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OPINIÓN - MARTES, 30 DE MAYO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

El candidato Vivas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Ya han sido ratificados por el Comité Electoral Nacional todos los candidatos a a la presidencia de las autonomías. Un acto que ha sido presidido por Javier Arenas en Madrid. Y al que Juan Vivas ha asistido como triunfador de las últimas elecciones.

Lo peor que tiene comenzar en cualquier actividad pública con un éxito clamoroso, es, sin duda, que la gente piensa siempre que lo conseguido es fácil y que puede volver a ser repetido por el hacedor de lo que fue calificado, en su momento, de extraordinario. Es el caso del presidente de la Ciudad. Y ello es algo que éste sabe muy bien y que, sin haber cambiado ningún tipo de impresión al respecto con él, me atrevo a decir que es una de sus mayores preocupaciones, actualmente, al margen de los muchos problemas con los que ha de enfrentarse cada día.

Porque no hay cosa peor que sentir la presión del ganador que está obligado no sólo a serlo sino a obtener el triunfo de manera destacada y, mucho mejor, si lo logra arrolladoramente. Es, desde luego, el peaje que ha de pagar cualquiera que, de la noche a la mañana, se convierta en figura de alguna actividad. De ahí que, por manida que esté, todos echemos mano, cuando la ocasión lo requiere, de esa frase que dice que lo difícil no es llegar sino mantenerse.

En el caso que nos ocupa, conviene decir que los ciudadanos están convencidos de que Juan Vivas, dentro de un año, seguirá siendo el presidente de todos los ceutíes. Quienes opinan lo contrario, con todos mis respetos para ellos, desatinan. O bien se han puesto en las manos de echadoras de cartas.

Por lo tanto, la única emoción que existe en todo lo relacionado con este asunto, radica en pronosticar si el tirón personal del candidato le servirá para superar los resultados de hace cuatro años, si los igualará o bien perderá varios escaños. Se ha repetido hasta la saciedad que el atractivo de Juan Vivas, como persona y político, es muy superior al de las siglas de su partido. Lo cual no es moco de pavo. Y significa que sigue siendo el mejor aval para un PP que sabe a ciencia cierta, que es un presidente tenido en alta consideración por la ciudadanía.

Cuando escribo acerca de lo que significa Vivas en Ceuta, me consta que otros políticos arrugan el entrecejo y gustan de disparatar contra mí. Pero yo me limito a expresar aquí, como buenamente puedo, una situación que vengo constatando desde hace ya varios años: los ciudadanos, casi en su totalidad, estiman a su presidente, incluso cuando yerra.

En casos así, cuando alguien es aceptado y querido por el pueblo y se acuesta y se levanta en posesión de tan grande beneplácito popular, a las personas de la oposición no les cabe más que cumplir dignamente con sus obligaciones y rogar por que las cosas cambien.

Y tendrán que hacerse a la idea de que pasarán los años sin tener la menor oportunidad de desbancar a Juan Vivas de la presidencia. Aunque debe de ser frustrante admitir lo que estoy diciendo. Y hay más: lo digo de un una persona con quien he tenido varios desencuentros. Y con la que he estado sin hablarme durante una eternidad. Situación conocida por muchos en la ciudad, pero que la recuerdo para que los atrevidos no se pasen de la raya y se metan en el socavón de las contras que conducen a medir la lona.

Ahora bien, aunque el candidato Vivas no tenga enfrente líderes capaces de disputarle la presidencia hasta ponerlo al borde del disparate, sí le espera una tarea que ha de afrontar cuanto antes y sin que le tiemble el pulso: hacerse cargo de las listas electorales y escribir en ellas los nombres de los 15 primeros candidatos que desea tener a su lado en el Gobierno del próximo año.
 

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