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OPINIÓN - DOMINGO, 21 DE MAYO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Mohamed Alí
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Parecía que el mes de mayo transcurría plácidamente. Como corresponde al mes llamado de las flores, de los rezos a María y donde todos los fines de semana, no sé si también en las fiestas de guardar, se celebran comuniones.

Un acontecimiento social que nos permite saber algo más de la moda femenina en el vestir. Todo un derroche de sinuosidades, colores y vitalidad en quienes aprovechan la ocasión para lucir sus trapillos con el mejor garabato posible. Es una fiesta, sin duda, donde muchas jóvenes pasean airosas, vivas, marchosas...

Pues bien, digo que parecía que mayo transcurría sosegadamente y hasta con algunos días invitándonos ya a sumergirnos en las aguas costeras. Cuando de pronto, sin el menor aviso, perdemos a una consejera que había calado muy hondo en la ciudad, nos enteramos de que al delegado de Gobierno le han dado la boleta, y volvemos a comprobar que Mohamed Alí sigue dispuesto a sacar de sus casillas a José Luis Morales y no ceja en su empeño de acosar, una y otra vez, al Gobierno presidido por Juan Vivas. Mucha tela en tan pocos días.Cuando el mes aún no ha terminado.

El baranda principal de la UDCE se ha convertido en una mosca cojonera para Vivas y su equipo. Así, no hay día en el cual no se levante con el ánimo dispuesto a amargarles la vida a los gobernantes locales. Y sabido es que si uno se echa abajo de la cama enfadado, no le resulta difícil coger la onda y encontrar las causas y las gentes con las que seguir enfadándose todavía más.

Y Mohamed Alí me parece a mí que lleva la acrimonia a cuestas desde que se sintió despojado de la vicepresidencia de la mesa rectora que le pertenecía por ser el jefe de la mayoría opositora. Es algo que he escrito varias veces y que no he dudado en decírselo a él. Incluso le he dado la razón y he aireado que el error cometido por los populares, en su momento, es la causa de que el diputado les tenga una enorme ojeriza.

Si bien en esta ocasión, es decir, en su último desencuentro con el consejero de la Presidencia, José Luis Morales, Mohamed Alí ha calculado mal los terrenos. Pues me consta que son muchos los musulmanes españoles que no están de acuerdo con que se empadronen a los transeúntes. Por razones obvias y que él, sin duda alguna, conoce mejor que yo.

Cierto que el partido presidido por Alí es, actualmente, el que cuenta con más tirón electoral entre los suyos, quiero decir entre los españoles de religión musulmana, pero mucho le convendría a él aquietar sus interiores y despojar sus sentimientos de cualquier pasión.

De lo contrario, día llegará en que la gente lo vea como alguien metido continuamente en pleitos. Y ello, que puede servir para darle a su ego la correspondiente ración alimenticia, no repercutirá favorablemente en quienes están necesitados de cosas reales y concretas. Y, más pronto que tarde, alguien habrá que lo pase por ambos lados. Y entonces, cuando quiera percatarse de lo ocurrido, sus votantes habrán empezado ya la retirada sin prisas pero sin pausas.

Lo cual, dicho con la mejor de las intenciones, no es bueno ni para él ni para la ciudad. Porque creo que Mohamed Alí es un político enjundioso y que a medida que vaya perdiendo el apresto de recién llegado a esta actividad pública, sus cualidades serán más apreciadas por todos los ceutíes.

Es verdad que Alí no ha conseguido entenderse nunca con los populares. Sin embargo, convendría recordarle que tampoco le ha ido muy bien con los socialistas. Pues a mí me consta que Jerónimo Nieto tuvo siempre muy buenas palabras hacia él y los suyos, pero éstas no se convirtieron en hechos tangibles. Medite, pues, el el hombre fuerte de la UDCE.
 

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