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OPINIÓN - MARTES, 12 DE SEPTIEMBRE DE 2006

 
OPINIÓN / EDITORIAL

La Mesa de la Economía necesita más compromiso

La Mesa de la Economía se ha encontrado con un escollo importante en la figura del delegado del Gobierno. Sin su concurso, tal y como apunta el reivindicativo Aróstegui, no es posible una reforma estructural de la economía ceutí, sino tan solo la acometida de modificaciones parciales, iniciativas que prolonguen la agonía del modelo actual, mejorando puntualmente el rendimiento de herramientas concretas pero sin atajar la raíz del problema. Jenaro García Arreciado ha cometido el error de proclamar como “inasumible” un paquete de iniciativas complejas, sin haber tenido la deferencia de dirigirse al foro donde se incubaron, (con no poco esfuerzo), y explicar allí cuáles son las medidas que no se pueden cumplir y por qué. El trabajo de la Mesa de la Economía queda así despreciado y su continuidad en entredicho, ya que el diálogo social que allí se fomentaba se ha roto y cada uno ha iniciado la guerra por su cuenta.

Sin embargo, la Mesa de la Economía tendrá la oportunidad de reunirse de nuevo a lo largo de este mes de septiembre y el delegado del Gobierno tendrá la oportunidad de argumentar sus razones.

La finalidad de crear un foro de diálogo con la presencia de los agentes sociales, políticos y económicos es, precisamente, fomentar el diálogo, y si algunas medidas (el delegado debería explicar cuanto antes cuales) son difíciles de asumir a corto plazo, la obligación de los poderes públicos es centrarse en las que sean más factibles o en su caso, proponer otras más eficaces y asumibles.

El rechazo por el rechazo no se puede consentir, porque Ceuta padece la tasa de desempleo más alta de España y el futuro de un ceutí fuera de la función pública parece tarea imposible. Los agentes económicos y políticos deben reconducir el diálogo y actuar, en una u otra dirección, valorando la más conveniente, aunque sea también la más costosa. Cualquier cosa, antes que quedarse sentado esperando la debacle.
 

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