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El retorno de los dragones copando
el edificio Cerni es realmente un hecho que, de por sí, debe
tener reconocimiento en la historia de Ceuta. Del mismo modo
que estas figuras coronaron durante décadas esta majestuosa
obra arquitectónica en su tiempo y que, se perdieron con el
paso de los años, pese a lo cual el edificio siempre fue
conocido como el de los dragones y así ha perdurado hasta
nuestros días, la recuperación de las legendarias figuras
aporta la belleza global engrandecida por un entorno
realmente coqueto y muy visual que completará una zona que
marcará la funcionalidad de un espacio urbano destinado al
esparcimiento de sus ciudadanos.
La recuperación de edificios notables de nuestra ciudad es,
en si mismo, un acto de culto a la verdadera esencia de una
tierra como la nuestra tan bella y tan agraciada. La
permanente imagen de gruas en el paisaje urbano de Ceuta no
debe ser óbice para que la modernidad destruya sin compasión
ese espíritu arquitectónico que inunda algunos puntos
concretos de nuestra ciudad y que, además de luchar por su
conservación, debe ser objeto de especial protección por
parte de la administración. No hay ciudad que se precie que
no disponga de sus edificios más emblemáticos perfectamente
conservados.
El edificio Cerni, más conocido como el de los Dragones, de
propiedad privada, es uno de los de mayor relevancia y su
remodelación llevada a cabo por la familia Behamú con la
pequeña colaboración de la Ciudad Autónoma es realmente un
gran regalo a los ceutíes. La belleza visual que nos aporta
el restaurado edificio es espectacular y merecerá la pena el
paseo por una zona que el Gobierno local se ha empeñado en
recuperar para el ciudadano.
Tras el edificio Cerni, son varios los ejemplos
arquitectónicos que en Ceuta pueden ser sometidos a
restauración. Se trata de eficios que marcan una forma de
hacer en los inicios del siglo XX y que caracterizaban a una
ciudad en pleno desarrollo y potencialmente rica. No es malo
pensar en mantener viva la llama de aquel espíritu de
prosperidad de la Ceuta de mediados del pasado siglo.
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OPINIÓN / EDITORIAL
