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OPINIÓN - DOMINGO, 21 DE MAYO DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Con motivo de la celebración del LXXV aniversario, del Instituto Hispano Marroquí, se han venido celebrando una serie de actos en los que han intervenido, José Fradejas, Manuel Pleguezuelos y que han culminado, cerrando los mismos con broche de oro, Manuel Olivencia, a quienes el presidente de al Ciudad Autónoma, Juan Vivas le impuso el “Ceitil” de oro del mencionado Instituto.

Un compromiso ineludible, con esos que te van poniendo parches para tapar las goteras que te van saliendo con la edad, me han imposibilitado de asistir a los mismos.

Cosa que me hubiése gustado muchísimo porque, en definitiva, los tres conferenciantes,. de alguna forma, dejaron huellas en mi vida. Dos de ellos, Fradeja y Pleguezuelos, durante mi juventud con la educación que recibí de su parte y el tercero, Manolo Olivencia, con la amistad que me ofreció y de la que me siento orgulloso.

Tres hombres importantes, fueron los encargados de dar las conferencias en la celebración de este LXXV aniversario del Instituto.

A, José Fradeja, mi admirado profesor de Literatura, hubiése sido un gran placer poder escucharlo y recordar aquellos días, ya lejanos en el tiempo, en los que no las teníamos que ver,en el Instituto, con el admirador profesor al que todos, hay que decirlo, les teníamos un respeto impresionante y entrábamos en clase algo acongojados. Decir que nos tocaba la hora de entrar a la clase de, Fradejas, era un problema preocupante, para los que no habían preparado la asignatura e incluso, para todos aquellos que la habían preparado.

Desde aquí, mi admirado profesor, quiero darle las gracias por cuanto de bueno me enseñó y, al mismo tiempo, reciba mis muestras de cariño y afecto hacia su persona, lamentando no haber podido decirle la admiración que, aún, siento por usted personalmente.

Manuel Pleguezuelos Pleguezuelos, fue otro de los profesores, que dejaron huellas en mi vida, como gran profesor y hombre de bien.

Hoy día, me siento orgulloso de que me considere su amigo, con el que comparto muchas horas de charlas, durante sus estancia en Ceuta, cuando nos encontramos por el paseo de la Marina.

Hablamos de lo divino y de lo humano pero, sobre todo de fútbol, deporte del que Manolo, es una gran aficionado, seguidor de su Ceuta y compañero de fatiga del Madrid.

Charlar con mi profesor, hoy gran amigo, Manuel Pleguezuelos, es un gran placer por la riqueza de sus conocimientos y por esa conversación que es capaz de mantener en cualquier lugar y en cualquier momento salpicada, en ocasiones, con anécdotas de esas que te hacen reír. Recordar el ayer lejano, es nuestro deporte favorito, en esas charlas que mantenemos.

Manolo, nos queda poco para vernos por la Marina y echar nuestro rato de charla y ni te cuento, lo que tenemos que hablar sobre el Madrid de nuestros amores. Hasta dentro de unos días, amigo.

He dejado para el final, puesto que fue él quien cerró con broche de oro esas tres conferencias, a Manolo Olivencia.

Para poder explicar, con la suficiente claridad, el gran afecto que siento por la familia Olivencia, necesitaría un espacio del que carezco.

El afecto, es un sentimiento que tiene difícil explicación, porque se lleva en el corazón y el corazón, desgraciadamente, siente pero no puede expresar, con palabras, esos sentimientos que te invaden todo el cuerpo.

Vi en la tele como Paco, se prestaba a hacer la presentación de Manolo por el que siente un cariño desmedido y, a la vez, una gran admiración.

Cosa lógica que, Paco, tenga ese gran cariño y esa admiración porque Manolo es, sin duda alguna, ese hermano mayor que a todos nos hubiése gustado tener para poder presumir de hermano.

Ese hermano como, Manolo, culto, inteligente, agradable, con una personalidad arrolladora, amigo de sus amigos, admirado por sus enemigos,si es que los tiene y, sobre todo, honesto. O sea, para entendernos, de una vez por todas, Manolo, es de esa personas quese muestran en la vida, como un ejemplo a seguir y a quien todos nos gustaría, parecernos aunque sea un poco.

Rondeño de nacimiento, ceutí de corazón, sin renunciar a la tierra que le vio nacer, uno se atrevería a decir que por accidente, a la que ama y quiere, tiene su corazón repartido entre dos amores, a partes iguales, Ronda y Ceuta por eso, cada vez que tiene la oportunidad de venir a esta tierra que la considera suya, se vuelca en hablar de sentimientos.Y es que, los sentimientos, son los únicos que no pueden ocultarse y salen a flor de piel mostrando, con todas sus fuerzas, el amor que le tenemos a un pedazo de tierra.

Y eso es lo que hace, Manolo, cuando viene a Ceuta, deja aparcadas las ideas y sólo le gusta expresar sus sentimientos hacia ella

Unos sentimientos de amor hacia este trozo de suelo español. Un abrazo, Manolo.
 

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