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OPINIÓN - LUNES, 27 DE NOVIEMBRE DE 2006

 
OPINIÓN / DAR RIFFIEN

“Perreando” por Tetuán

Por J. L. Navazo

¿Se acuerdan de Dunia, la hija secuestrada de la maña Belén Tapia?. Escribía yo el otro día (vea el lector El Pueblo del 22 del corriente) comparándola con el Universo, pues esa sería la traducción en árabe. No tengo al día de hoy noticias fidedignas sobre ella (Mhedi Flores está missing, inlocalizable) dado que al final no pude viajar a Rabat, ignorando por tanto si han localizado en Casablanca a la desaprensiva familia del padre (sobre el que pesa una orden de busca y captura de la Interpol) y si han materializado la entrevista prevista para el pasado miércoles a las 11.00 hora local con el doctor Khatib, uno de los pesos pesados del país con la intención de que éste -históricamente muy próximo a la Casa Real alauí- les allanara una audiencia con Mohamed VI, a fin de sensibilizar sobre este drama humano al jóven monarca de nuestro vecino país del sur. También me consta otra vía de aproximación al sobrino de Don Juan Carlos a través del embajador del Reino de Marruecos en la capital de España, el norteño Omar Azzimán. Seguiremos en ello.

Volviendo a nuestros pagos y mientras perreaba a mi aire por las calles de Tetuán, tuve ocasión hace bien poco de volver a entrevistarme con medios muy próximos a militantes de la salafiya yihadiya, pues además de intentar desde ya hace tiempo-y no es precisamente fácil- un seguimiento a los mismos intento explicarme los “motivos” que pudieran arrojar algo de luz sobre ésta emblemática ciudad, la novia de la Yebala, como uno de los “polos emisores” más importantes de Marruecos, además de la región de Oujda, en este sangriento tráfico humano. Ahí va un dato: según el diario irakí Al Zamane (“La Epoca”) otros dos jóvenes procedentes de Tetuán se habrían inmolado la semana pasada en Baquba, ciudad situada unos 50 kms. al nordeste de Bagdad. Lo que llama la atención -desmontando la teoría en boga tan políticamente correcta de la ignorancia y la pobreza como factores desencadenantes- es el nivel intelectual de muchos de estos muchachos, licenciados universitarios ( alguno de ellos ingeniero superior) y, por tanto, formados y con posibilidades de futuro. No estamos hablando ya de analfabetos. Las comparaciones son, a veces, odiosas pero elocuentes: los pobres de solemnidad de Centroáfrica, la India o de las favelas de Brasil no se inmolan..., mire el lector por donde. En el caso de Tetuán el factor clave para mí radicaría en la ideología sutilmente inoculada a través de la religión, en este caso una interpretación adulterada, forzada y al margen de las corrientes mayoritarias del Islam: efectivamente, una sesgada y manipulada lectura del Corán -más la trilogía formada por petrodólares, parabólicas y ciertos fanáticos predicadores- estaría detrás de esta locura.

También mantuve una agria y dura polémica al rechazar tajantemente para estos suicidas de Dios -de su idea de Dios, naturalmente- el heroíco concepto de kamikace: kamikaces (literalmente Viento Divino) fueron en la II Guerra Mundial aquellos militares nipones que, forzados por las circunstancias (una acentuada penuria de medios ofensivos), se lanzaron a bordo de aviones y torpedos marinos sobre, generalmente, navíos de guerra norteamericanos. Es decir: soldados uniformados, en máquinas perfectamente identificadas con el Sol Naciente en su fuselaje, se lanzaban sobre objetivos enemigos estrictamente militares tras tomar, ritualmente y en una sencilla ceremonia, un vasito de sake (licor de arroz). Nada que ver pues, es obvio, con estos terroristas de inspiración islamista que se mimetizan con la sociedad civil no dudando en utilizarla, cobarde y arteramente, como escudos humanos.

En varios círculos se comentaba, con precaución, la nutrida asistencia de familiares y simpatizantes al entierro del conocido terrorista Zakaría Miloudi, muerto a los 36 años de una crisis asmática aguda en el centro hospitalario Idriss al que había sido trasladado, dado su grave estado, desde la prisión de Kenitra. Eso de que el entramado yihadista salafista son poca gente y están medio desarticulados no se lo cree nadie. Miloudi, aventajado alumno de Fizazi, el tangerino emir de la sangre, habría ordenado el 24 de febrero de 2002 lapidar públicamente en el barrio casablanqués de Sidi Moumen a una persona. En cuanto al terrorismo islamista no hay que engañarse, viene incubándose desde hace años y va para rato. En Marruecos el pistoletazo de salida fue el oscuro asesinato, todavía sin aclarar, de Omar Benjellún el 18 de diciembre de 1975 a manos de la hasta entonces permitida Chabiba Islamiya (Juventud Islámica), que marcó un antes y un después en la historia del islamismo radical y terrorista en el país.

