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OPINIÓN - JUEVES, 2 DE NOVIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Vuelta al redil
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

En los últimos días, hemos sido testigos de cómo un político que estaba arrumbado en el desván de los trastos viejos, Jesús Fortes, ha sido usado, tras los acuerdos convenientes, para demostrar que en el Partido Popular la unión entre todas las facciones está por encima de las diferencias que han mantenido y que siguen manteniendo. Diferencias que acabaron con la carrera política de Jesús Fortes. Bueno, también es cierto que detrás venía, parafraseando a Fernando Hierro en relación con Raúl, un Ferrari de la política que pronto iba a llevarse a la gente de calle y poner al PP en condiciones de avasallar en las urnas a los demás partidos.

Ante la irrupción fulgurante de un Vivas decidido a convertirse, entonces, en un profesional de la política, poco podía hacer Fortes ni nadie del partido en aquellos momentos. Llegó el funcionario, tan admirado por Ricardo Muñoz, con la fuerza que le proporcionaba saber más que nadie de los políticos y, por supuesto, avalado por una aureola de bonhomía y de conocimientos, que se habían encargado de propalar quienes nunca pensaron que Vivas podía convertirse en un serio competidor de ellos.

Decía que Jesús Fortes, a la chita callando, tenía pactada su presencia en el acto donde Juan Vivas iba a ser presentado como candidato a la presidencia del Gobierno de la ciudad. Porque, de no haber sido así, no me hago a la idea de que el ex presidente hubiera accedido, por amor al arte, a representar un papel que, a buen seguro, le acabó produciendo lo que los médicos llaman distonía neurovegetativa. Es decir, un ataque de nervios, gases y bilis juntos, causante de gran trastorno y malestar, por motivo evidente: tragarse un sapo de proporciones gigantescas.

Ay, Jesús, con la de veces que hemos hablado de lo tuyo. Sí; pues a mí, que nunca te debí agradecer nada, pero que supe aguantarte cuando ibas como un alma en pena contando tus desventuras, me parece muy bien que hayas vuelto al redil. Y me parece muy bien que te hayas prestado a ser usado en un acto tan importante para tu partido, por algo tan simple: las circunstancias por las que todos hacemos, a veces, lo que nos repatea y que jamás hubiésemos deseado pasar por semejante trance, son ajenas a los demás.

Espero que las tuyas, me refiero a las circunstancias, no sean por motivos económicos. Algo que descarto, en cuanto me da por pensarlo, debido a que tu situación laboral, ganada a pulso, no da pie a pensar lo contrario. A mí me parece que el paso que has dado tú, Jesús Fortes, al subir al estrado en un acontecimiento hecho a la medida para Juan Vivas, y en el cual sobraron algunas chabacanerías que no venían a cuento, es pensando en volver a ejercer algún cargo que en tu partido hayan creído que te puede venir como anillo al dedo.

Ya verás, Jesús Fortes, por más que ahora te hagas el sueco, que llegado su momento justo, se anunciará una conferencia de prensa para airear a los cuatro vientos que te han nombrado manda de cualquier cosa. Una especie de canonjía con la que distraerte y que puedas sentirte válido. Ya que a los ex presidentes hay que evitarles los arrumbamientos para que no enmohezcan a paso de legionario

Por lo tanto, y aunque te repito que nunca me diste motivos para estarte agradecido, cuando estabas en el pináculo de una gloria que ya amenazaba batacazo, te diré que me alegro del paso que has dado. Un paso que debió de costarte sangre, sudor y lágrimas. Pero que seguro que pensaste, a la hora de decidirte, que los duelos con pan son menos duelos. Di que sí, Jesús. Que pronto El Faro empezará a cebarse de nuevo contigo. Es el precio que pagarás por volver a ser alguien en el mundo de la política. Aunque peor te habrá sido el ostracismo vivido. ¿Verdad?
 

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