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SOCIEDAD - DOMINGO, 19 DE NOVIEMBRE DE 2006


Navazo (I) Y El Othmani. archivo

MARRUECOS / reuniones
 

Mohamedia. Tercer congreso
de ‘Al Islah Wa Tajdid’

El MUR (Movimiento Unidad y Reforma), corriente dominante y corazón
ideológico del Partido de la Justicia y
el Desarrollo (PJD), celebró su tercer
congreso los días 4 a 6 de este mes
 

CEUTA
J.L.Navazo
jlnavazo@elpueblodeceuta.com

Esta vez, al contrario que en julio, no me ha sido posible asistir a este importante evento. Porque, efectivamente, el tercer congreso del MUR se ha celebrado en un clamoroso clima de expectación tanto a nivel interno como puertas afuera de esta formación clave en la futura gobernabilidad de Marruecos.

Todos los indicios apuntan a un resultado mayoritario a favor del Partido de la Justicia y el Desarrollo del que el MUR (“Movimiento de la Unidad y Reforma”) es su corriente dominante en las elecciones previstas para el año 2007.

En este clima casi preelectoral que ya se está viviendo en el vecino país, el tercer congreso del MUR (fundado en 1996 tras su fusión con la “Liga del Porvenir Islámico”) ha intentado marcar las cordenadas. Como ya es tradicional en todas las formaciones islamistas, las jornadas se inician con la salmodia de los versos del Corán por un reconocido predicador, a la vez que la disciplinada organización ordena el espacio dejando siempre, como no podía ser menos, un lugar “islámicamente correcto” para la oración colectiva, que militantes y simpatizantes siempre agradecen. Tanto el reparto de vituallas como el de publicidad está también debidamente cubierto. Si la gestión política la llevan con el mismo esmero que sus encuentros, no cabe duda que insuflarán un nuevo aire en la enrevesada burocracia administrativa del país.

Del extranjero acudieron numerosas delegaciones de formaciones políticas amigas y hermanas, algunos de cuyos representantes intervinieron en las sesiones del congreso: tal fueron los casos del saudí Fhad Ben Selmane, afamado predicador de prestigio internacional, el doctor Abderrahman Aâjmi, miembro de la secretaría de la conferencia mundial de jóvenes islamistas y del comité de ulemas musulmanes, el director de formación de los ulemas de Maritania, “alem” Mohamed Hassan Ouald Dadou, el “cheikh” senegalés Mohamed Mustafá y, particularmente por lo que a nosotros respecta, Chakib Ben Makhlouf, presidente de la Unión de organizaciones islámicas en Europa. Con todo, la intervención más esperada y aplaudida (aunque seguida a veces con notorios silencios) pese a sus controvertidas palabras a ojos occidentales fue la del secretario general del Congreso Panárabe Islámico, Khalid Sefiani, al solidarizarse sin distinciones ni matices con el sufrimiento y la lucha de los pueblos palestino, libanés e irakí: “Si el movimiento por la independencia, la lucha por la dignidad y la defensa de nuestro honor están consideradas como terrorismo, yo pido a Dios mantenerme en esta vía en tanto que terrorista (...)”.

Tras la presentación del presidente saliente del MUR, Mohamed Hamdaoui, tuvieron lugar las sesiones para renovar la secretaría formada por dieciséis miembros (frente a los veinticuatro de la secretaría general del PJD). Entre los nuevos responsables se encuentran dos mujeres (una de ellas también en la secretaría general del PJD) y un conocido responsable nacido en Ceuta. Tres de los nuevos miembros lo son también de la s.g. del partido. El presidente elegido es Mohamed Hamdaoui, aunque el “hombre clave” y auténtica correa de transmisión entre el MUR y el PJD sigue siendo el director del diario “Attajdid”: el histórico Benkirán.
 


¿Hacia dónde va el PJD?. Esa es la pregunta del millón
 

Sí, porque donde va el MUR allá irá el Partido de la Justicia y el Desarrollo. No es lo mismo pero lo parece. Algo así como el tronco y las extremidades de un mismo organismo. De ahí arrancan algunas de las críticas más acervas a la influyente formación islamista: su doble lenguaje. Por un lado “habla el MUR” y “por otro” el PJD...

Anteayer todavía tomando un té, un buen amigo y miembro también del comité de relaciones exteriores del partido, Mohamed Belhasen, se esforzaba en aclararme esta realidad bifronte. “El MUR habla de la vida religiosa, del Islam, mientras que nosotros -el PJD- tenemos un discurso básicamente político, otra cosa”.

También abordamos el concepto final de democracia islámica, la “shura”, mientras llamaba mi atención sobre el importante matiz que individualizaría al MUR de los clásicos movimientos islamistas. Estos apostarían, todos lo sabemos, por un “Estado islámico” mientras que el objetivo del MUR -en palabras de su nuevo presidente, Mohamed Hamdaoui- sería “retomar la religión para llevar la virtud a la sociedad”.

Por lo demás, la estrategia del equipo recién elegido pivotaría sobre cinco sectores.

- La llamada a Dios (Allah).

- Educación y formación.

- Producción científica y artística.

- Comunicación y relaciones públicas.

- Recursos financieros.

En la sombra mediática, las poderosas figuras de Ahmed Raissuni (todavía en el “exilio dorado” de Arabia Saudí, dirigiendo el ambicioso proyecto de una “enciclopedia de la jurisprudencia islámica”) y el díscolo pero influyente Mustafá Ramid que podrían conformar, a su estilo, el “ala radical” de la formación.

Templando gaitas el poderoso y pragmático Benkirán, el histórico eslabón con el “Majzén”...
 

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