Hermandad y no servirnos de ella!. Hagamos una reflexión. Lo que tenemos que tener todos muy claro es el significado de la palabra Hermandad... Ella sola, en el más amplio sentido, todo lo dice. Vamos a tenerlo presente.

Pienso que todos los hermanos (que quieran, claro) deben de pasar por la Junta de Gobierno en todos sus cargos, pero no todos deben ser Hermano Mayor, que eso ya es harina de otro costal, creo que las Hermandades, no son sociedades, ni clubs, ni tan sólo comunidades de propietarios, por eso pienso que el camino óptimo para alcanzar sus gobiernos, acaso no sea lo que se llama ‘Junta de Oposición’. Por eso algunos individuos, exclaman: ¡Si Don Juan va para Hermano Mayor!. ¿por qué yo que soy Juanito no vay a ser?. Deseo hacer estas precisiones: mira Juanito, aunque con las reglas en la mano puedas, representar a una Hermandad, es mucho y no se puede deslindar en un hombre el cargo con su situación personal.

Todos tienen derecho a llevar la vara de oro (dorado) pero no que cualquiera que esté al corriente de sus cuotas, lleve equis añs de hermano y su vida carezca de escándalos deba se serlo, y ahí está la madre del cordero, en que se mezcla el poder con el deber.

El Hermano Mayor representa el colectivo, para que la Hermandad, no sea un coto particular. como cofrade que soy lo siento, que a cualquier Hermano de una Hermandad, hay que exigirle como aptitudes y que en un Hermano mayor son ineludible y bien demostrables:

AMOR Y RESPETO. Por su Hermandad y por todos los que la componen, no se puede expulsar a nadie a conciencia de la persona que quiere asesorar (para eso hay una junta y tiene que ser un problema grave).

COHERENCIA. Con el camino que nos marcó Jesús y así dar testimonio de los valores cristianos, o sea abrir las puertas a Cristo para nuestra Hermandad.

Y HUMILDAD. Esto es muy difícil pero esencial como la vida misma. Vamos a dejar atrás la soberbia, la hipocresía y el protagonismo.

En la Hermandad no hay nadie imprescindible, pero ¡ojo! todos somos necesarios, pues siempre la experiencia, los conocimientos de años de camino son muy útiles para los que ahora empiezan. En este apartado de humildad viene muy bien estas preguntas que hago a continuación: ¿Para cuándo la entrega de documentos y enseres de la Hermandad que tiene un hermano y no devuelve?. ¿Para cuándo la unificación de los hermanos?. El Hermano Mayor debe de ir pensando en los pequeños detalles y no sólo en llevar la vara dorada.

Ahora voy a hacer una mención especial sobre el cargo de Director Espirirual de la Hermandad, con todos mis respetos hacia esa persona, sin ganas de molestarlo, y no voy a entrar en polémicas (es mi opinión) pero me veo en la obligación de hacer algunas observaciones, al igual que al Hermano Mayor, también tiene que tener unos puntos muy similares.

SER ROCIERO Y MARIANO. Es esencial ser rociero para llevar bien la dirección espritual de la Hermandad. Si hay algún obstáculo tratr de ayudar lo mejor posible para que todo vaya bien y la Hermandad no se tambalee.

Tengo un gratísimo recuerdo de todas las sabatinas en la Cetedral, por la afluencia de fieles que sin ser rocieros no se perdían nuestras sabatinas, que emocionaban a todos los que acudían por su sencillez, recogimiento y devoción.

Estoy en que fue un error trasladar a la Virgen y al Sin Pecado a la Iglesia de San José, ahí no lucen las sabatinas, no acuden los fieles que iban a la Catedral, ya que el público de los alrededores no es el idóneo para estos cultos. El 90% de los hermanos viven en el Centro y alrededores, y el traslado a San José, a la hora de la sabatina no es el adecuado por razones obvias y de todos conocidas (no las hay que enumerar). He subido a muchas sabatinas y jamás le he oido hablar de la Santísima Virgen y mucho menos en su advocación del Rocío, me duele que esto sea así, pero no me extraña. Ya en el Sínodo del año 2000 se habló el tema de la religiosidad o devoción popular, quedó muy bien tratado, bastante razonado y muy acogido por su verdadero sentir, pero hoy, viendo ciertas cosas creo que no sirvió de nada toda la movida del Sínodo, porque todo lo que se aprobó no se lleva a efecto.
 

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