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OPINIÓN - DOMINGO, 5 DE NOVIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Los experimentos, mejor con gaseosa
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Porque la gaseosa es inocua, aunque más lo es el sifón y más aún la tónica que es sifón con quinina por si acecha la malaria evitar la cagalera. Muy british la tónica y muy del Gran Imperio de Su Majestad, la descansada y fea reina Victoria. ¿Qué la tónica tiene un regusto amargo?.Vale, pues hagamos el experimento con sifón o con gaseosa La Casera de toda la vida, pero sin alargarla ni amalgamar, por ser disfrutotes y por puro chauvinismo, un tintorro de verano.

¿Qué a que viene tanta disertación sobre bebidas gaseosas que, encima provocan incómoda aerofagia? Pues no es por las ventosidades ni los eructos residuales, sino por la expansión del recién nacido partido de Ciutadans de Albert Boadella y Arcadi Espada, al resto del territorio nacional. Porque es una realidad populista y antinacionalista no extrapolable más que al País Vasco, es decir, a lugares comanches donde campa a sus anchas el mierdoso y malvado nacionalismo independentista. De hecho, la oferta de esta jovencísima e ilusionante formación que ha rapiñado tres escaños al PP porque el socialista vota socialismo, por poco atractivo y mindundi que sea el candidato, la oferta de Ciutadans, transformada en Ciudadanos en el resto de nuestra España, aparece descafeinada, porque falta el acicate del “luchar contra” que le da su razón de ser y de existir.

Y encima pueden equivocarse y mucho, porque, en lugar de permanecer aferrados a un populismo con el bienestar social, el españolismo y la seguridad como banderas, se han vuelto un pelín más ambiciosos y ya se comienzan a definir “de centro-izquierda” es decir, continúan “socialdemócratas liberales” y añaden “aunque ignoramos el término medio entre centro izquierda y centro derecha”. ¡Cáspita! Como diría el Capitán Trueno, estos tipos lo quieren ser “todo”. Ellos pueden diluirlos e ignorarlos, pero el pueblo soberano es muy consciente de los límites entre centro izquierda y centro derecha, que vienen a ser una izquierda y una derecha un poco acomplejadas y vergonzantes y bastante indefinidas a la hora de asumir con entereza su ideología real.

El latiguillo “somos el centro” está tan manido y lo tenemos tan mamado que, como estrategia de marketing para tratar de captar los votos de “todos” los moderados, sean del signo que sean, no sirven, mejor definirse sin tapujos, de forma honrada, honesta y clara y no confundir ni engañar a nadie. Ser eternos efebos, sin regresar a la tierna infancia o discurrir hacia la madurez es biológicamente imposible y tratar de centrar en la nada “ni de izquierdas ni de derechas” la política es una mamarrachería oportunista y poco respetuosa para con la inteligencia del electorado. Cada cual sabe, conoce y asume su tendencia y vota en consecuencia.

Los Ciudadanos con su atractivo Albert Rivera ofertan No-Nacionalismo y las víctimas de los excesos y de la exclusión les votan, porque alzan una bandera con rigor y con hombría y son por ello políticamente incorrectos. Pero en el resto de la Nación, excluyendo al otro lugar en conflicto, no hay problemas con nacionalismos acérrimos y no encuentran en los jóvenes Ciudadanos más que “socialdemócratas” es decir, un espectro ocupado por la buenísima gente que queda votando al recuerdo de Felipe y de Guerra, en los años dorados del socialismo, donde a nadie se le ocurría publicar en los periódicos esquelas recordando a los caídos y pidiendo justicia por ambos bandos, los años de la reconciliación y de la unidad total de los españoles. Y se definen al tiempo “liberales” siendo el liberalismo una ideología distinta del socialismo que lleva aparejada la socialdemocracia.

La oferta no tiene el suficiente tirón. Los pocos liberales que existen en España votan a un PP al que todavía le cuesta asumir su rol de gran partido Conservador de España y a mucha honra, porque es conservador y es honrado en sus propuestas, por mucho que se columpie en algunos lugares ejerciendo la dedocracia y premiando lealtades antes que seleccionando carismáticos. ¿Quiénes quieren los Ciudadanos que les voten? Comenzaron con un claro mensaje conservador y una feroz oposición al nacionalismo y consiguieron noventa mil votos de antinacionalistas. Pero ¿Qué van a ofrecer, por ejemplo, en Málaga?. Porque aquí ya han hecho su presentación, encabezados por un joven tan delgado que parece evanescente y que parece postular un centro izquierda “menos” izquierda que el socialismo pero sin llegar al centro derecha del PP, encima laico, por lo que los católicos, que nos sentimos bastante amenazados y perseguidos por el régimen actual, no les votaremos y Andalucía es cristiana a tope, rociera y cofradiera y nunca ha corrido el riesgo, ni nos interesa, el nacionalismo.

Pienso que, si se presentan en Ceuta, puede que no se coman un colín, a no ser que desplacen algunos votos socialistas u oferten un discurso atractivo y rompedor. Tanto como el antinacionalista que les va a hacer acumulando votos en las catalanas, aunque si hubieran sido astutos y hubieran evitado definiciones, quedándose, por ejemplo, en un concepto tan evanescente y poco ofensivo para todos como es el simple liberalismo, sin hacer alusiones a la izquierda ni al laicismo, hubieran arramblado con votos de todas partes, con “todos” los votos del hartazgo y de la empachera catalanista. Mejor para ellos no dispersarse o tener los cojones de presentarse en el País Vasco y aguantar lo que han aguantado los cargos políticos populares y socialistas, aterrados y acosados en un ambiente guerracivilista que nadie jamás ha querido reconocer. Mientras en Diputaciones, Ayuntamientos y demás en manos peneuvistas o batasunas, destrozaban los dineros sin consecuencias ni riesgos malayos. En política, los experimentos mejor con gaseosa, o agua de seltz que es sifón o tónica con su miajita de quinina, pero el experimento de captar votos con mensajes difusos no suele ser fructífero. En Barcelona han arramplado con noventa mil votos de castigo al PP por no ser lo “suficientemente” antinacionalista y, lo que es más importante, no decirlo con claridad, contundencia e incluso agresividad. Ahora falta saber, si en el resto de España, los Ciudadanos saben despertar idénticas pasiones o si, el pueblo, quiere castigar de nuevo a los profesionales de la política. Ciutadans existe por el voto de castigo y si no se encasillaran ellos mismos en definiciones políticas, podrían ser una alternativa burbujeante, igualita a la gaseosa la Casera.
 

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