También tuve tiempo, faltaría más, para acercarme al Consulado General de España en Tetuán con la idea de darle un cordial apretón de manos a su titular, el diplomático Javier Jiménez Ugarte. Como recordarán los que atentamente me siguen al uno y otro lado del Tarajal, el cónsul y el que esto suscribe mantuvimos públicamente algunas diferencias. Por cuestión de minutos no tuvimos el otro día el gusto de saludarnos -porque conocer sí nos conocemos-, pues mi intención no era otra que limar asperezas y mantener una distendida conversación disipando, de esa forma, cualquier malentendido que hubiera podido producirse dado que ambos somos personas apasionadas, sinceras y con sólidos principios. Por lo demás, sospecho, a nuestro cónsul le vienen algunas cosas ya dadas, a modo de herencia y que en cualquier caso trascienden la dinámica consular saltando a la relación directa entre estados: los reinos de España y Marruecos en este caso. Fui de todos modos -y como siempre- cortésmente atendido (aunque esta vez no tomé café, ya llevaba varios encima) por el canciller, Jesús Cuartero, veterano en el destino y hombre afable y observador, con el que tuve ocasión de entablar en su despacho un denso y ameno charloteo que se prolongó durante un buen espacio en el tiempo.

Es curioso, porque tuve el honor de hablar en nombre de Jiménez Ugarte (al wali de la Provincia y a mi buen amigo Alí Raisuni, destacado miembro del Consejo de Ulemas del Reino no podía decirles que no), por entonces recién llegado a su destino, el pasado 10 de agosto en Xauen en el marco del X curso sobre Cultura y Civilización Islámica en el que tuve ocasión de participar y que, con carácter anual, organiza la sección local de la asociación Daw´a Islámica con sede central, por cierto, en Libia. En síntesis, para la clausura las autoridades locales habían amablemente pensado con la presencia de nuestro cónsul en Tetuán pero Jiménez Ugarte, que debe también atender el consulado de Larache, envió un telegrama disculpando su asistencia por motivos evidentes dado que ese día, precisamente, se encontraba cumpliendo sus obligaciones en la ciudad del Lucus. Total, que me vi inopinadamente “obligado” a subir al estrado y leer, a un distinguido y concurrido auditorio, las corteses excusas de nuestro cónsul. Más adelante tuve el gusto de conocer y saludar a Jiménez Ugarte durante su calculada y medida intervención en las segundas jornadas sobre Encuentro de Civilizaciones, que tuvieron lugar a primeros de octubre en el equipado salón de actos de la wilaya de Xauen, histórica ciudad de acreditado sabor morisco y andalusí airosamente encabalgada a los pies del yebel Megú y el yebel Tisuka y de las que también quedó testimonio en este medio.

Volvía yo a cruzar el Tarajal, camino de mi casa en Río Martín (¡hogar dulce hogar!), a la 1.30 de la madrugada del pasado sábado (¿qué horas verdad?. Venía precisamente de revisar unos articulillos que había adelantado en esta casa), cuando me encontré en el lado marroquí con la frontera patas arriba: furgones emboscados, barreras móviles y pinchos en el asfalto. Inmediatamente cruzó por mi mente el recuerdo (qué cosas, también de madrugada pero casi veinticuatro horas antes) de una verja aparatosamente tirada entrando.... Dos y dos son cuatro, total que tras una parrafada por aquí y otra por allá me entero que en la madrugada del jueves 23 al viernes 24, hacia las seis de la mañana, un coche matriculado en Ceuta (¿sería robado?) cruzó a toda pastilla la frontera arrastrando casi a dos aduaneros, embistiendo contra la valla final y escapando en las brumas del amanecer... Me cotillean que perseguido en caliente por fuerzas de seguridad españolas (ahí sí que hay total colaboración en ambos lados). A bordo del vehículo, un utilitario mediano de la casa Henry, iban al menos tres personas, una de ellas ataviada con una peculiar prenda facial junto a otros detalles que de momento me reservo, no vaya a liarla.

Aunque a veces no lo parezca yo siempre soy prudente. Prudentísimo.
 

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