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ACTUALIDAD - SÁBADO, 9 DE SEPTIEMBRE DE 2006


Subasta de las capturas. NICOL´S.

reportaje / pesca
 

El pescado de la lonja terminó regalado en el Mercado Central

Los pescadores ceutíes no pueden hacer frente a los precios de los pesqueros marroquíes. La solución al problema:
vender todo el pescado en la lonja de Ceuta
 

CEUTA
Raúl Mariscal
raulmariscal@elpueblodeceuta.com

A eso de las siete de la mañana las cajas de jureles, caballas, sardinitas... ya se encontraban distribuidas a lo largo de la lonja de Ceuta y los marineros recogían los últimos utensilios después de una larga noche de faena que se extiende desde que cae el sol por la tarde hasta que reaparece por la mañana. No son muy gratas las sensaciones que existen, ni entre los patrones ni entre los marineros, ya que en los últimos días cajas y cajas de pescado han ido a parar al lugar del que salieron, el mar, pero casi seguro de que terminarán en el estómago de una ‘pavana’. Y eso a día de hoy no es muy rentable para la profesión.

A medida que avanza la mañana crece con ella el pesimismo: “seguro que hoy no vendemos todo lo capturado, al final lo tenemos que tirar, como ayer, más de 50 cajas al agua”, se lamenta uno de los patrones. Además todo son conscientes de que sino se vende, nadie saca ningún tipo de beneficios, ni indios ni jefes, todo el trabajo de una noche se va por la borda, la situación que se viene repitiendo desespera a todos.

La causa, una competencia con la que es difícil competir. Los fértiles caladeros marroquíes abastecen a las pescaderías ceutíes. No se puede luchar contra su bajo coste. Todo el que haya visitado el país vecino sabe de los suculentos precios por los que se puede almorzar un buen plato de pescado o marisco en Castillejo o Rincón. Y esa oferta se ha trasladado hasta los negocios de la Ciudad Autónoma.

Los pescadores se preguntan qué pasa con los controles en la frontera del Tarajal y quién garantiza el control sanitario de esos productos. Fuentes de la Delegación del Gobierno afirman que todo el pescado que entra por el Tarajal pasa el pertinente control veterinario. Todos saben que el pescado marroquí entra en Ceuta a diario, y así lo comentaba uno de los pescaderos que en la mañana de ayer se acercó a la lonja para ver el material: “yo prefiero comprar el pescado para mi puesto en la lonja, pero muchas veces existe poca variedad y los precios que tiene el pescado procedente de Marruecos son muchos más bajos, y la verdad es que nosotros tenemos que mirar por nuestro negocio”.

Desde la cofradía de pescadores apuntan como una única solución que los pescadores marroquíes que quieran vender sus productos en Ceuta pasen los respectivos controles sanitarios y vendan sus productos en la lonja de la ciudad, al igual que el resto de pescadores. de esta manera se terminaría la competencia desleal y las irregularidades que se cometen en este aspecto. Además es habitual ver a marroquíes vendiendo pescado por los mercados y los restaurantes.

Subasta

La subasta comienza en la lonja con más espectación de la habitual, parece que el viernes despierta más interés entre los concesionarios de los puestos y encargados de la restauración ya que el fin de semana atrae a un mayor número de clientes, pero también hay algún que otro particular que no desea perder la oportunidad de comprar una caja de 20 kilos de caballa por un coste casi irrisorio.

El precio inicial de las cajas grandes de caballa es de 24 euros pero al parecer nadie está dispuesto a llegar a esa cantidad, así que el precio baja hasta 18, cifra en la que algún que otro despistado se decidió a comprar, sin saber que el precio caería hasta los 6 euros la caja, precio que el patrón aceptó para no tener que tirar el trabajo de toda la noche al sitio del que vino.

Al fin y al cabo los casi 1.500 kilos de caballa que amanecían en la lonja terminaron distribuidos por los diferentes mercados de la ciudad y en algún que otro domicilio o restaurante de la ciudad.

La subasta continúa, ahora le toca el turno a los jureles, pero parece que nadie está dispuesto a pagar mucho por cada caja. La suma inicial se eleva hasta 18 euros la caja. Caras de indiferencia se sitúan delante del pescado sin ninguna intención de aceptar ese precio y entre los patrones aumenta la indignación: “no sabemos porque hay aquí tantas personas hoy, normalmente siempre vienen los cuatro de siempre, al parecer hoy hay mucha gente mirando pero nadie quiere comprar”.

Pero si la caballa llegó a venderse por 6 euros, con los jureles no pasa lo mismo. El patrón de la embarcación que el pasado jueves se pasó toda la noche navegando comenta indignado que no está dispuesto a vender su trabajo por unos precios tan ridículos: “si no pagan lo que vale el pescado va todo para arriba. Prefiero regalarlo por la calle o dárselo a los pobres que vender mi trabajo por esa miseria”.

Y así fue, más de 20 cajas de jureles, grandes y pequeños, y alguna caballa, se montaron en la furgoneta en dirección al Mercado Central. Antes de llegar al destino el patrón no se olvido de pasar por alguna asociación benéfica para dejar alguna caja.

Y esta es la historia de dos gremios que comparten la materia prima pero no las posturas, los patrones intentan vender su producto a un precio que pueda sostener su economía y la de sus trabajadores, y los pescaderos intentan comprar su producto al menor precio posible para aumentar sus ganancias. Posturas encontradas que no encuentran un punto común en el camino, mientras tanto se regala el pescado.
 


El número de pesqueros ilegales marroquíes se duplicó en agosto

El pasado mes de agosto la asociación ‘Ecologistas en acción’ denunció la existencia de varios barcos marroquíes (aproximadamente veinte) pescando a seis millas del suroeste de Tarifa (Cádiz) con artes prohibidas (redes de enmalle a la deriva) dentro de la Zona española de Protección Pesquera. El Ministerio de Asuntos Exteriores respondió a esa denuncia afirmando que había comenzado los trámites pertinentes ante el Gobierno de Marruecos. No obstante, al día de hoy, unas semanas después de la denuncia, los pesqueros españoles siguen encontrándose con el desagradable acontecimiento de que los buques marroquíes no solo continúan en aguas españolas sino que han duplicado su número.

Este método de pesca se encuentra prohibido por la UE. No obstante, España es consciente de ello y los barcos de pesca ilegales marroquíes calan las redes para pescar en pleno Estrecho de Gibraltar.

Refrescando la memoria, el arte de pesca volanta a la deriva es la más dañina de todas. Incluso después de estar perdidas en la mar durante años, debido a los materiales sintéticos empleados para su confección, siguen pescando y matando a todas las especies que se acercan a ellas sin provecho alguno.
 


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