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OPINIÓN - MARTES, 28 DE NOVIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Comidilla política
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Pregunté una vez, a quien creí que podría informarme, las razones por las que el Gobierno de la nación no ve con buenos ojos nombrar a un delegado del Gobierno que haya nacido en Ceuta. Y la respuesta no se hizo esperar:

-Terminaría por ceder a la presión de las personas que tratan de manejar todos los resortes de la ciudad.

-Lo que me quieres decir es que lo cogerían con el pan debajo del brazo.

-Desde luego que sí. No olvides que Ceuta es ciudad endogámica y quienes han de tomar decisiones, en cualquier aspecto, piensan muchas veces cómo ellas repercutirán en contra de sus familiares.

-Por esa regla de tres, tampoco podría ser un ceutí presidente de la Ciudad.

-Ser presidente, o alcalde, no se parece en nada a ser delegado del Gobierno. La labor del delegado es de mucho más soledad y cuando yerra, en el desempeño de sus funciones, se queda solo ante el peligro.

-¿Te estás refiriendo a María del Carmen Cerdeira?

-Ya que la has sacado a relucir, te diré que ella tuvo mala suerte con la rebelión de los inmigrantes cuando la ciudad carecía de los más elementales medios y conocimientos acerca de una invasión impensable hasta entonces.

-Mas no me negarás, por más que haya pasado ya mucho tiempo, que a la señora Cerdeira le fallaron los asesores y también le faltaron agallas para enfrentarse a quienes trataban de manejar, y aun siguen intentándolo, los hilos de los intereses por bajo cuerda.

-Insisto: ser de la tierra no ayuda a desempeñar el cargo con la libertad requerida.

-¿Actuó Luis Vicente Moro con libertad?

-A ver quién era el guapo que se atrevía a decirle dónde tenía que sentarse.

-Sin embargo, ¿no crees que llegó un momento en el cual se arrogó facultades que no le competían?

-Tal vez. Pero lo peor fue que terminó viendo enemigos en todas partes. Y, claro, comenzaron sus problemas.

-¿Qué le pasó a Jerónimo Nieto?

-Que vino con algo más que desgana a esta ciudad. Y también se vio muy condicionado por las maneras empleadas por el anterior delegado y quiso ser visto de manera bien distinta.

-No obstante, es una realidad que se le atragantó Antonia María Palomo desde que la vio por primera vez. ¿ O no es así?

-Mentiría si dijera que el político abulense no se sentía incómodo con la secretaria general de su partido en Ceuta.

-¿Es verdad que nunca soportó ese estado de vitalidad permanente de una mujer que nunca cede en su empeño de abrirse paso ante las enormes dificultades que le plantea el liderazgo de Juan Vivas?

-Sí. Jerónimo Nieto pensaba que las maneras de la señora Palomo no ayudaban mucho a la causa de acortar distancias con el PP en las urnas autonómicas. Y algún comentario debió escapársele, al respecto, en sitio inadecuado, y se encontró con la respuesta de su cese antes de lo que cabía esperar.

-¿Sabes tú si en su destitución tuvo que ver algo la gran dama del socialismo ceutí?

-No seas mal pensado. Sí, ya sé que tú miras con lupa cuanto acontece a tu alrededor, pero no creo que ella pactara nada con Antonia María Palomo.

-Ya. Dime algo, si lo consideras oportuno, de las relaciones entre Jenaro García Arreciado y Antonia María Palomo.

-Que son muy buenas. No olvides que el delegado del Gobierno es andaluz y entiende perfectamente las exuberancias de su compañera de partido.

-¿Resultado?

-Las urnas reflejarán el buen entendimiento entre ellos.

-Tú sí que sabes...
 

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