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OPINIÓN - VIERNES, 26 DE MAYO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Juan Luis Aróstegui
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Ayer tuve la ocasión de conocer a alguien con quien mantuve una conversación limitada de tiempo pero que la aprovechamos muy bien. Y salió a relucir el nombre de Juan Luis Aróstegui. Mi interlocutor, lector de esta columna, me dijo que había notado que yo opinaba ya muy poco, o casi nada, de cómo se las gasta un político tan impopular. Y quería saber el motivo por el cual había desistido de referirme al hombre capaz de ir a un programa de televisión y chuparse el solito todos los minutos de éste.

-Bien, debo decirte que la culpa de que Aróstegui esté todos los días en los medios no es de él. Ni tampoco que juegue a ser filibustero cuando le preguntan.

-Pues dime cómo se las apaña para que no haya día donde no sea protagonista en la prensa.

-Muy sencillo: cuando llegan los periodistas a la ciudad con el lógico desconocimiento de cuanto acontece en ella, lo primero que les dicen es que en Aróstegui encontrarán a alguien dispuesto a contarles el cuento del alfajor. Y dado que es muy fácil localizarle, allá que enfilan sus pasos hacia él. Y ahí comienzan unas relaciones que perdurarán hasta que el profesional se vaya de la ciudad. Porque para los recién llegados resulta vital rellenar unas páginas o poder darles vida a un programa de radio o televisión.

-Bueno, pero todavía no me has respondido a la pregunta de por qué ya no lo analizas como antes.

-Muy sencillo: Aróstegui está convencido de que es muy inteligente para manejar con soltura sofismas, paradojas y contradicciones. Y vive entregado a esa tarea. Que, sin duda, le reporta pingües beneficios. Incluso tiene sometido a su voluntad a una minoría de seguidores, muchos de ellos colocados a dedo por él y que lo ven como a una figura política incomprendida y maltratada en las urnas por una mayoría de ignorantes ciudadanos.

Es decir, cuando hablas con sus partidarios, lo primero que destacan es el enorme cociente intelectual de su guía. Ya que Aróstegui para esa clase especial de la ciudad es una especie de caudillo nacido para conducir esta tierra por los caminos de la prosperidad. Y no entienden, bajo ningún concepto, que lo hayan pasado por encima Fráiz y Juan Vivas, entre otros. Tampoco entienden, o no quieren, que bajo ese disfraz de progresista se esconde la personalidad de quien gusta del ordeno y mando y que es atrabiliario y tronante, en cuanto se hace con los mandos de algo. Y si no que se lo pregunten al secretario general de CCOO, José María Fidalgo.

-Sin embargo, Manolo, todos los jueves pone de vuelta y media a Juan Vivas y éste jamás osa responderle. Ello es algo que no entiendo. Pues no es la primera vez que lo califica de cobarde y otras lindezas.

-Es muy fácil: Vivas conoce muy bien a Aróstegui. Y sabe que conviene tenerlo escribiendo y perorando. Porque cuanto más visto se haga menos ciudadanos lo votarán. Ya que sus prédicas están repletas de argumentos falsos con apariencias de verdaderos. Además, muchos partidarios de Aróstegui están colocados en el Ayuntamiento. Y les va muy bien con que Juan Vivas sea el manda de la Casa.

-¿Podríamos decir que Aróstegui esta haciendo de tonto útil?

-No. En absoluto. El hombre del PSPC sabe a qué juega y no lo hace en balde. Nunca hizo nada sin ganancias. Y seguro que Juan Vivas conoce sus debilidades y procurará cuidarlas. He aquí un ejemplo: durante mucho tiempo ha estado criticando las actuaciones de Jerónimo Nieto, como delegado del Gobierno. Pues bien, ahora sale diciendo que es una injusticia haberlo cambiado. Así que ya está sirviendo a la causa del PP. Por cosas así, dejé de escribir de él.
 

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