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SUCESOS - SÁBADO, 20 DE MAYO DE 2006


el fiscal en sus intervención. nicol's.

audiencia provincial / CASO ‘KIMBI’
 

“No se han aportado pruebas
que demuestren que el testigo
de cargo miente”

El fiscal considera, además, que los procesados tampoco han presentado unas coartadas sólidas que los exculpen
 

CEUTA
Verónica Fernández
veronicafernandez@elpueblodeceuta.com

“El hecho de que algunos de los acusados se negasen a contestar a preguntas del fiscal y de la acusación es ya de por sí una prueba de cargo”.

Con esta frase tan contundente comenzó ayer el turno de exposición de las conclusiones del Ministerio Fiscal en torno al juicio oral que se ha seguido a lo largo del último mes en la Audiencia Provincial.

Para el fiscal del caso, el tribunal no debe dejar de tener en cuenta que el delito de asesinato se encuadra en una situación concreta que se vivía en Ceuta antes de los hechos: “una situación de impunidad”. Por eso, prosiguió, “es importante ver hasta qué punto el perfil personal de cada acusado se ajusta a lo que dice el Ministerio Fiscal o a lo que dicen ellos”. Para ello, el representante del Estado se refirió a los antecedentes policiales de trece de ellos (excluyó a A.C.A. uno de los tres que actualmente se encuentran en prisión) que en total suman 67 y de los que 10 son por homicidio doloso: “un dato que invita a pensar que lo que se recoge en el escrito de acusación está más cerca de la verdad que lo que dicen ellos”.

A lo largo de su exposición, el letrado, que acaba de ser ascendido, hizo referencia a todas las incongruencias y contradicciones puestas de manifiesto a lo largo del juicio oral así como a las dificultades para encontrar pruebas incriminatorias para el delito de inducción al asesinato (del que están acusados A.A.A. y M.A.A. y para los que pide una pena de 44 años de cárcel): “lógicamente nadie firma un contrato de inducción al asesinato luego hay que valorar otros elementos periféricos que nos lleven a esa conclusión”. Elementos como “la negativa de algunos acusados a responder a las preguntas de la Fiscalía y la acusación particular” o “la casualidad” de que “cuando estos señores entran en prisión cambia la configuración delictiva de la ciudad”.

Testigo de cargo

Para el fiscal es “totalmente incongruente” que si ‘Kimbi’ y el testigo de cargo, A.A.D., son íntimos amigos y los acusados dicen ser amigos del fallecido ninguno conociera al herido: “sobre todo teniendo en cuenta que los testigos han afirmado en esta sala en reiteradas ocasiones que en Ceuta nos conocemos todos”. Por eso, considera que hay que valorar el testimonio del testigo de cargo teniendo en cuenta que “no hay ninguna razón que invite a pensar que tiene algún motivo para inculparlos”.

En cuanto al reconocimiento tan preciso que hizo de los pistoleros, dijo que si no fuera porque ya los conocía de antes “el reconocimiento de las caras de una decena de pistoleros no sería normal” pero que, como ya los conocía a todos, “la cosa cambia”. Para corroborar este hecho hace referencia a la falta de memoria respecto a la ubicación concreta de los hermanos S.A.A. y A.A.A. (declarado en rebeldía): “esto revela que el testigo no tenía la declaración preparada y conforme al escrito de acusación y para mí es una prueba de que dice la verdad porque si los colocara a todos muy precisamente sería sospechoso”.

Testimonios

El fiscal también hizo un repaso pormenorizado por las declaraciones prestadas por los testigos aportados por las defensas haciendo hincapié en el hecho de que coartadas, presuntamente sólidas, como las del accidente del cuartel de Regulares y la compra de los pasteles “se han convertido en nada porque no se sabe la hora concreta de los hechos”.

Plan

El fiscal mostró también su escepticismo en cuanto a la supuesta confabulación contra los acusados en la que estarían implicados la familia del fallecido, el testigo de cargo, el entonces delegado del Gobierno y la Policía Nacional, asegurando que no era posible que diez minutos después de los hechos “se hubiera orquestado una versión que se ha mantenido durante seis años”. El representante del ministerio público dijo también que era “absurdo” pensar que la Policía Nacional tuviera pensado ya un montaje “para inculpar a un encofrador, un hamburguesero y un vendedor de pantalones. ¿Acaso sabían que iba a haber un asesinato? Es absurdo y no se sostiene por ningún lado”.

Informes

En cuanto a los informes forenses y el análisis de la pólvora efectuado sobre A.M.A., reconoció que era “innegable y evidente” que se podían haber realizado más pruebas si bien señaló que eso “no elimina la conclusión a la que llega”. Por otro lado, quiso llamar la atención del tribunal sobre el hecho de que “no ha podido ser rebatido si el acusado disparó antes tal y como revela el análisis”.

Coartadas

Con respecto a las coartadas planteadas por los acusados acerca de lo que hicieron en el momento de producirse los hechos, el fiscal dijo que ninguna defensa había aportado una prueba determinante que “lo situara en otro lugar” por lo que fue desgranando cada una de ellas explicando a la sala su punto de vista.

Con respecto a S.A.A., que estuvo dos años en búsqueda y captura, dijo que era imposible que hubiera hecho una vida normal -tal y como afirmaba el acusado- y que no se hubiera enterado de que lo buscaban “cuando su hermano había estado detenido en Marruecos por la misma causa” y que no entendía, si eso era así, que “hubiese utilizado un nombre falso cuando meses después tuvo que ser hospitalizado”.

Con respecto a K.A.A. señaló que fue incapaz de acreditar que estuvo trabajando cuando su trabajo frente al público “sería el más sencillo de probar”.

Tampoco le parece creíble la coartada de A.A.M. sobre su compra en la pastelería porque “a pesar de las coacciones y amenazas a la pastelera ha quedado demostrado que ese día cerraron a las 18.30 horas luego da igual si estuvo allí o no”.

Con respecto a H.A.M., acusado de un delito de blanqueo, el fiscal explicó que su cambio a un posible delito de encubrimiento se debe a que cuando el acusado fue a reclamar los 50 millones como suyos “lo hacía no sólo sabiendo que no era suyo sino incurriendo en un delito de encubrimiento”.
 


El fiscal solicita penas que suman 432 años

El representante del Ministerio público mantiene su petición de 44 años para A.A.A. y M.A.A. por ser supuestamente los ideólogos e inductores del asesinato. Por su parte, H.A.M. se enfrenta a una pena de 6 años de cárcel por un presunto delito de blanqueo de capitales o, en su defecto, por encubrimiento. A.M.A., que actualmente está en prisión, podría ser condenado a 8 años por un delito de obstrucción a la Justicia en las personas de A.A.D. y Malika Mohamed Sedik mientras que el resto de los imputados están acusados de un asesinato y de otro en grado de tentativa por lo que, en caso de ser declarados culpables, podrían cumplir una pena de 33 años de prisión (19 por la muerte consumada y 14 por el intento de asesinato del testigo de cargo).
 

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