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CULTURA - SÁBADO, 18 DE NOVIEMBRE DE 2006


Lorente, De Miguel. el pueblo

literatura / entrevista
 

“Un niño de acogida
no habla del orfanato”

La docente Maribel Lorente
publica ‘Anastasia contenta’
 

CEUTA
Elsa Cabria
elsacabria@elpueblodeceuta.com

Tres meses en el verano de 2005 sirvieron a Maribel Lorente para escribir un libro de 34 relatos sobre las vivencias que experimentó mientras acogía a una niña ucraniana. Bajo el título ‘Anastasia contenta’, la profesora del ‘Miguel Hernández’ ha impreso negro sobre blanco el complejo proceso de adaptación y el sendero educativo que tuvo que recorrer de la mano de la menor para que volviese a interiorizar el concepto de ‘familia’. La clave está clara: “El deber de un adulto es mantener las mismas normas que con sus hijos y no dejarse doblegar ante el chantaje emocional que caracteriza estas situaciones”.

Anastasia llegó a Ceuta con diez años, “aunque aparentaba ocho por las carencias alimenticias”. Tenía el pelo encrespado y el color de su piel denotaba falta de vitaminas. Era su primer y último viaje de acogida desde el orfanato de Lugansk porque a su vuelta a Ucrania, su padre iba a ganar un recurso judicial y se la llevaría con él. Aún así, el verano cimentó un gran número de valores sociales en Anastasia mientras ganaba peso. “Engordó más de tres kilos que le faltaban”, apunta Lorente.

La familia compró ropa y juguetes a la niña para normalizar su primera estancia lejos de su país. Sin embargo, lo que al principio era una pequeña retraída acabó por mostrar una personalidad “aduladora”. Y es que “cuantas más prendas, juegos, chucherías o refrescos, más quería; porque al final un niño es un niño”.

29 años de experiencia docente en la franja sur española sirvieron a Lorente para lidiar con la menor y ayudarle a comprender que ella, aparte de derechos, también tenía deberes. “Usaba la picaresca para manejar la situación y me exigía ser muy paciente”.

Una familia de postizo que, “tras crear un lazo afectivo fuerte”, hace que los niños “presuman de familia”.

Uno de los temas más llamativos de la experiencia personal de los menores es su punto de partida: Los orfanatos. Una imagen preocupante ronda la percepción general de estos lugares. No obstante, Lorente señala, que de su vida privada y del orfanato “no cuentan nada, y mucho menos negativo”. Y es que, según explica, en Ucrania se da gran importancia a la educación cultural y se impulsan todas las facetas artísticas en los niños. “Hay pocos medios, pero se intenta”. En diciembre vuelve, por cuarta vez desde Uman, Oxana, su otra niña de acogida.
 


La generación del futuro más incierto

La autora presentó ayer, en el salón de actos del Ayuntamiento, ‘Anastasia contenta’. Estuvo acompañada del vocal de la Asociación de Niños Ucranianos de Acogida (ANUA), Juan Luis Callejo, y de miembros de la asociación que preside: DIGMUN. La creación del colectivo, a primeros de 2005, estuvo marcada por la decisión de Lorente de acoger a Anastasia.

Respecto a su futuro, prefiere no adelantarse. “La generación de ucranianos de acogida aún no ha alcanzado la mayoría de edad. Si a los 18 años, son adoptados, las posibilidades se amplían”.
 

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