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OPINIÓN - JUEVES, 23 DE NOVIEMBRE DE 2006

 
OPINIÓN / EDITORIAL

El MAP, el CES y los presupuestos

La jornada ha venido protagonizada por tres hechos muy marcados, que no son nada nuevos para los seguidores de la información general de nuestra ciudad, pero que se han convertido por sí mismos en las tres noticias de mayor relevancia de las acontecidas ayer en Ceuta.

El presidente de la Ciudad Autónoma con un discurso, una vez más, moderado -como así se reconoce expresamente así mismo-, escenificó ante los medios de comunicación la sorpresa y la decepción con la que se ha recibido la respuesta del Ministerio de Administraciones Públicas. El MAP de Jordi Sevilla le ha jugado a Ceuta y a Melilla, a nuestro parecer, una manifiesta faena en tanto en cuanto se ha negado mínimos perfectamente asumibles por el Estado para ambas ciudades.

Es, sencillamente alucinante, el hecho de que el Gobierno Central siga “estudiando” la petición de una mayor competencia para Ceuta en Urbanismo. Sencillamente porque lo que ha solicitado la Ciudad Autónoma, no es ni mucho menos lo que se le respeta a las distintas Comunidades en sus respectivas transferencias. El ‘Estado’ de este nuestro país que representa el Gobierno Zapatero, está negando a Ceuta el mínimo de los mínimos, es decir ni tan siquiera contar con los derechos con los que cuenta cualquier municipio de España de más de 50.000 habitantes. Esa es la muy penosa y reprobable realidad. Alguien deberá, en coherencia, reconducir este tránsito hacia la cordura, máxime teniendo en cuenta el renovado ofrecimiento de Vivas a la moderación no exenta de firmeza en las profundas convicciones de solicitar lo justo para su tierra.

Mención aparte merece el CES que ya ha elaborado su dictamen sobre los presupuestos generales de la Ciudad para 2007. Análisis valorado por el Gobierno que atenderá sin niguna duda las recomendaciones por el órgano que está, precisamente, llamado a emitir objetivamente sus apreciaciones sin presiones de ningún tipo y con la garantía de no servir a intereses ni defender bandera alguna más que la de la coherencia añadida a la vocación de servicio.
 

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